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Los ex presidentes del opositor Partido Liberal, César Gaviria y Ernesto Samper, analizan, con notables diferencias y coincidencias, el grave problema que enfrenta el país. El ex ministro Santos recibió palo.
Ex presidente César Gaviria Trujillo
“No basta con tener la razón”
Cecilia Orozco Tascón.- ¿El marco de la cumbre en Quito de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) será el escenario adecuado para discutir el acuerdo militar de Colombia con Estados Unidos?
Ex presidente César Gaviria Trujillo.- Será el gobierno el que mida las circunstancias, mire las propuestas y valore lo que es conveniente. En función del apoyo que le estamos dando al Presidente en esta materia, no me parece oportuno decir lo que creo que se debe hacer.
C.O.T.- El presidente Lula dijo que respetaba las decisiones de Uribe, pero añadió: “A mí no me agrada nada una base estadounidense en la región…”. La presidenta Bachelet aseguró: “Los países (de la región) estamos inquietos”. ¿Colombia está aislada?
C.G.T.- Sería un poco exagerado decirlo así, pero desde cuando Colombia decidió intervenir militarmente en Ecuador, en una acción que respaldó el Partido Liberal en su momento porque se justificaba, encontró resistencias en la diplomacia regional pues es un tema de difícil explicación en el exterior. Lo que debería hacerse en esta coyuntura es dejar de lado la posición del ex ministro Juan Manuel Santos. Recuerde que él y las Fuerzas Armadas, que lo acompañaban en esa tesis, se empecinaron en convertir en principio de política internacional de Colombia el derecho de entrar a territorio extranjero con armas. Quiero manifestar, de manera clara, que de ninguna manera se puede realizar un acto como esos sin permiso del Consejo de Seguridad de la ONU. Una cosa es que nosotros hayamos usado esa explicación para lo que se hizo en Ecuador y otra es tomar tal procedimiento como principio.
C.O.T.- ¿No cree que los temores regionales se hubieran podido evitar con un manejo interno más adecuado y abierto de las negociaciones con Estados Unidos?
C.G.T.- A pesar de que resulten infundados, los temores se pueden suscitar, parcialmente, porque nadie conoce el texto del acuerdo. La circunstancia de que las negociaciones con Estados Unidos sean secretas tal vez despierta desconfianza, aunque se entiende que en comienzo tengan ese carácter. Pero, del otro lado, creo que por sus problemas internos, Colombia no debe dejarse meter en un acuerdo geopolítico tan complejo como el que se puede estar generando por los ejercicios militares de Rusia y Venezuela. Los colombianos valoramos de manera positiva el gran impacto sobre nuestra seguridad que ha tenido la cooperación de Estados Unidos. Sin embargo, el país no tiene por qué suplir todas las necesidades militares de los norteamericanos.
C.O.T.- La presidencia de Unasur quedará en manos de Ecuador dentro de algunos días. ¿Eso pone a Colombia en condición de desventaja en la región?
C.G.T.- Depende. Si Ecuador continúa con una actitud intransigente, eso afectará nuestros intereses. Pero a mí me parece que lo que dijo el gobierno ecuatoriano la semana pasada, cuando tomó distancia de las personas que eran cercanas a la campaña del presidente Correa y de quienes se ha dicho que tuvieron vínculos con las Farc, es un elemento para tener en consideración.
C.O.T.- ¿Colombia debería abordar simultáneamente los problemas bilaterales con Venezuela y Ecuador o primero arreglar la situación global con la región?
C.G.T.- El problema complejo para nosotros es el que tenemos con Ecuador y Venezuela, en términos inmediatos. Hay que escuchar las opiniones de los demás países de Latinoamérica, pero lo más perturbador, por el nivel de deterioro de la situación, es lo que pasa con los países vecinos. No creo que sea fácil normalizar las relaciones con Ecuador porque no hay voluntad. No obstante, hay que tratar de evitar que se profundicen los problemas, y lo mismo debería hacerse con Venezuela sin menoscabo de la seguridad nacional. Pero también hay que entender que esos problemas no se resuelven sino por las vías diplomáticas y que no puede haber opciones militares. Sería impensable que eso ocurriera.
