¿Cómo comenzó a trabajar con caballos?
Desde que estaba pequeño siempre me han gustado, es algo que llevo en el corazón. Estuve en equitación, iba a fincas y siempre me atrajeron, pero tenía un concepto desde mi ego de los caballos. “Que me vean en un caballo, soy el que maneja el caballo”. Unos amigos en España y en Londres comenzaron a hablarme de coaching con caballos y hace unos años me fui para España, al País Vasco, a estudiar coaching con caballos y todo lo que tenía que ver con ellos.
¿Recuerda cuál fue su primer caballo?
Se llamaba Palo Negro, un caballo de tiro, era gigante, me lo regaló un tío, pero lo mató una yegua de una patada. Después tuve a Homero, Atardecer, Damarce, Babieca y más, por ahí diez.
¿Ahora cuál es su caballo?
Todos. Trabajo con muchos, de tiro, de paso fino, de carreras, de salto.
¿Qué historias de transformación ha vivido a través de los caballos?
Muchas. Una vez trabajé con una empresa en un proceso de coaching y tuvieron un conflicto con las normas que tenemos en las dinámicas. Cuando los confronté, diciéndoles por qué rompían las reglas, descubrimos una cantidad de incongruencias que había en el trabajo en equipo.
¿Cómo es la terapia con caballos?
En el momento en que empezaban a contradecir las reglas, entre los caballos se pateaban y se mordían. Cuando encontraron que las normas se pueden seguir, los caballos tomaron la actitud de echarse al piso. De ahí invité a las personas a sacar una interpretación de la actitud de los caballos.
¿Cómo explica esa conexión que se da entre las personas que están ahí y el caballo?
Los caballos detectan las incongruencias. Si alguien está enojado, el caballo se pone bravo; si está triste, se pone triste. Ellos son como un reflejo de la emoción que tú llevas. Si todo el mundo está hablando de romper las normas, ellos sienten que hay algo malo en el ambiente y reaccionan.
Creó PazArteAmor. ¿Solo se dedica a eso?
Me dedico a PazArteAmor, dar charlas motivacionales, una comedia llamada El arte de mamar gallo y tengo una empresa de relaciones públicas que está empezando.
¿Cómo está conjugando su vida profesional con la vida de los caballos?
Todo lo que yo hago tiene una cosa en común; tienes que estar presente, en el aquí y en el ahora. Considero que todas esas cosas son un arte al que le pongo pasión.
¿Por qué invita a las personas a que comiencen a conectarse con los caballos?
Los que tenemos animales nos damos cuenta en algún momento de que son una compañía y una cosa de locos. Los caballos, por ejemplo, no mienten, no quieren ser nada diferente a caballos, no hacen planes como los seres humanos, no tienen tácticas. Si un caballo te da una patada, es porque tú lo acorralaste. Por lo general la culpa es del humano y no del caballo.