Elaine Palacio: de Puerto Boyacá a las pasarelas de Nueva York

“Mi reinita, te lo dije. Tienes 18 años y mira dónde estás”, le dijo María Flor Rentería a su nieta Elaine Palacio Mosquera cuando la vio en la portada de Vogue Italia. Ella la impulsó para que se metiera de modelo. La abuela cree que su nieta es la Naomi Campbell colombiana. “Fue quien me apoyó pagando las mensualidades en la academia de modelaje. Tuve que aprender sobre qué era ser una modelo”, cuenta.

Elaine Palacio fue elegida como una de los cien personajes que aparecieron en la portada de la revista Vogue Italia en la edición especial de septiembre. La publicación decidió hacer un centenar de portadas diferentes para ese mes, el más importante del año, porque las editoriales reciben pautas de grandes empresas para mostrar las tendencias de otoño-invierno. “Vogue” escogió a famosas como Cindy Crawford, Bella Hadid y Emily Ratajkowski, hasta activistas y modelos afro y transgénero para contar sus historias y dejar en evidencia el momento de transformaciones que vive la industria: diversidad y esperanza en el futuro.

“Al inicio de una temporada que es en muchos aspectos decisiva, creemos que es hora de hablar en voz alta sobre la belleza y la esperanza. Por primera vez, filmamos e imprimimos cien portadas. Cada una está dedicada a un protagonista diferente: por edad, apariencia física, color de piel”, dijo en el editorial Emanuele Farneti, editor de Vogue Italia.

Elaine Palacio es una modelo joven que nació en Puerto Boyacá, municipio al noroccidente de Boyacá que limita con Antioquia. Tiene una risa que contagia y cuando habla acentúa sus historias con las manos. Aplaude en los momentos claves cuando cuenta sus anécdotas y habla con desparpajo sin perder el glamour y su postura recta.

Antes de modelo fue deportista. Empezó en el patinaje y luego quiso ser atleta, inspirada en Caterine Ibargüen, por lo que se fue a vivir a Medellín para conseguir su sueño. En la capital de Antioquia asistió a Colombiamoda, la semana de la moda nacional más importante. Ahí un amigo fotógrafo le hizo unos retratos. El modelaje se le atravesó cuando tenía 16 años.

Aunque de las modelos se espera que dispongan todo su ser al servicio de la indumentaria, como lo narra Patricia Soley-Beltrán en ¡Divina! Modelos, poder y mentiras, Palacio cree que su encanto está en su personalidad.

“Me di cuenta de que la moda es diversidad, cultura, arte y belleza. Detrás de las fotografías hay historias que me llenan el corazón. Saber de los diseñadores, sus prendas y la relación con la modelo es bellísimo”.

Las fotos que le tomó el amigo en Colombiamoda llegaron a Nueva York y una agencia la llevó a México. Esa fue la primera vez que salió del país. “Mi infancia en el pueblo fue de alegría, fue lo mejor. Soy del barrio Nuevo Brisas, donde bailan y celebran todo. Incluso, cuando alguien gana un chance. Me hablaba con todos los vecinos. Mis papás me enseñaron valores y a tener siempre los pies en la tierra”.

En México estuvo cuatro meses y se devolvió a Colombia para sacar los papeles de la visa e irse a Nueva York. “Llegué sin un peso, pero dije aquí voy a poder tener más ganancias. Tampoco sabía hablar inglés”.

Elaine Palacio cuenta que fue un tiempo difícil, porque la agencia que la manejaba la presionaba con el peso, uno de los estereotipos más cuestionados en la industria. “Me decían gorda, pero yo sabía que estaba bien. No me estaba queriendo, así que decidí cambiar de agencia y todo cambió a mi favor. El problema no era yo, eran ellos. Mientras que las marcas me decían: ‘Te quiero, te quiero’”.

Recuerda que la agencia no le daba suficiente dinero para sus necesidades, el idioma no le ayudaba y tenía que salir con cuatro horas de antelación a los castings por si se perdía. Incluso, se tuvo que colar en el metro varias veces. “Uno bien vestido y elegante y saltándose el metro. Yo soy muy calle”, dice entre risas, “no me podía varar”. Creció en un hogar humilde. Su mamá, Sandra Milena Mosquera, está estudiando para ser profesora; su papá, Luis Alberto Palacio, es obrero, y su hermano Ederson, futbolista. Mientras estuvo en su casa no le faltó lo básico, lo que sí le ocurrió en Nueva York. “Los de la agencia me tenían que dar US$100 a la semana y solo me daban US$40 porque estaba ‘gorda’; era como un castigo. No decía nada porque era una niña y no quería preocupar a mi familia”.