C.O.T.- Colombia permite que se divulgue un video del Mono Jojoy según el cual el presidente Correa habría recibido dinero de las Farc; y luego circula una versión de que Venezuela le entregó armas a la guerrilla. ¿Esas informaciones deben tramitarse por vías diplomáticas?
C.G.T.- El Partido Liberal ha sido solidario con el presidente Uribe y con su política exterior cada vez que ha habido crisis con Venezuela y con Ecuador y aspiramos a seguir siéndolo. Pero es bueno tener presente que cuando estos temas se manejan, no basta con tener la razón: hay que pensar en los intereses nacionales. Colombia tiene motivos para estar preocupado con las actividades que se desarrollan en los otros países, pero hay unos intereses enormes entre nosotros y nuestros vecinos. Por eso, este tipo de problemas necesitan manejos que produzcan, no el mayor sino el menor impacto. Personalmente creo que el video del Mono Jojoy es auténtico. El problema es saber si ese dinero del que habla llegó a su destino. Infortunadamente, sin la cooperación del gobierno del Ecuador será imposible saberlo. En el caso de Venezuela hay circunstancias similares, como quiera que las armas que se mencionaron se las vendieron al país vecino hace veinte años. Tampoco será fácil establecer las circunstancias en que llegaron a la guerrilla colombiana.
C.O.T.- ¿Hay un exceso de publicidad alrededor de estos temas?
C.G.T.- No me preocupa tanto que las informaciones sean públicas sino que Colombia les dé un alcance que altere extremadamente las relaciones. A veces, cuando las noticias se dan sin que haya una declaración oficial, se deja la sensación de que todo se da por cierto. Se puede atenuar el impacto pidiendo cooperación y no simplemente dejando en el aire la información escueta porque el daño internacional en medios que reciben los gobiernos, por ejemplo los de Ecuador y Venezuela es tan grande, que se vuelve difícil reparar lo que se hizo.
Ex presidente Ernesto Samper Pizano
“Colombia debería aplazar el acuerdo”
Cecilia Orozco Tascón.- Frente a la propuesta de los presidentes Lula y Bachelet de promover una reunión de ministros de Defensa de Suramérica, ¿Colombia debería sentirse ofendida?
Ex presidente Ernesto Samper Pizano.- La intervención de Chile y Brasil en el asunto de las bases militares en Colombia es mucho más profunda de lo que se cree. El gobierno del presidente Uribe ha buscado, lamentablemente, soslayar la importancia del acuerdo sacando a la luz pública episodios como el del video de las Farc contra el presidente Correa o el tema de los cohetes contra Venezuela. Lo que ha conseguido es empeorar las relaciones bilaterales y evitar que la discusión sobre las bases militares con Estados Unidos se haga de cara a la opinión pública y a través de los canales constitucionales. Por lo pronto, Colombia debería aplazar cualquier decisión al respecto, mientras se valora más serenamente la conveniencia del tema.
C.O.T.- Con o sin Colombia, el marco de esa reunión será la cumbre de Unasur que se celebrará en Quito. ¿Al país le conviene la discusión sobre el tema de un acuerdo bilateral con otro país en ese escenario?
E.S.P.- Por supuesto que no le conviene, pero conviniéndole o no, se va a tratar de todas maneras. La sola preocupación de los países del hemisferio por el asunto de las bases, demuestra los problemas que tendría Colombia para avanzar en esos compromisos. Estados Unidos sólo tiene bases en países geopolíticamente irrelevantes de América Latina, como Honduras, El Salvador y Aruba. Su ubicación en una nación como Colombia, donde se vive un conflicto armado de mediana intensidad, sumada a nuestra posición estratégica desde el punto de vista geográfico, que es una ventaja y una amenaza a la vez, nos convierte, querámoslo o no, en un riesgo para los demás países del área.
