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¿Cómo llega al personaje de Empera de la película ‘La Captura’?
Estaba viviendo en Londres y me propusieron hacer el personaje de Empera. Es la primera película que Dago hace en un tono distinto a la comedia y me pareció muy interesante ser parte de ese cambio. Me apasiona el cine y no dudé ni un segundo en tomar un avión y unirme al proyecto.
¿Cómo fue el proceso de construcción de su personaje?
Un personaje se trabaja a partir de la primera lectura del guión. Esa primera lectura es la que te transmite las primeras emociones de la historia. Después lo lees muchas veces más y te familiarizas con los detalles, pero lo que realmente te permite como actor construir un personaje es el entorno de la realidad, el lugar, la ropa, la atmósfera de la escena, las miradas. En La captura fue vital estar sumergidos por más de un mes en el lugar para encontrar la atmósfera que tiene la película.
¿Qué tan estructurado estaba el personaje en el libreto?
En este caso teníamos una gran ventaja, y es que uno de los directores (Dago García) es también el guionista, entonces el personaje estaba muy claro desde ahí. Tenerlo a él como director me ayudó mucho a entender qué era lo que él realmente estaba buscando de Empera, así que durante todo el rodaje fueron indispensables sus aportes y los de Juan Carlos Vásquez (el otro director) para obtener el resultado final.
¿Qué le dio usted a Empera?
Ella es una mujer humilde pero extremadamente sensual. Traté de darle mi parte más femenina a este personaje.
¿Cómo se podría describir a esta mujer?
Es una mujer que se dedica a lavar ropa en un lugar olvidado a donde no llega la ley y la gente vive de una manera distinta. Es una mujer humilde, pero le gusta su estilo de vida y no le interesa cambiarlo. Tiene un misterio particular, es una mujer difícil de descifrar y eso es lo que la hace especial. Es delicada pero fuerte, no permite que le pasen por encima y eso la hace tan atractiva para el teniente Rudas. Es un personaje real. Mujeres así están en todas partes de Colombia, fuertes y orgullosas de ser lo que son.
¿Empera estaba pensada para usted o tuvo que someterse a un proceso exhaustivo de ‘casting’?
No sé si estaba pensada para mí, eso habría que preguntárselo al libretista, pero no tuve que hacer ningún casting.
Muchos actores aseguran que sacan de sí mismos las particularidades de sus personajes. ¿Cómo es en su caso?
Los actores trabajamos con lo que tenemos adentro o con lo que tomamos de afuera, y muchas veces con un poco de ambos: emociones y actitudes muy nuestras y emociones y actitudes prestadas. Empera tiene un poco de las dos.
¿Cuál es la escena más impactante de ‘La captura’?
La escena de una mujer que recorre muchos kilómetros de rodillas para pedir que dejen de buscar a Salcedo y hacer que el pueblo vuelva a ser como siempre.
¿Siente que el cine nacional debe reflejar la realidad colombiana?
Eso depende de lo que quieran transmitir el guionista y el director. Una película puede estar hecha para eso, y es muy válido querer reflejar la realidad nacional y mostrarnos, pero también hacer películas que no hablan de Colombia sino del conflicto humano universal (el amor, la amistad, etc.) es igual de importante. Depende de lo que cada director quiera contar.
Para usted, ¿hacer cine implica un reto especial?
Todos los personajes implican retos. Adoro la idea de dar lo mejor de mí en cada trabajo. El cine no me ocurre tan seguido como quisiera; entonces, cuando tengo la oportunidad de hacer una película, la emoción es enorme porque conozco el esfuerzo y el trabajo que hay detrás de cada película colombiana. Ser parte de ese proceso me llena de orgullo.
¿Qué escena le cambiaría?
Ninguna. Creo que la película es el resultado de un trabajo duro hecho con pasión, y es lo que Dago quería contar, así que la dejaría tal cual.
¿Qué sintió al verse en ‘La captura’?
Fue muy emocionante. Es una película con una fotografía preciosa, una música espectacular y muy buenas actuaciones. Estoy feliz de estar ahí.
Ha hecho teatro, televisión y cine. ¿En dónde radican las diferencias y las similitudes de estos tres lenguajes?
El teatro te da la cercanía con el público, el reto de no equivocarte y de que si te equivocas debes manejarlo tan sutilmente que no se note. La televisión te permite hacer algo casi imposible: estar al mismo tiempo y a la misma hora en la casa de muchas personas compartiendo con ellos sin que te des cuenta. Y el cine, aparte de entretener a la gente enormemente, nos transporta a realidades mágicas. Como actores podemos contar historias que conmueven, que despiertan, que asustan. Y la similitud está en que todos los personajes hay que hacerlos con toda la verdad posible.
¿Qué proyectos tiene ahora?
Estamos tratando de cuadrar todo para hacer una segunda temporada de Chicago, el musical, y además estoy grabando una telenovela llamada Allá te espero, de RCN, dirigida por Herney Luna y escrita por Adriana Suárez.