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Embajadora de la alegría

Orgullosa por su desempeño en Vietnam, llegó este miércoles a Colombia la virreina universal de la belleza, Taliana Vargas.

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El Espectador
17 de julio de 2008 - 03:13 a. m.
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Muy segura y tranquila de representar a Colombia en Miss Universo 2008. Así manifestó haberse sentido en todo momento Taliana Vargas, hoy Virreina Universal de la Belleza, quien llegó el miércoles al país luego de regalarle a los colombianos la alegría de un cuarto virreinato en el certamen de belleza más importante del mundo.

Aunque el comentario generalizado en el país desde el pasado domingo al finalizar la gala de elección y coronación, ha sido “nos robaron la corona”, Taliana no lo cree de esa manera. La Señorita Colombia cree que se hizo la voluntad de Dios. “La corona era para Dayana, la merecía, igual que yo y las otras 80 niñas.

Poder llegar al virreinato y traerle esa felicidad tan grande al país después de 14 años es para mí un gran triunfo. Me siento coronada y satisfecha con lo que hice”, comentó Taliana durante una rueda de prensa luego de pisar territorio capitalino.

En todo momento tuvo presente el consejo que le dio su mamá: “Siempre hay que actuar como la reina, aunque no se tenga la corona” y eso, asegura, fue lo que hizo para llegar a ser la segunda mujer más bella del universo.

“Me siento completamente satisfecha. Y ahora que estoy en Colombia, digo gracias a Dios y qué bueno haber obtenido el virreinato. Dios me dio las dos oportunidades, de regresar a mi país, unirlo por una buena causa y seguir con mi vida normal. Siendo Miss Universo no lo hubiese podido hacer. Por eso no siento ninguna espinita por el resultado.

En este encuentro con la prensa, Taliana Vargas también manifestó sentirse una embajadora de la alegría, pues eso era lo que irradiaba en todo momento en Vietnam, alegría le trajo a Colombia con su virreinato y, en adelante, como Señorita Colombia y Virreina Universal, podrá llevarle también alegría a las personas que se benefician de las fundaciones que representan los dos certámenes.

Por El Espectador

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