C.O.T.- El presidente Lula, del Brasil, y la presidenta chilena, Michelle Bachelet, dijeron que respetaban las decisiones del jefe de Estado colombiano en materia de política interna, pero que estaban “inquietos” con las bases militares norteamericanas. ¿Se puede interpretar que Colombia se está quedando sola en la región?
E.S.P.- Simple y sencillamente quiere decir que poner una cabeza de playa norteamericana en nuestro territorio para realizar operaciones militares que pueden afectar a otros países del hemisferio, compromete de manera grave la seguridad nacional de Colombia. El caso de las bases de Manta y Howard de Panamá era totalmente distinto. En esas naciones no había conflicto interno ni problemas bilaterales con los vecinos, ni mucho menos voces auspiciando, como lo estamos haciendo aquí con un nacionalismo ramplón, que Colombia ingrese a la delirante carrera armamentista en que están empeñados algunos vecinos del área.
C.O.T.- La presidencia de Unasur quedará coincidencialmente en manos de Ecuador dentro de algunos días. ¿Debido a ese hecho fortuito Colombia estará en condición desventajosa en la región?
E.S.P.- Lo que le complica la vida a Colombia es llegar a la reunión de Quito con las relaciones alteradas con casi todos sus países vecinos, sin que el gobierno haya ofrecido una información adecuada sobre el proyecto de acuerdo respecto de las bases militares y sin haber conseguido un consenso nacional sobre el tema, consenso que, por cierto, se ve cada día más distante.
C.O.T.- Ha dicho usted que el acuerdo con Estados Unidos debería aplazarse. En su opinión, ¿por qué tendría que hacerlo en vez de seguir adelante, así tengan que mediar muchas explicaciones?
E.S.P.- Definitivamente deberíamos aplazarlo, al menos si todavía nos consideramos parte de la comunidad suramericana de naciones, practicantes de los principios de solución pacífica de las controversias. Recuerde que esos principios están vinculados a nuestra tradición jurídica. En cambio, nunca hemos utilizado el poder disuasivo de equipamientos armados extraños en territorio colombiano.
C.O.T.- En su opinión, ¿Colombia debería abordar primero los problemas bilaterales con Venezuela y Ecuador o debe dar prioridad a zanjar las diferencias regionales de mayor alcance?
E.S.P.- En primer lugar, Colombia debe subordinar la política de seguridad democrática a la política internacional y no al contrario. Para hacerlo, tenemos que volver a los canales institucionales pactados entre nuestros países para solucionar las dificultades bilaterales. No deberíamos convertir cada episodio de confrontación en una oportunidad para satanizar a otros países o para tratar de deslegitimar a sus mandatarios, señalándolos, de manera irresponsable, de ser cómplices de la guerrilla colombiana.
C.O.T.- ¿La OEA debería ser mediadora entre Colombia y el resto de la región suramericana?
E.S.P.- Aquí no caben las mediaciones. Lo único que convendría es que el gobierno de Colombia, con el apoyo de todos nosotros, le diera un giro radical a su política internacional para ajustarla a la realidad suramericana. Y la realidad actual de Suramérica no es la de las intervenciones unilaterales ni la de la vieja seguridad nacional al servicio de los hegemonismos internacionales, sino la de un continente que está buscando una nueva política de seguridad a partir de la solidaridad, de la cooperación judicial y de la inteligencia entre los países, tal y como lo prueba, precisamente, para regresar al punto de partida, la convocatoria de los ministros de Defensa a Quito.
C.O.T.- Respetables analistas colombianos dicen que con el fin de minimizar las sospechas de los vecinos sobre Colombia, se debería repetir explícitamente, y contrario a lo que sostuvo el ex ministro Santos en su momento, que nunca más el ejército va a entrar en territorio extranjero. ¿Está de acuerdo con esta teoría?
