"El enemigo de la música es la ignorancia"

¿Por qué un ingeniero metalúrgico se enamoró de la música?
Nací en Quibdó en medio de chirimía, clarinetes y tamboras. En el vientre de mi madre escuchaba el tun tun de la música y la tengo dentro de las venas. Siempre combiné la música con la ingeniería. La ingeniería por transpiración y la música por inspiración.

¿Cómo nació Guayacán Orquesta?
Apareció en 1986 con un disco que se llamó Llegó la hora de la verdad. La creó Alexis Lozano cuando se retiró del Grupo Niche. Él me buscó para que le escribiera canciones. Arrancamos con Cocorobé y La más bella.

¿Cuál es el secreto de una buena orquesta?
Debe tener un compositor, una línea melódica definida y un estilo literario. Esto es de tiempo y de aguante. Sobre todo de aguante. Porque cada compositor es un escritor.

¿Por qué siendo del Chocó se inclinó por la balada y la música romántica?
Así como en casa de rockeros salen salseros, me fui inyectando esta música.

¿Cuál fue el detonante que disparó a Guayacán?
Fueron muchos. Tuvimos el apoyo de una disquera, éramos dos y la ingeniería me permitió la buena administración. En cambio a Jairo Varela le tocó solo con Grupo Niche. Él alguna vez lo dijo: “Yo no tengo un Nino.”

Entonces la ingeniería lo formó mentalmente...
Más bien me deformó. (Risas). Me hizo muy cuadriculado.

¿Cómo fue su experiencia como secretario de Cultura del Valle?
A los niños no los preparan en el tema del arte. Para ser delincuentes no hay prerrequisito, para ser artista tampoco. Entonces, lo mismo que se necesita para ser artista es lo mismo que se necesita para ser delincuente.

¿Cuál fue su sello durante este período?
El programa Después de clases, que consiste en preparar a los niños en una rama del arte. Todavía está vigente y se enseña en los municipios con los instrumentos autóctonos.

¿Por qué decidió tomar las riendas de Sayco?
Sayco es una de las sociedades más cuestionadas porque no es conocida. La gente habla de Sayco sin saber. Estoy metido en este túnel y espero ver la luz adelante.

¿Quiénes son los principales enemigos de Sayco?
El principal enemigo es la ignorancia. La gente pretende que la música no sea propiedad privada y pagan ese derecho de mala gana.

¿Cuántas personas viven de Sayco?
Son 6.800 egos, porque no es una sociedad fácil.

¿Qué tiene de diferente esta sociedad?
Somos sensibles, mediáticos y generamos afectos. Eso nos hace diferentes.

¿Cuál es su apuesta para recuperar a Sayco?
Hay que recuperar el buen nombre, porque Sayco no está acabada. Se necesitan dos líneas: comunicación interna y transparencia. Sayco le tributó a Colombia alrededor de $3.000 millones y el Gobierno sólo se fija en Sayco para intervenirla.

¿Por qué un ingeniero metalúrgico se enamoró de la música?
Nací en Quibdó en medio de chirimía, clarinetes y tamboras. En el vientre de mi madre escuchaba el tun tun de la música y la tengo dentro de las venas. Siempre combiné la música con la ingeniería. La ingeniería por transpiración y la música por inspiración.

¿Cómo nació Guayacán Orquesta?
Apareció en 1986 con un disco que se llamó Llegó la hora de la verdad. La creó Alexis Lozano cuando se retiró del Grupo Niche. Él me buscó para que le escribiera canciones. Arrancamos con Cocorobé y La más bella.

¿Cuál es el secreto de una buena orquesta?
Debe tener un compositor, una línea melódica definida y un estilo literario. Esto es de tiempo y de aguante. Sobre todo de aguante. Porque cada compositor es un escritor.

¿Por qué siendo del Chocó se inclinó por la balada y la música romántica?
Así como en casa de rockeros salen salseros, me fui inyectando esta música.

¿Cuál fue el detonante que disparó a Guayacán?
Fueron muchos. Tuvimos el apoyo de una disquera, éramos dos y la ingeniería me permitió la buena administración. En cambio a Jairo Varela le tocó solo con Grupo Niche. Él alguna vez lo dijo: “Yo no tengo un Nino.”

Entonces la ingeniería lo formó mentalmente...
Más bien me deformó. (Risas). Me hizo muy cuadriculado.

¿Cómo fue su experiencia como secretario de Cultura del Valle?
A los niños no los preparan en el tema del arte. Para ser delincuentes no hay prerrequisito, para ser artista tampoco. Entonces, lo mismo que se necesita para ser artista es lo mismo que se necesita para ser delincuente.

¿Cuál fue su sello durante este período?
El programa Después de clases, que consiste en preparar a los niños en una rama del arte. Todavía está vigente y se enseña en los municipios con los instrumentos autóctonos.

¿Por qué decidió tomar las riendas de Sayco?
Sayco es una de las sociedades más cuestionadas porque no es conocida. La gente habla de Sayco sin saber. Estoy metido en este túnel y espero ver la luz adelante.

¿Quiénes son los principales enemigos de Sayco?
El principal enemigo es la ignorancia. La gente pretende que la música no sea propiedad privada y pagan ese derecho de mala gana.

¿Cuántas personas viven de Sayco?
Son 6.800 egos, porque no es una sociedad fácil.

¿Qué tiene de diferente esta sociedad?
Somos sensibles, mediáticos y generamos afectos. Eso nos hace diferentes.

¿Cuál es su apuesta para recuperar a Sayco?
Hay que recuperar el buen nombre, porque Sayco no está acabada. Se necesitan dos líneas: comunicación interna y transparencia. Sayco le tributó a Colombia alrededor de $3.000 millones y el Gobierno sólo se fija en Sayco para intervenirla.