Eduardo Verdurmen, un escritor de película

¿Qué lo llevó a empezar como novelista?

Fue algo muy extraño. Estaba patinando con mis hijos y casi me llevo por delante a una señora. Ella me agarró y mi primera impresión fue que era familiar mía. No la conocía y se lo dije. Ella me respondió que yo era un ángel y que me había reconocido. Soy guionista y un año después escribí la historia de un hombre que no sabe que es un ángel pero la gente sí puede reconocerlo.

¿Cómo logró que ese guion se volviera una novela?

El guion ganó doce premios Ibermedia, en España. Una de las copias que enviamos a Europa terminó en una editorial y ellos llamaron para preguntarme dónde estaba el libro del cual se había hecho la adaptación para el guion. Les contesté que no existía y me preguntaron si lo quería escribir. En ese momento les dije que no.

¿Qué lo hizo cambiar de opinión?

Pasó un mes y recibí la llamada del presidente de la editorial. Me dijo que me iban a apoyar editores en España y Panamá, además de dos profesores de literatura que yo escogiera. Llamé a Ricardo Ríos Torres y Neco Endara, dos eminencias en mi país, y ellos se apuntaron. Pasaron tres años antes de poder terminarlo.

¿Cómo fue pasar del lenguaje del cine al de la novela?

Fue un experimento que ha funcionado muy bien. Ha hecho que mis libros tengan capítulos cortos y se lean muy rápido, y que todos estén en proyectos para películas o series de televisión. En un comienzo, los profesores que tuve me apoyaron mucho, porque había cosas que funcionaban bien en un guion pero en la novela necesitaban más trabajo.

¿Por qué el libro fue tan exitoso?

Lanzamos Rex angelorum en la Feria Internacional del Libro en Panamá y se vendió todo en cuatro días. También soy publicista y no hice un lanzamiento tradicional. Llevé a la gente a una discoteca con pantallas gigantes y además le hice un tráiler al libro. La gente lo vio más como el estreno de una película que como el lanzamiento de un libro, y esa fue la fórmula para su éxito.

¿Cómo decidió volver el libro una saga?

Siempre lo pensé así, pero el libro inspiró una secta que llegó a tener muchos seguidores, y eso me hizo frenar la segunda entrega. En su lugar escribí Neirat, otro libro de ciencia ficción. Lo presenté en la Feria del Libro de Guadalajara, junto a Guillermo del Toro. A él le gustó y ahora estamos viendo si se va a convertir o no en una película.

¿Por qué le interesa tanto la ciencia ficción?

Cuando era pequeño no jugaba mucho con amigos. Cogía mis muñecos y jugaba inventando mundos. Más adelante me di cuenta de que cuando jugaba creaba escenas y durante muchos años ideé una película nueva todos los días. Después me dediqué a hacer guiones para cine y televisión, y ahora llegué a esta fórmula para llevar los guiones a los libros.

¿A qué se debe tanto interés por los libros?

Los jóvenes que fueron al cine a ver Crepúsculo o Harry Potter descubrieron que en los libros de esas películas hay un contenido mucho más rico que lo que vieron en las películas. Además de ese antecedente, en internet hay fenómenos muy interesantes, como los booktubers, que hacen videos para recomendar libros y tienen una comunidad con miles de seguidores.

¿Cuál ha sido la mejor parte de volverse escritor?

Lo más gratificante hasta la fecha es que hay entre treinta y cuarenta seguidores que se han vuelto escritores. Me envían mensajes a mi página de internet y hay historias fantásticas. Me gustaría tener más tiempo para ellos, pero espero que en unos años empiecen a brillar.

¿Por qué sus libros tardaron tanto en salir de Panamá?

En Panamá no existen editoriales. La librería que distribuía mis libros se adaptó a editar mis libros y, aunque sólo se vendían allí y en las ferias del libro, fueron un éxito. Por eso había siete libros míos que nunca habían salido de la ciudad y que ahora, con La Musa, una editorial colombiana, estamos tratando de llevarlos a todo el mundo.

¿De qué se trata su más reciente novela?

El dibujante es la historia de un arquitecto. Todo lo que dibuja se vuelve realidad y empieza a buscar gente como él en Sur y Centroamérica. Descubre que son siete y se tienen que unir para salvar a 200.000 personas que viven en una ciudad que se va a hundir.

