El proceso de creación de Malecón Street fue tan movido como especial. Para la realización de este registro, el español ‘Pitingo’, cuyo nombre de pila es Antonio Manuel Álvarez Vélez, estuvo en Cuba y en otras Antillas hablando con los compositores o con sus familiares más cercanos para conocer las verdaderas historias de las canciones que quería interpretar.
Durante esta labor investigativa llegó hasta los descendientes de Pedro Junco (1916, Pinar del Río - 1939, La Habana) para establecer los motivos que inspiraron su famoso tema Nosotros. Con ellos estableció que el sentimiento de esa letra no podía tener un génesis distinto al de una tragedia humana. Junco se contagió de tuberculosis y la enfermedad lo obligó a alejarse de su esposa.
Por eso, a manera de despedida, le dedicó esta composición que para ‘Pitingo’, luego de varios meses de aprendizaje, aún sigue explorando con lo más profundo de su sentimiento flamenco. Esta canción, al igual que las demás piezas de corte latino, se convirtieron en el refugio para el cantaor español, que ya no quería seguir sacándole brillo a esa mezcla novedosa entre los sonidos gitanos y la música negra.
“La saga de los Habichuela (la familia Carmona) fueron los primeros en impulsarme para hacer la fusión que me ha hecho famoso en la actualidad. Recuerdo que me dijeron: ‘si tú no haces esa combinación con el soul, va a llegar otro y la va a hacer primero, así que lánzate al ruedo’. Y yo me aventé a la piscina sin contemplación”, dice ‘Pitingo’, quien muy pronto estará en Colombia y quien es considerado uno de los exponentes más importantes del sonido denominado ‘soulería’.
Se trata, sin ir más lejos, de una amalgama entre su herencia flamenca y los sonidos característicos de las tradiciones de la música negra como el soul, el funk y hasta el gospel.
‘Pitingo’, mote que viene de su abuelo y de su bisabuelo y que significa ‘presumido’ o ‘creído’, a los 11 años hizo parte de un coro de iglesia y con ese ejercicio, que desarrolló hasta antes de cumplir los 20, entendió la esencia de esa música y supo que no la podía dejar por fuera porque, simplemente, era como abandonar un capítulo relevante dentro de su historia. Sin embargo, sus primeras apariciones masivas fueron como parte de dos bandas sonoras: Cándida, de Guillermo Fesser, y Atún y chocolate, experimento que realizó al lado de Pablo Carbonell, fundador y vocalista de la banda Los Toreros Muertos.
“Prefiero ser recordado por haber creado algo y no pasar por la vida sin dejar huella. Soy una persona muy impulsiva. Hago y deshago con mi vida tal y como me apetece, así que me dio por hacer soulerías y listo”, recuerda ‘Pitingo’, quien después de ese álbum exitoso publicó el disco Olé & Amén, una suerte de continuación del anterior.
Cuando se cansó de hacer lo mismo, el cantaor se inventó un nuevo proyecto y desde la partida pensó en la posibilidad de estrechar relaciones con América Latina. La mejor forma que encontró fue a través de su música y así surgió Malecón Street.
“Aunque haga bolero, vallenato o son, siempre voy a tener la misma influencia. Yo quería hacer un homenaje a grandes autores y por eso me inventé ese viaje. Mientras estaba haciendo este disco hice un parón porque necesitaba descansar. Sabía que quería hacer algo distinto, pero no sabía qué, hasta que comenzamos a crear todo la atmósfera hermosa y muy latina”, dice ‘Pitingo’, para quien la soulería todavía no es uno de los palos del flamenco, pero quién quita que dentro de unos años llegue a serlo. El tiempo y el duende lo dirán.