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¿Por qué llevar ‘Sweet’ a la radio digital?
Por la necesidad de llegar a más gente. La radio es un medio que está en el corazón de los colombianos y nosotros tenemos que adaptarnos a los cambios tecnológicos.
¿Cuándo decidió dedicarse a pararle oreja a las vidas de los otros?
Cuando cumplí un ciclo importante en las tablas como actor de comedia musical y cuando comprobé que como actor no tenía futuro (risas).
¿Qué le dejó la danza?
Disciplina, perseverancia y seriedad suficiente para asumir las decisiones de la vida.
¿Volvería a ella?
No. Ya estoy muy viejo para eso, de pronto como un pasatiempo o para mantenerme en forma.
¿Volvería a ser papá a los 14?
Nunca voy a volver a tener 14, pero creo que ese fue un regalo que me dio la vida. Tenía que ser en ese momento o nunca.
¿Cuál es el chisme es el que más ha disfrutado contar?
Todas las exclusivas y primicias. Imagino que es puro ego de chismoso.
¿Y alguno del que se arrepienta?
De ninguno. El día que eso me suceda es porque será hora de partir, y para eso falta mucho tiempo.
A Colombia no ha llegado la cultura ‘paparazzi’, ¿cree que algún día se harán esas persecuciones a los famosos?
Espero que no. Además, si así se molestan, ¿se imagina si se tuviera acceso a sus vidas en vivo y en directo? Me cortarían la lengua.
¿Cuál es el ‘Dulce sabor del chisme’?
El morbo, la duda y la adicción a saber cada vez más sobre el otro.
¿Qué piensa de ‘El Lavadero’?
Es un programa perfecto para el horario que tiene, pues logra su objetivo… ¡entretener!
¿Y de la ‘Negra Candela’?
Por sus años de experiencia en la profesión, es la gurú del periodismo de farándula en el país.
¿Qué le ha enseñado ‘Sweet’?
Que la vanidad de nuestros famosos no tiene límites y que a los colombianos nos fascina meternos en la vida de los demás.
¿Cuál es el límite del chisme?
Hasta donde nuestra conciencia nos haga caer en la cuenta de que es suficiente. El equipo de Sweet es bastante riguroso con la información... aunque no parezca.
¿Por qué ha cambiado de compañera de set tan seguido?
Se las llevan de otros canales o tienen otros objetivos en la vida, pero no es nada más.
¿‘Sweet’ le ha traído enemigos?
Ninguno conocido. Me imagino que no le caigo bien a todo el mundo, pero en general los famosos me quieren.
¿Alguna vez ha sido ‘víctima’ de un programa de chismes?
Pero nada grave... mi vida es bastante normalita, hasta aburrida.
¿Chisme es chisme o Sweet confirma la información?
No. Nuestras fuentes chismosas tienen cara y nombre, son personas serias, ¡ningún anónimo! La veracidad de la información pasa todas las pruebas.
¿Qué tan chismosos son los colombianos?
¡Muchísimo! Es un deporte nacional. Saber cómo viven los demás es algo inherente al ser humano.
Dicen que el presentador de ‘Sweet’ es un personaje que usted representa, ¿eso es cierto?
En parte... soy más buena persona en mi vida privada (risas). En lo que sí somos iguales es en que ambos somos muy serios y responsables a la hora de trabajar.
¿Qué le falta al gremio chismoso?
Tomarse en serio la profesión y saber que manejamos información delicada que puede tocar fibras muy sensibles. Hay que encontrar el tono exacto para molestar lo menos posible.
¿Tiene corresponsales camuflados en cada canal?
Eso no lo confieso ni aunque me estén torturando... digamos que tengo informantes y punto.
¿Qué ha aprendido de tener una hija tan solo 14 años menor que usted?
Que uno nunca deja de ser un niño. Los seres humanos envejecemos pero no maduramos
¿Qué le ha enseñado ser abuelo?
Que la vida continua, y que cada día un nuevo ser debe equivocarse para aprender. Es apasionante.
¿Qué tanto le sirven las redes sociales para atrapar primicias?
La verdad no me nutro de esas nuevas formas de comunicación, allí hace falta saber de dónde proviene la información, si no conoces el emisario es mejor no cubrirlo.
¿Le gusta vivir del chisme?
Por supuesto, de lo contrario después de 12 años ya estaría dedicado a otra cosa.
¿Le traído problemas?
Para nada, solo satisfacciones laborales y personales. ¡Ah! Y mucho reconocimiento por parte de los televidentes.
¿Extraña algo del valle?
La tranquilidad con que se vive en una ciudad pequeña como Palmira, por lo demás… todo está al alcance, así es Colombia “el mejor vividero del mundo”.
¿El chisme necesita al sensacionalismo?
No creo, ese tinte se lo dan quienes escuchan un chisme y lo difunden. Lo cierto es que hay que hacer que la información sea interesante, pero para eso hay otras formulas.