¿Qué lo llevó a empezar como novelista?

Fue algo muy extraño. Estaba patinando con mis hijos y casi me llevo por delante a una señora. Ella me agarró y mi primera impresión fue que era familiar mía. No la conocía y se lo dije. Ella me respondió que yo era un ángel y que me había reconocido. Soy guionista y un año después escribí la historia de un hombre que no sabe que es un ángel pero la gente sí puede reconocerlo.

¿Cómo logró que ese guion se volviera una novela?

El guion ganó doce premios Ibermedia, en España. Una de las copias que enviamos a Europa terminó en una editorial y ellos llamaron para preguntarme dónde estaba el libro del cual se había hecho la adaptación para el guion. Les contesté que no existía y me preguntaron si lo quería escribir. En ese momento les dije que no.

¿Qué lo hizo cambiar de opinión?

Pasó un mes y recibí la llamada del presidente de la editorial. Me dijo que me iban a apoyar editores en España y Panamá, además de dos profesores de literatura que yo escogiera. Llamé a Ricardo Ríos Torres y Neco Endara, dos eminencias en mi país, y ellos se apuntaron. Pasaron tres años antes de poder terminarlo.

¿Cómo fue pasar del lenguaje del cine al de la novela?

Fue un experimento que ha funcionado muy bien. Ha hecho que mis libros tengan capítulos cortos y se lean muy rápido, y que todos estén en proyectos para películas o series de televisión. En un comienzo, los profesores que tuve me apoyaron mucho, porque había cosas que funcionaban bien en un guion pero en la novela necesitaban más trabajo.

¿Por qué el libro fue tan exitoso?

Lanzamos Rex angelorum en la Feria Internacional del Libro en Panamá y se vendió todo en cuatro días. También soy publicista y no hice un lanzamiento tradicional. Llevé a la gente a una discoteca con pantallas gigantes y además le hice un tráiler al libro. La gente lo vio más como el estreno de una película que como el lanzamiento de un libro, y esa fue la fórmula para su éxito.

¿Cómo decidió volver el libro una saga?

Siempre lo pensé así, pero el libro inspiró una secta que llegó a tener muchos seguidores, y eso me hizo frenar la segunda entrega. En su lugar escribí Neirat, otro libro de ciencia ficción. Lo presenté en la Feria del Libro de Guadalajara, junto a Guillermo del Toro. A él le gustó y ahora estamos viendo si se va a convertir o no en una película.

¿Por qué le interesa tanto la ciencia ficción?

Cuando era pequeño no jugaba mucho con amigos. Cogía mis muñecos y jugaba inventando mundos. Más adelante me di cuenta de que cuando jugaba creaba escenas y durante muchos años ideé una película nueva todos los días. Después me dediqué a hacer guiones para cine y televisión, y ahora llegué a esta fórmula para llevar los guiones a los libros.

¿A qué se debe tanto interés por los libros?

Los jóvenes que fueron al cine a ver Crepúsculo o Harry Potter descubrieron que en los libros de esas películas hay un contenido mucho más rico que lo que vieron en las películas. Además de ese antecedente, en internet hay fenómenos muy interesantes, como los booktubers, que hacen videos para recomendar libros y tienen una comunidad con miles de seguidores.

¿Cuál ha sido la mejor parte de volverse escritor?

Lo más gratificante hasta la fecha es que hay entre treinta y cuarenta seguidores que se han vuelto escritores. Me envían mensajes a mi página de internet y hay historias fantásticas. Me gustaría tener más tiempo para ellos, pero espero que en unos años empiecen a brillar.

¿Por qué sus libros tardaron tanto en salir de Panamá?

En Panamá no existen editoriales. La librería que distribuía mis libros se adaptó a editar mis libros y, aunque sólo se vendían allí y en las ferias del libro, fueron un éxito. Por eso había siete libros míos que nunca habían salido de la ciudad y que ahora, con La Musa, una editorial colombiana, estamos tratando de llevarlos a todo el mundo.

¿De qué se trata su más reciente novela?

El dibujante es la historia de un arquitecto. Todo lo que dibuja se vuelve realidad y empieza a buscar gente como él en Sur y Centroamérica. Descubre que son siete y se tienen que unir para salvar a 200.000 personas que viven en una ciudad que se va a hundir.