Lady Gaga puede tener algo del glamur de Madonna; una buena dosis del impacto de David Bowie; una porción de la creatividad de Michael Jackson; y hasta se parece al nombre de una canción de Freddy Mercury, pero la primera influencia musical determinante para ella fue Bruce Springsteen. Gracias a este artista norteamericano, quien compuso Born in the USA durante la década del 80, cuando muchos cantantes de Estados Unidos sacaban excusas para no hacer referencia a su nacionalidad, es que la rubia tuvo la iniciativa de sentarse frente al piano para producir sonidos melodiosos.
El estilo de Springsteen, a quien llamaron durante varios años ‘El Jefe’, tiene a decir verdad muy pocos elementos de conexión con la propuesta dance, estrambótica y conceptual de Lady Gaga, pero esa música fue la que ella intentó reproducir una y otra vez. Incluso, cuentan sus padres, pedía ayuda para alcanzar el instrumento y evocar las creaciones de este personaje tan especial para ella.
Al comienzo se pensó que Lady Gaga, cuyo verdadero nombre es Stefani Joanne Angelina Germanotta, interpretaría canciones de corte más intimista, tal y como su gran mentor a la distancia; que su fuerte estaría en las letras y que la sobriedad acompañaría sus presentaciones. Durante los años de estudio jamás fue la niña más popular y por estar concentrada en el arte sus profesores debían llamarle la atención constantemente. Las monjas intentaron llevarla por el camino de la normalidad, pero la rubia se empeñó en llamar la atención, en ser única, en brillar siempre.
Uno de los mitos que rodean su actividad está relacionado con su nombre artístico. Se dice que Stefani dejó de llamarse así por estar cantando Radio Gaga, de la banda Queen, y que era el tema con el que rompía el hielo cada vez que debía presentarse en auditorios menores de su natal Nueva York. Un buen día, antes de firmar un contrato sin todos los ceros a la derecha que después serían una constante dentro de su vida musical, Lady Gaga asumió ese rótulo y la suerte y el éxito se le aproximaron sin aviso previo.
Muy rápido llegó a la cúspide, con todo lo bueno y lo malo que ello implica. Dejó de hacer canciones para los demás, muchos de ellos artistas que hoy firmarían un pacto con el demonio para tener la mitad del reconocimiento del que ella dispone, y entendió que el piano, ese instrumento que la había divertido durante sus años de infancia, debía ser un elemento fundamental dentro de su engranaje.
Lady Gaga no es sólo una propuesta para escuchar, es una infraestructura tan contundente como extravagante que consigue vincular la música con elementos adicionales y que muchos artistas ni siquiera se atreven a mirar, algunos porque simplemente no los necesitan y otros por miedo al ridículo, por el pánico al qué dirán y el temor a salirse de lo que sus seguidores están esperando de ellos. La rubia es dance, pero también es video, es la expresión de lo visual al servicio del artista. Lady Gaga es su imagen y ese manejo sobre el escenario la transforma en una diva.
Ella, en su espectáculo, se cambia de vestido, se monta en unas plataformas autodiseñadas para verse inmensa y especial. Su look no es el resultado de un accidente, es toda una apuesta por salirse de lo establecido y eso es lo que ha hecho que sus trabajos discográficos, transformados muchas veces en giras o en desarrollos audiovisuales, sean tan controvertidos. La polémica siempre ha repercutido en su beneficio y sí que ha sabido sacarle provecho a The Fame, con sencillos radiados, vendidos y copiados en todos los rincones.
Ahora está estableciendo los detalles de su gira mundial Born This Way Ball y se ha dado el lujo de despreciar algunas plazas antes consideradas obligadas para cualquier artista triunfador, y está incluyendo fechas especiales como las confirmadas durante esta semana en Colombia y Perú.
En el Estadio El Campín, en Bogotá, estará Lady Gaga el 6 de noviembre y tendrá la misión de cerrar una jornada musical en la que también participarán la banda de rock británica The Darkness, conocida por clásicos como I Believe in a thing called love, y Lady Starligh, DJ que acompañó a la rubia durante sus primeros experimentos sonoros. Su concierto promete ser un derroche de extravagancias porque Lady Gaga, más que The fame monster, como su canción, es un fenómeno.
Preventa para clientes Av. Villas desde agosto 27 a las 7:00 a.m. hasta el 29 de agosto a las 3:00 p.m. Venta de boletería oficial comienza el jueves 30 de agosto a las 8:00 a.m. a través del 593 6300 y www.tuboleta.com.
Lady Gaga, la segunda prueba musical de El Campín
El concierto de Paul McCartney en el estadio El Campín sirvió para despertar la polémica de siempre entre los amantes del fútbol, que están en todo su derecho de querer ver una grama intacta, y los seguidores de las manifestaciones musicales, quienes también pueden soñar con un escenario dispuesto para los grandes espectáculos. La presentación del beatle dejó claro que, con buenos recursos, con el personal adecuado y con las medidas suficientes de protección, se pueden realizar conciertos en este centro deportivo administrado por la Alcaldía Mayor de Bogotá. Esta semana se confirmó la presencia de Lady Gaga el 6 de noviembre en el escenario capitalino y por ahora las quejas no se han escuchado. El tour ‘Born This Way Ball’ será una nueva prueba para confirmar que sí se pueden realizar grandes ‘shows’ en Colombia.