En uno de esos momentos difíciles la modelo encontró una aplicación que “regalaba” comida a las modelos. “Un sábado me fui al restaurante y le pedí ayuda al encargado del local para que me ordenara una hamburguesa con papas fritas porque yo no sabía inglés. También me trajeron una copa de vino. Me comí la mitad y pedí que me empacaran el resto. Luego me trajeron la cuenta. ¡Lo único gratis era el vino! No sabía qué hacer, me puse a llorar y le expliqué al señor, que hablaba español, que me habían dicho que la comida era gratis. Menos mal me dejó ir, porque si me ponía a lavar los platos habría terminado a la madrugada y al otro día tenía una audición”.

Elaine Palacio sintió que el objetivo de convertirse en una modelo reconocida se había truncado. Pensó en volver a Colombia. Sin embargo, un día, mientras caminaba por las calles de Nueva York, la encargada de elegir las modelos de la marca de lencería Victoria’s Secret la fichó. “Fue una salvación. Tengo un contrato con ellos y me llaman cuando necesitan alguna campaña”.

Como su carrera despegó en el exterior, Elaine no ha trabajado en la industria nacional, pero dice que le gustaría apoyar a las marcas emergentes. Ha desfilado las prendas de Alexander Wang, Christopher John Rogers, Rebecca Minkoff, Burberry y Reebok.

También quiere ser actriz y cantante de reguetón, salsa cubana o hacer mezclas, como Rosalía. Está creando una fundación para ayudar mediante la cultura y el deporte a los jóvenes de Puerto Boyacá. “Necesitamos más apoyo del Gobierno. Más escuelas y universidades no solo en las ciudades, también en los pueblos, porque los abandonan. En mi pueblo conocí muchos jóvenes y adultos mayores que no tenían recursos. Quiero ayudar en algo. Se roban el dinero y uno se pregunta por qué. No quiero eso para las nuevas generaciones”. La portada especial no fue la única que hizo para la revista italiana, pues la eligieron para una nueva edición que le rinde homenaje al movimiento Black Lives Matter, que resurgió tras la muerte de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis.

“Me sentí muy orgullosa de representar a la comunidad afrocolombiana en la portada de Vogue Italia. Fue muy duro lo que le ocurrió a Floyd. También he sufrido racismo, pero no le pongo atención, no me acomplejo por lo que me dicen las personas. En la moda sí veo que eligen más a personas blancas”. En Colombia sintió que perdió oportunidades por su color de piel.

Elaine Palacio invita a los jóvenes a que tengan sueños, pero que también piensen en cómo van a lograrlos. “En el camino vamos a encontrar obstáculos y personas que nos quieren hacer daño. Sin embargo, debemos seguir luchando. Como dice la gente: ‘Cuando más oscura está la noche más cerca está el amanecer’. Lo más importante es lo que uno quiere lograr”.

“Mi reinita, te lo dije. Tienes 18 años y mira dónde estás”, le dijo María Flor Rentería a su nieta Elaine Palacio Mosquera cuando la vio en la portada de Vogue Italia. Ella la impulsó para que se metiera de modelo. La abuela cree que su nieta es la Naomi Campbell colombiana. “Fue quien me apoyó pagando las mensualidades en la academia de modelaje. Tuve que aprender sobre qué era ser una modelo”, cuenta.

Elaine Palacio fue elegida como una de los cien personajes que aparecieron en la portada de la revista Vogue Italia en la edición especial de septiembre. La publicación decidió hacer un centenar de portadas diferentes para ese mes, el más importante del año, porque las editoriales reciben pautas de grandes empresas para mostrar las tendencias de otoño-invierno. “Vogue” escogió a famosas como Cindy Crawford, Bella Hadid y Emily Ratajkowski, hasta activistas y modelos afro y transgénero para contar sus historias y dejar en evidencia el momento de transformaciones que vive la industria: diversidad y esperanza en el futuro.

“Al inicio de una temporada que es en muchos aspectos decisiva, creemos que es hora de hablar en voz alta sobre la belleza y la esperanza. Por primera vez, filmamos e imprimimos cien portadas. Cada una está dedicada a un protagonista diferente: por edad, apariencia física, color de piel”, dijo en el editorial Emanuele Farneti, editor de Vogue Italia.

Elaine Palacio es una modelo joven que nació en Puerto Boyacá, municipio al noroccidente de Boyacá que limita con Antioquia. Tiene una risa que contagia y cuando habla acentúa sus historias con las manos. Aplaude en los momentos claves cuando cuenta sus anécdotas y habla con desparpajo sin perder el glamour y su postura recta.

Antes de modelo fue deportista. Empezó en el patinaje y luego quiso ser atleta, inspirada en Caterine Ibargüen, por lo que se fue a vivir a Medellín para conseguir su sueño. En la capital de Antioquia asistió a Colombiamoda, la semana de la moda nacional más importante. Ahí un amigo fotógrafo le hizo unos retratos. El modelaje se le atravesó cuando tenía 16 años.

Aunque de las modelos se espera que dispongan todo su ser al servicio de la indumentaria, como lo narra Patricia Soley-Beltrán en ¡Divina! Modelos, poder y mentiras, Palacio cree que su encanto está en su personalidad.

