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Doña Ana María de Cano: “Es mejor que cada cual esté en su sitio”

Así responde la viuda de Guillermo Cano —director de El Espectador asesinado por orden de Pablo Escobar hace 24 años— a si conversaría con la hermana del capo, que acaba de escribir un libro sobre él, para destacar sus "cualidades".

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Cecilia Orozco Tascón
29 de agosto de 2010 - 03:00 a. m.
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Doña Ana María de Cano se lamenta de que la prensa, incluido este diario, haya publicitado el texto sin contar “el lado negro de la historia”.

Cecilia Orozco Tascón.- A raíz de la publicación del libro El otro Pablo, escrito por la hermana del capo del narcotráfico, usted envió una carta a los medios que tituló “Tristeza”. Allí hizo una crítica muy sentida a los medios ¿Qué resultado esperaba obtener con esa queja?

Ana María Busquets de Cano.- Solamente pensé que tenía que recordar lo que había sucedido, porque en este país la gente no tiene memoria o la que tiene es muy escasa. Con la enorme publicidad que le hicieron a ese libro unos medios y periodistas cercanos a Guillermo (Cano), muchos sentimos dolor por ser quienes eran esos periodistas y también por ver que se estaban difundiendo informaciones que distorsionan la verdad o que minimizan la gravedad de lo que ocurrió en esa época. Pensé en mi familia, pero también en cómo se sentirían todos los que perdieron a un ser querido en los años del narcoterrorismo. Por ejemplo, recordé a los padres de la niña que quedó atrapada en el carro cuando estalló una bomba en la calle 93. No la he podido olvidar, porque cuando los papás corrieron a buscarla, encontraron el cuerpo sin la cabecita. ¿Qué dirán ellos hoy?

C.O.T.- A su juicio, los comentarios públicos que se hicieron sobre el libro de la hermana de Escobar, ¿representan una especie de perdón social?

A. M. de C.- No, no tanto. Pero sí creo que dedicándole sus espacios a presentar ese hecho como una noticia de importancia, los medios terminaron apoyando una causa que no merece ese tratamiento, por respeto con las víctimas del terrorismo. Si lo que se quería era hacerle bombo al libro por razones económicas, era un deber recordar, al mismo tiempo, el lado negro de la historia. Si allí se decía que el protagonista era un ‘buen’ hombre o que fue ‘muy caritativo’, como cuentan, lo mínimo que se debía haber hecho era repetir con detalles para que nadie olvide el contexto, las barbaridades que hizo o que ordenó hacer.

C.O.T.- ¿Le molesta la publicidad para el hecho y la autora, o la ausencia de contrapeso informativo?

A. M de C.- Me molesta tanta difusión y tan fácilmente entregada a esa causa, mientras que hay otras muy nobles que no merecen el apoyo de nadie.

C.O.T.- La hermana de Escobar asegura que el libro es un homenaje a la verdad. ¿Qué opina?

A. M. de C.- No lo he leído ni pienso hacerlo, pero si ella asegura eso, se refiere a su verdad. No a la que corresponde con los acontecimientos del país. Basta mirar los periódicos de esos años, revisar las cifras de asesinados, heridos y mutilados, y examinar el clima de horror que sembró el narcoterrorismo. No creo que en el libro al que usted se refiere, se cuente esa historia. Y si no está contada así, entonces la verdad de la que ella habla es parcial y totalmente subjetiva.

C.O.T.- Hablando de las entrevistas que le hicieron a Alba Marina Escobar, usted dijo que ella estaba “suavizando el recuerdo” del jefe del cartel de Medellín. Pero no puede pedírsele a una hermana que sea objetiva cuando juzga a un familiar.

A. M. de C.- Es cierto. Sin embargo, duele mucho y sigue siendo incomprensible la actitud de unos colegas de Guillermo que se encargaron de hacerle esa tarea. También les critico que hubieran sido capaces de editar el libro; que presentaran a la persona que lo escribió como si fuera un autor reconocido; que le abrieran páginas de los diarios nacionales y espacios de emisoras muy escuchadas.

C.O.T.- Su respuesta me da pie para preguntarle: ¿a quiénes está dirigida entonces su crítica: a la persona que escribió el libro, a los editores, a las librerías que lo venden, a los medios o a todos?

A. M. de C.- No critico, en absoluto, a la persona que escribió el libro, como ya le dije. Con razón o sin razón, quien tiene un ser querido reivindica su nombre. Lo que no puedo comprender es la actitud de los que sufrieron las consecuencias del terrorismo porque ellos, además de víctimas, son los responsables de contarle la historia al país. Hablo de los periodistas. Ustedes tienen el deber de guiar a sus lectores. Quisiera preguntarles por qué ningún otro libro de la Feria que acaba de terminar recibió la atención y la importancia que le dieron a éste.

