Esteban Cortázar lleva la identidad colombiana al templo parisino de la moda Colette
El diseñador exhibe hasta el próximo 22 de julio un proyecto que reúne 30 marcas. En la vitrina de esta tienda de lujo se ven prendas con las expresiones "Parcero", "Bacán" y "Juemichica".
Anna Pelegri / AFP
"Parcero", "Chango", "Bacán", "Juemichica" y "Sanchocho" son algunas de las palabras que Esteban Cortázar pondrá de moda, aunque sea por unos días, en París, Francia, pues desde el pasado lunes y hasta el 22 de este mes el diseñador colombiano exhibe sus diseños en Colette, templo de la moda que paradójicamente anunció que en diciembre próximo cierra sus puertas.
"Colombia by Esteban Cortázar at Colette" o "Colombia mi amor" no es sólo una muestra de los diseños del colombiano de 33 años, sino un proyecto que reúne en un solo lugar 30 marcas nacionales que venden sus productos en esta tienda de lujo.
Es por eso que desde la vitrina se ve una "tiendita" típica de un pueblo colombiano. En otra el espectador puede ver piezas de una colección diseñada para la ocasión, con camisetas con palabras impresas de la jerga nacional como "parcero" y "sancocho". Como no podía ser de otra forma, en el bar de Colette, el chef compatriota Carlos Peñarredonda sirve un menú colombiano.
Colette está ubicada apenas a unos minutos a pie del estudio de Cortázar, un elegante apartamento frente al Museo del Louvre. Una década después de instalarse en la capital francesa, adonde llegó contratado por Emanuel Ungaro antes de lanzar su propia marca, Cortázar explica cómo la industria de la moda está obligada a buscarse una nueva identidad.
"Instagram nos ha cambiado la vida. Por un lado, da a los jóvenes la oportunidad de mostrar su trabajo, pero eso también crea algo que no es bueno y es que todo el mundo lo puede hacer. Hay un mar de ideas, creadores y marcas. Para encontrar algo que sea súper bueno, te toca mirar y mirar".
Es por eso que Esteban Cortázar utiliza esta herramienta de la tecnología para dar a conocer el proyecto "Colombia by Esteban Cortázar at Colette" y las marcas que participan, como Seven Seven, Artesanías de Colombia y Onda de Mar. Las piezas publicitarias van acompañadas con la música de J Balvin, quien por estos días goza de gran popularidad tanto por su reguetón, como por haberse posicionado como ícono y embajador de la moda. (Recordar J Balvin debuta como embajador de moda en Nueva York).
Constata que la moda ya no la dictan unos cuantos. "Los milenials no están esperando la aprobación de nadie para decidir si algo les gusta". Algo que en cierta manera ha beneficiado a los diseñadores, que ya no están sujetos al veredicto de la crítica. "Es una liberación gigante", afirma.
Están por supuesto los influyentes blogueros, que aunque no cuentan con la experiencia de los referentes de siempre, "tienen la misma autoridad, solo porque tienen muchos seguidores".
"Pero así es el mundo que estamos viviendo". Instagram, blogueros..., "todo esto está pasando y los diseñadores no podemos pelear contra ello. Tienes que montarte al tren, sentarte en tu lugar y hacer tu propia vida, pero subido al tren".
Cortázar también tiene muy claro cómo definir su trabajo: "Una mezcla entre la sensualidad latina, un deseo de celebrar las curvas, el movimiento, el color, combinado con la sofisticación que me da el vivir en París, la parte limpia de lo hecho con perfección".
"Creo mucho en la repetición, es lo que te da una identidad. Cuando repites algo, se vuelve tuyo".
"A veces un diseñador quiere abandonar una prenda, porque cree que todo el mundo está cansado de ella, pero la mayoría de gente todavía no se ha dado cuenta de que ese diseño existe".
"Parcero", "Chango", "Bacán", "Juemichica" y "Sanchocho" son algunas de las palabras que Esteban Cortázar pondrá de moda, aunque sea por unos días, en París, Francia, pues desde el pasado lunes y hasta el 22 de este mes el diseñador colombiano exhibe sus diseños en Colette, templo de la moda que paradójicamente anunció que en diciembre próximo cierra sus puertas.
"Colombia by Esteban Cortázar at Colette" o "Colombia mi amor" no es sólo una muestra de los diseños del colombiano de 33 años, sino un proyecto que reúne en un solo lugar 30 marcas nacionales que venden sus productos en esta tienda de lujo.
Es por eso que desde la vitrina se ve una "tiendita" típica de un pueblo colombiano. En otra el espectador puede ver piezas de una colección diseñada para la ocasión, con camisetas con palabras impresas de la jerga nacional como "parcero" y "sancocho". Como no podía ser de otra forma, en el bar de Colette, el chef compatriota Carlos Peñarredonda sirve un menú colombiano.
Colette está ubicada apenas a unos minutos a pie del estudio de Cortázar, un elegante apartamento frente al Museo del Louvre. Una década después de instalarse en la capital francesa, adonde llegó contratado por Emanuel Ungaro antes de lanzar su propia marca, Cortázar explica cómo la industria de la moda está obligada a buscarse una nueva identidad.
"Instagram nos ha cambiado la vida. Por un lado, da a los jóvenes la oportunidad de mostrar su trabajo, pero eso también crea algo que no es bueno y es que todo el mundo lo puede hacer. Hay un mar de ideas, creadores y marcas. Para encontrar algo que sea súper bueno, te toca mirar y mirar".
Es por eso que Esteban Cortázar utiliza esta herramienta de la tecnología para dar a conocer el proyecto "Colombia by Esteban Cortázar at Colette" y las marcas que participan, como Seven Seven, Artesanías de Colombia y Onda de Mar. Las piezas publicitarias van acompañadas con la música de J Balvin, quien por estos días goza de gran popularidad tanto por su reguetón, como por haberse posicionado como ícono y embajador de la moda. (Recordar J Balvin debuta como embajador de moda en Nueva York).
Constata que la moda ya no la dictan unos cuantos. "Los milenials no están esperando la aprobación de nadie para decidir si algo les gusta". Algo que en cierta manera ha beneficiado a los diseñadores, que ya no están sujetos al veredicto de la crítica. "Es una liberación gigante", afirma.
Están por supuesto los influyentes blogueros, que aunque no cuentan con la experiencia de los referentes de siempre, "tienen la misma autoridad, solo porque tienen muchos seguidores".
"Pero así es el mundo que estamos viviendo". Instagram, blogueros..., "todo esto está pasando y los diseñadores no podemos pelear contra ello. Tienes que montarte al tren, sentarte en tu lugar y hacer tu propia vida, pero subido al tren".
Cortázar también tiene muy claro cómo definir su trabajo: "Una mezcla entre la sensualidad latina, un deseo de celebrar las curvas, el movimiento, el color, combinado con la sofisticación que me da el vivir en París, la parte limpia de lo hecho con perfección".
"Creo mucho en la repetición, es lo que te da una identidad. Cuando repites algo, se vuelve tuyo".
"A veces un diseñador quiere abandonar una prenda, porque cree que todo el mundo está cansado de ella, pero la mayoría de gente todavía no se ha dado cuenta de que ese diseño existe".