“Me di cuenta de que la moda es diversidad, cultura, arte y belleza. Detrás de las fotografías hay historias que me llenan el corazón. Saber de los diseñadores, sus prendas y la relación con la modelo es bellísimo”.

Las fotos que le tomó el amigo en Colombiamoda llegaron a Nueva York y una agencia la llevó a México. Esa fue la primera vez que salió del país. “Mi infancia en el pueblo fue de alegría, fue lo mejor. Soy del barrio Nuevo Brisas, donde bailan y celebran todo. Incluso, cuando alguien gana un chance. Me hablaba con todos los vecinos. Mis papás me enseñaron valores y a tener siempre los pies en la tierra”.

En México estuvo cuatro meses y se devolvió a Colombia para sacar los papeles de la visa e irse a Nueva York. “Llegué sin un peso, pero dije aquí voy a poder tener más ganancias. Tampoco sabía hablar inglés”.

Elaine Palacio cuenta que fue un tiempo difícil, porque la agencia que la manejaba la presionaba con el peso, uno de los estereotipos más cuestionados en la industria. “Me decían gorda, pero yo sabía que estaba bien. No me estaba queriendo, así que decidí cambiar de agencia y todo cambió a mi favor. El problema no era yo, eran ellos. Mientras que las marcas me decían: ‘Te quiero, te quiero’”.

Recuerda que la agencia no le daba suficiente dinero para sus necesidades, el idioma no le ayudaba y tenía que salir con cuatro horas de antelación a los castings por si se perdía. Incluso, se tuvo que colar en el metro varias veces. “Uno bien vestido y elegante y saltándose el metro. Yo soy muy calle”, dice entre risas, “no me podía varar”. Creció en un hogar humilde. Su mamá, Sandra Milena Mosquera, está estudiando para ser profesora; su papá, Luis Alberto Palacio, es obrero, y su hermano Ederson, futbolista. Mientras estuvo en su casa no le faltó lo básico, lo que sí le ocurrió en Nueva York. “Los de la agencia me tenían que dar US$100 a la semana y solo me daban US$40 porque estaba ‘gorda’; era como un castigo. No decía nada porque era una niña y no quería preocupar a mi familia”.

En uno de esos momentos difíciles la modelo encontró una aplicación que “regalaba” comida a las modelos. “Un sábado me fui al restaurante y le pedí ayuda al encargado del local para que me ordenara una hamburguesa con papas fritas porque yo no sabía inglés. También me trajeron una copa de vino. Me comí la mitad y pedí que me empacaran el resto. Luego me trajeron la cuenta. ¡Lo único gratis era el vino! No sabía qué hacer, me puse a llorar y le expliqué al señor, que hablaba español, que me habían dicho que la comida era gratis. Menos mal me dejó ir, porque si me ponía a lavar los platos habría terminado a la madrugada y al otro día tenía una audición”.

Elaine Palacio sintió que el objetivo de convertirse en una modelo reconocida se había truncado. Pensó en volver a Colombia. Sin embargo, un día, mientras caminaba por las calles de Nueva York, la encargada de elegir las modelos de la marca de lencería Victoria’s Secret la fichó. “Fue una salvación. Tengo un contrato con ellos y me llaman cuando necesitan alguna campaña”.

Como su carrera despegó en el exterior, Elaine no ha trabajado en la industria nacional, pero dice que le gustaría apoyar a las marcas emergentes. Ha desfilado las prendas de Alexander Wang, Christopher John Rogers, Rebecca Minkoff, Burberry y Reebok.

También quiere ser actriz y cantante de reguetón, salsa cubana o hacer mezclas, como Rosalía. Está creando una fundación para ayudar mediante la cultura y el deporte a los jóvenes de Puerto Boyacá. “Necesitamos más apoyo del Gobierno. Más escuelas y universidades no solo en las ciudades, también en los pueblos, porque los abandonan. En mi pueblo conocí muchos jóvenes y adultos mayores que no tenían recursos. Quiero ayudar en algo. Se roban el dinero y uno se pregunta por qué. No quiero eso para las nuevas generaciones”. La portada especial no fue la única que hizo para la revista italiana, pues la eligieron para una nueva edición que le rinde homenaje al movimiento Black Lives Matter, que resurgió tras la muerte de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis.

“Me sentí muy orgullosa de representar a la comunidad afrocolombiana en la portada de Vogue Italia. Fue muy duro lo que le ocurrió a Floyd. También he sufrido racismo, pero no le pongo atención, no me acomplejo por lo que me dicen las personas. En la moda sí veo que eligen más a personas blancas”. En Colombia sintió que perdió oportunidades por su color de piel.

Elaine Palacio invita a los jóvenes a que tengan sueños, pero que también piensen en cómo van a lograrlos. “En el camino vamos a encontrar obstáculos y personas que nos quieren hacer daño. Sin embargo, debemos seguir luchando. Como dice la gente: ‘Cuando más oscura está la noche más cerca está el amanecer’. Lo más importante es lo que uno quiere lograr”.