Alejandra Torres, desde Vivaldi hasta el Caribe

La violinista colombiana y el percusionista venezolano Roberto Quintero decidieron reencarnar la obra “Las cuatro estaciones”, del compositor veneciano Antonio Vivaldi (1678-1741), mezclando la música académica con ritmos del Caribe.

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23 de abril de 2020 - 02:00 a. m.
Alejandra Torres fue integrante de la Orquesta de Cámara de Caldas, donde conoció al maestro Eduardo Berrío. / Daniel Bedoya
Alejandra Torres fue integrante de la Orquesta de Cámara de Caldas, donde conoció al maestro Eduardo Berrío. / Daniel Bedoya
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¿Cuál fue la primera idea que tuvo para hacer este álbum dedicado a Vivaldi?

Todo surgió a partir de que Improvisación al verano, de mi primer álbum, Renacer, fuera tan exitoso. Desde ahí empecé a pensar que esta idea no podía quedarse inconclusa, así que decidí hacer Las cuatro estaciones. Como violinista clásica nunca lo había hecho, y quería tocarlas. Le propuse a mi productor mezclar la música clásica, sobre todo esta magnífica obra de Vivaldi, con ritmos afrocaribeños.

¿Cómo lo tomó su compañero, el percusionista Roberto Quintero?

Dijo que era un arma de doble filo, porque el público clásico está acostumbrado a escuchar la versión original de la obra, pero le pareció muy interesante porque hay varios movimientos de música clásica, como en el caso de Dudamel, que rompieron esa regla; así que quiso intentarlo.

¿Qué fue lo más complicado de hacer esa transición entre la música clásica académica y el sonido caribeño?

Después de retirarme de la Filarmónica, fue muy complicado para mí desprenderme de lo tradicional y tratar de improvisar un poco más, porque en la música clásica todo es muy cuadrado, y si uno no mira al director, no hay nada. Fue una transición larga, pero para Las cuatro estaciones ya me sentía mucho más preparada, y Roberto me ayudó muchísimo. También fue muy difícil encontrar los sonidos y el color de cada estación, sobre todo los de los animales.

¿En “Las cuatro estaciones” de Vivaldi el movimiento que más se parece al Caribe es el verano?

Por supuesto, y otoño también en la parte musical es muy parecido. Invierno es muy silencioso, y lo que a mí me pareció fascinante cuando Roberto estaba grabando en Nueva York fue la sensibilidad que él tuvo con los instrumentos de percusión, además las partes rítmicas nunca chocaron con la parte clásica de la melodía. En la clásica todos los sonidos son muy exactos, y si uno no toca una melodía de determinada manera, no está bien; me impactó que se pudieran mezclar esos ritmos de una forma tan fascinante.

En la parte de la ejecución de una obra como esta, ¿las intervenciones de Roberto Quintero en la percusión fueron improvisadas?

Algunas veces, en otras oportunidades tenía partituras a la mano. Él iba leyendo conmigo en el pentagrama y anotaba qué iba a poner en cada estación. Ya cuando estábamos grabando, Roberto anotaba sus ideas, nos llamamos cuando estuvimos separados y cada uno expuso sus intenciones. Así fue como hicimos todo este proyecto. Él se preparó durante muchos meses, literalmente se trasladó al año 1700, pero trayéndose a Vivaldi al Caribe en esa época. Nos preguntábamos: ¿cómo hubiera compuesto este italiano si hubiera conocido el Caribe?

¿Tuvo en cuenta iniciativas anteriores inspiradas en “Las cuatro estaciones” para la construcción de este álbum?

Realmente no, porque cuando quiero hacer algo, trato de no escuchar muchas voces parecidas para evitar que inconscientemente yo pueda tomar algo de ellas. Trato de enfocarme en mi parte violinística y separar un poco los proyectos anteriores. En la música clásica a veces pasa que tú escribes de una manera, pero quieres que te toquen la melodía de otra. por eso es tan importante la interpretación.

¿Cómo fue el proceso creativo de este álbum?

A mí me gusta mucho escuchar música, pero también me gusta el silencio para dejar que mi inspiración me lleve a mostrar más de mí, y eso fue lo que hicimos con Las cuatro estaciones, nos tomamos el tiempo, yo grabé toda la parte de la orquesta. Fueron dos días intensos, porque yo tocaba todo y lo pensaba muy clásico, pero fue un proceso muy bonito.

¿Cuál es la relación de los puristas frente a este trabajo?

A nosotros nos contrataron para dar un concierto en España, y la gente aplaudió muchísimo al final. La señora que nos contrató se me acercó y me dijo: “Mi esposo es el ‘fan’ número uno de Vivaldi, pero los vio a ustedes y quedó encantado con lo que hicieron”. Hemos recibido muy buenas críticas de este trabajo, y eso nos encanta, porque más allá de que la gente escuche las melodías, a la vez los hacen querer moverse, e incluso bailar.

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