C.O.T.- En concreto, a El Espectador, ¿qué le critica?

A. M. de C.- Lo mismo que a los demás medios, pero, además, esta era la casa de Guillermo Cano. Una persona escribió una carta a El Espectador después de la mía. Argumentaba que nadie es culpable de lo que hacen otros y que no se hereda la maldad de los demás. Me pregunto si la persona que escribió ese libro no hubiera sido hermana de quien fue, ¿alguien le habría hecho esa difusión en los medios?

C.O.T.- Se queja de todos los medios, pero hubo periodistas que enfrentaron a la hermana de Escobar y rechazaron la visión romántica que quería dejar del capo. ¿No cree que hay que hacer esa diferencia?

A. M. de C.- No me gustaría referirme a casos particulares. En general, pienso que quienes la entrevistaron no deberían haber prestado su prestigio profesional para esa causa.

C.O.T.- Usted ha comparado esta ‘publicidad’ con la que se les da a los ganadores del Premio de periodismo UNESCO-Guillermo Cano. ¿Por qué?

A. M. de C.- Cuando se entrega el Premio UNESCO-Guillermo Cano de Libertad de Prensa, único galardón internacional que lleva el nombre de un colombiano, nos cuesta mucho esfuerzo que el nombre del periodista ganador se publique en algún medio nacional, pese a que siempre es un ejemplo mundial en el cumplimiento de su deber y una persona que ha defendido los derechos.

C.O.T.- ¿Por qué cree que nadie se interesa en el Premio aquí?

A. M. de C.- No lo sé. Usted no se alcanza a imaginar el esfuerzo que nos toca hacer para que publiquen el nombre del ganador cada año, aunque es, con mucha frecuencia, un héroe de la libertad de prensa. Ha habido ocasiones en que el Premio se ha entregado de manera póstuma. Es un evento que merece que los periodistas colombianos estén orgullosos de él, pero aquí nadie le pone atención. En contraste, se le da mucha importancia internacional.

C.O.T.- Parece que existe una especie de ‘atracción fatal’ de los medios colombianos hacia el gran delincuente. No en vano se escriben tantos libros sobre el tema y también se producen tantas telenovelas que tienen como protagonistas a los “malos”…

A. M. de C.- Siempre se ha dicho que atraen gran audiencia y aunque al final de las tramas los directores tratan de dejar un mensaje positivo, el hecho es que ese estilo es admirado por muchos. Al país debería preocuparle que la gente joven crea que esa es la manera de tener éxito en la vida.

C.O.T.- Si usted le preguntara a un niño en un colegio hoy quién era Pablo Escobar y quién era Guillermo Cano, ¿cómo cree que respondería?

A. M. de C.- Sabría muy bien quién era Escobar y no tendría idea de quién era Guillermo Cano. Pero tengo un consuelo: hay un colegio en Ciudad Bolívar, en Bogotá, que se llama ‘Guillermo Cano’. Tiene tres mil alumnos que estudian en tres jornadas. Cada año, el día del cumpleaños de Guillermo, se recuerda su historia, y lo que predicó en defensa de la democracia y de los ideales de nación. Los niños de ese colegio saben muy bien quién fue él.

C.O.T.- ¿Alguna vez le ha pedido a un estudiante que le diga cuáles son las diferencias entre Escobar y Guillermo Cano?

A. M. de C.- No. Y, ¿sabe que no me atrevería? Me moriría del susto de hacer esa pregunta por temor a la respuesta. Tampoco creo que los estudiantes sepan muy bien quiénes eran Luis Carlos Galán o Rodrigo Lara, o por cuáles motivos los mataron.

C.O.T.- ¿Qué piensa del perdón que le dieron los hijos de Galán y Lara al hijo de Pablo Escobar? ¿Se sintió representada en esa escena?

A. M. de C.- Cuando la vi, estuve pensando qué era el ‘perdón’ y cómo se otorga. Porque uno puede decir “perdono” por parecer conciliador y para quedar bien. Pero, internamente, ¿está realmente perdonando o es sólo una postura? En mi criterio, para que el perdón sea real, queda faltando un elemento importante.

C.O.T.- ¿Cuál?

A. M. de C.- Que haya justicia y garantías de que los crímenes que ocurrieron no volverán a suceder. Que nadie tenga que sufrir lo que uno sufrió. Creo que esas son las bases reales del perdón.