E.S.P.- Los hechos de Angostura, en Ecuador, son explicables en Colombia, pero difícilmente justificables en el marco internacional. Convertirlos en doctrina nos haría ver como un país matón ante la comunidad internacional y es fácil suponer lo que sucedería en materia de nuestras relaciones internacionales si el promotor de dicha doctrina, Juan Manuel Santos, llegara a ser el Presidente de la República.
C.O.T.- Parece que lo políticamente correcto es estar del lado del gobierno del país al que uno pertenece, aunque ese gobierno no tenga toda la razón. ¿Se siente en el lado ‘incorrecto’?
E.S.P.- Soy completamente solidario con el presidente Uribe, pero para que acierte y no para que se equivoque en este caso. Creo tener la obligación, como ex jefe de Estado, de decirle a él y al país que el acuerdo sobre las bases militares norteamericanas puede comprometer seriamente nuestras relaciones exteriores y la propia política exterior de los Estados Unidos, que estarían exponiendo a uno de sus más importantes aliados regionales, como es Colombia, al extrañamiento de otros países suramericanos.
Chávez: “Entregaron (a Colombia) en comodato a EE.UU.”
Las reacciones emocionales del presidente Hugo Chávez contra el Gobierno colombiano no se expresan sólo en declaraciones verbales por televisión. También aparecen en los escritos oficiales que tienen un impacto más directo y formal sobre la situación diplomática de las dos naciones. La semana pasada, el Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano emitió un comunicado de inusual terminología, en el que sostiene que la administración Uribe “no explica cómo circulan (aquí) miles de armas (de Estados Unidos o de Israel) en manos de grupos irregulares, sino que le exige al de Venezuela que justifique el origen de tres de ellas”. Pese a que Chávez y sus ministros han utilizado un tono poco cordial con Colombia, no habían llegado al extremo de afirmar que “ante el fracaso histórico de construir un país viable (la élite colombiana) ha tomado la deshonrosa decisión de entregarlo en comodato a los Estados Unidos…”. Es en medio de este tipo de hostilidades que Ecuador y Venezuela, cuyos jefes de Estado estarán presentes en la cumbre de Quito dentro de una semana junto con sus cancilleres y ministros de Defensa, harán sus alegatos contra Colombia sin la presencia de un funcionario del país con categoría y rango para responderles.
“Nunca más Colombia (debe) atacar un país”
El ex canciller Augusto Ramírez Ocampo opina:
C.O.T.- Aunque dijo que no, ¿el presidente Uribe debería ir a la reunión de Quito?
A.R.O.- Ante la invitación de Lula y Bachelet, el Presidente debería dar la cara en la cumbre de Unasur, tal como lo hizo exitosamente en la reunión del Grupo de Río, en Santo Domingo. Allí podría explicar que en el caso de firmar el acuerdo con Estados Unidos conforme a nuestros requisitos legales, el uso de las bases militares colombianas es diferente al de Manta, que era un verdadero enclave de los norteamericanos. Aquí se trata de una extensión del Plan Colombia al comando de oficiales de nuestro país, con la misma limitación de personal extranjero y de operaciones circunscritas a las fronteras nacionales.
C.O.T.- ¿Qué debería hacer el Mandatario si le vuelven a cuestionar la tesis de que es legítimo realizar un ataque armado en territorio extranjero?
A.R.O.- El Presidente debe reiterar el compromiso que expuso en República Dominicana en el sentido de que nunca más Colombia atacará a un país en ejercicio de una mal denominada legítima defensa preventiva, inaceptable en el orden jurídico internacional.
C.O.T.- ¿Hay que ‘rodear’ al Gobierno por nacionalismo aunque se haya equivocado?
A.R.O.- Cuando está comprometida la seguridad nacional, todos los ciudadanos tienen la obligación moral de rodear a su gobierno.