C.O.T.- ¿Aceptaría, al menos hipotéticamente, tener una conversación con la hermana de Pablo Escobar?

A. M. de C.- Cuando estaba Pablo Escobar en “La Catedral” quise hacer el intento de ir a hablar con él para que me explicara por qué mandó matar a Guillermo. Alguien me dijo que eso era absurdo. Después oí a la mamá de Escobar siempre defendiéndolo. Jamás consideró que su hijo hubiera cometido una falta. Entonces pensé que era mejor que cada cual estuviera en su sitio.

C.O.T.- Usted tiene varios nietos, ¿habla con ellos de este tema?

A. M. de C.- Sí, a veces. No se ha convertido en un tema de familia porque sería atroz y cuando ocurrieron esos sucesos, los adultos de hoy estaban pequeños y nunca quisimos transmitirles dolor, tristeza u odio. Pero cuando crecieron, ellos mismos se dieron cuenta de quién era su abuelo. Entonces averiguaron por él y lo convirtieron en su héroe.

C.O.T.- Respecto de la investigación sobre el crimen, en el caso de Guillermo Cano hubo algunos resultados, pero nunca se llegó a descubrir toda la verdad. ¿Tiene todavía esperanza de que se haga justicia completa?

A. M. de C.- Haber declarado el crimen delito de lesa humanidad es un avance y nos da esperanzas. Pienso que tal vez se va a llegar a una conclusión. Nosotros, como usted sabe, no quisimos continuar con la investigación cuando mataron a tantas personas relacionadas con el proceso, entre ellas al abogado, que tenía muchas pruebas sobre quiénes eran los autores intelectuales del crimen. Pero pensamos que no podíamos seguir arriesgando la vida de las personas que se acercaban a la verdad. Y suspendimos todo. Ahora espero que la justicia aclare el asunto.


Atroz cacería criminal por el caso Cano

El asesinato de Guillermo Cano fue declarado delito de lesa humanidad el pasado 10 de julio, y de esta manera se evitó la prescripción del caso que se había reabierto por orden de Mario Iguarán, en 2007, después de años de inactividad.

El fiscal designado duró dos años buscando las carpetas que estaban perdidas en juzgados de Medellín y Bogotá, donde finalmente las encontró. El proceso consta de 35 cuadernos, con más de 700 folios cada uno.

Diez profesionales relacionados con la reconstrucción de los hechos también fueron asesinados: el periodista y abogado Héctor Giraldo, apoderado de la familia Cano; el magistrado Carlos Valencia, quien señaló la responsabilidad criminal de Pablo Escobar; la gerente administrativa de El Espectador, Marta Luz López; el gerente de circulación, Miguel Soler; el reemplazo de éste, Hernando Tavera, muerto siete meses después de su antecesor; en Medellín cayó la jueza sin rostro Myriam Rocío Vélez por confirmar la orden de detención de Escobar; el magistrado Hernando Baquero, Luis Evelio Arana, Ramiro de Jesús Villa y Víctor Velásquez.

Fueron vinculados al caso, además de Escobar, los capos Gonzalo Rodríguez Gacha y Evaristo Porras, así como ‘Los Priscos’. En 1995 fueron condenados cuatro autores materiales. Sólo uno, Luis Carlos Molina, pagó seis años de cárcel.


Importante librero también protesta por ‘El otro Pablo’

Felipe Ossa es el gerente general de la importante cadena de Librerías Nacional, que tiene sucursales en todo el país. No obstante que el negocio de Ossa es la venta de libros, se ha expresado, con gran valor, en contra de ciertas publicaciones.

Respecto de El otro Pablo, escrito por Alba Marina Escobar, hermana del jefe del cartel de Medellín, dice: “Respeto la libertad de expresión, la libre circulación de cualquier libro así no esté de acuerdo con su contenido ni con sus ideas, y aún reservándome ‘el derecho de admisión’. Quienes trabajamos divulgando el pensamiento de los demás, no aceptamos otra cosa que la razón y la libertad.

Pero lo que siempre criticaré es que se haga apología del delito; que se publicite de manera desmedida, sin ponderación ni análisis esa clase de libros. Nada, en una sociedad civilizada regida por la ley, puede justificar el crimen. Expresiones tan comunes entre nosotros como: ‘Sus razones tendría’; o ‘algo debía’, son justificaciones veladas para los crímenes e indican la descomposición de la sociedad.

Me llama la atención que medios y periodistas de tanta importancia acepten publicar y presentar en sociedad a la autora de un libro de este tipo. Y los principios, ¿dónde quedan?”.

Por Cecilia Orozco Tascón

 

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