¿Cómo es Violeta?
Es una adolescente de carácter fuerte, hija de un zapatero que tiene su negocio como fachada, pues encaleta “mercancía” en los tacones. Con el narco más duro empieza a exportar zapatos y al negocio le empieza a ir bien.
¿No le molesta a Violeta el narcotráfico?
Ella ha trabajado con su papá desde chiquita y este trabajo no tiene nada de malo, le encanta.
¿Qué tienen en común Alejandra y Violeta?
El carácter, la seguridad. Ambas tenemos los pantalones puestos, yo soy jefe de hogar, tengo mi hija y mi trabajo.
¿Qué tal las compañeras de set?
Superchévere, muy agradable. Las cinco no estuvimos tanto tiempo juntas grabando porque eran universos diferentes, eran amigas, pero cada una tenía su rollo por su lado.
Entonces, ¿con qué actores trabajó de cerca?
En mi universo estaba con mis papás, que son Orlando Valenzuela y Aura Helena Prada. También están Lincoln Palomeque y Diego Vásquez.
¿Con cuál de ellos hizo mejor conexión?
Con Diego, hubo escenas intensas que disfruté demasiado, creo que es un excelente actor.
¿Modelaje o actuación?
Son cosas muy distintas, me encanta modelar porque me parece una profesión seria que empecé desde los 14 años, pero la actuación permite canalizar energías y expresar sentimientos.
Lo mejor de ser caleña.
La energía pacífica.
Un lugar en Cali.
Me encanta ir a tomar sancocho de pescado a la galería Alameda y bailar salsa en Juanchito.
Las escenas más complicadas.
Las que hice con Diego Vásquez y otras con Lincoln Palomeque en las que Violeta empieza a cambiar; eran agresivas, con fuego en los ojos y personalidad masculina.
Las que más le gustaron.
Esas mismas, fueron complicadas pero satisfactorias. Yo tenía que calentar, incluso físicamente, para lograr el nivel emocional que se necesitaba. Hacía sentadillas y lagartijas.
La persona más importante en su vida.
Mi hija, Valeria.
¿En qué se parece a usted?
Ambas hablamos hasta por los codos, somos extrovertidas, y a ella le gusta actuar, pertenece al elenco de Clara Luna.
¿Le gustaría tener más hijos?
Sí, quiero otro, un hijo biológico, y adoptar un bebé, me encantaría darle cariño a alguien que lo necesite.
Un pasatiempo.
Bailar. Salsa, electrónica, reggaetón, todo.
Un sacrificio.
Me ha tocado dejar de comer dulces para registrar mejor, ha sido un sacrificio porque muero por las tortas y los helados.
Su comida preferida.
La típica, especialmente el sancocho de pescado.
Una actriz colombiana que admire.
Varias: Margarita Rosa de Francisco, Margalida Castro, Vicky Hernández.
Un actor.
Diego Vásquez.
Su película favorita.
La vida en Rosa.
¿Mejor de buena o mala?
Hacer de mala es más divertido.
El personaje ideal.
Sueño con interpretar la vida de alguna mujer maravillosa que haya hecho algo valioso por la humanidad.
Un defecto.
Mi mal genio.
Su cualidad.
La perseverancia.
¿Cómo se ve a los 50 años?
Quiero tener mis otros dos hijos, gran parte de mis proyectos de vida realizados y haber disfrutado cada edad.
¿Con qué personaje se ha sentido más identificada?
Como seres humanos todos tenemos nuestro angelito y nuestro diablito. Con cada personaje nos identificamos en algo.
Una habilidad oculta.
Cuando era niña fui gimnasta.
Su coctel favorito.
El mojito, por lo que no se le siente casi el licor.
Una travesura en el colegio.
En una época, aburrida del colegio, esperaba con mi mejor amiga en el paradero a que mi mamá saliera y me devolvía a la casa.
Un recuerdo de su infancia.
Cuando mi mamá me llevó a conocer el mar. Fuimos a Bocagrande, una isla cerca de Tumaco que queda entre el océano y el río, las playas son hermosas, vírgenes y las olas gigantes.
¿Brad Pitt o George Clooney?
George Clooney porque es más hombre.
Una flor.
Todas me gustan.
Un proyecto.
Quiero estudiar en España.
Un país que le gustaría conocer.
Francia.
¿Y la película que la hizo llorar?
La vida en Rosa, por la caracterización que hizo Marion de Edith Piaf cuando estaba vieja
¿Qué es lo que más extraña de su ciudad?
Mi familia y mis amigos.
Una bebida.
Un buen café, aunque en grabación lo reemplacé por el té.
¿Y en el mundo?
¿Actrices? Hillary Swan, Marion Cotillard, Meryl Steep, Susan Sarandon.
Un objeto que conserve desde niña.
Un impermeable para la lluvia rosado con un arco iris y un unicornio; me lo regalaron cuando tenía seis años. Una vez peleé con mi mamá porque ella lo regaló pensando que ya no lo iba a usar, todavía lo tengo en mi armario.
Un plan de fin de semana.
Generalmente son los espacios que tengo con Valeria, entonces los sábados en las tardes vamos a cine y el domingo salimos a almorzar. De vez en cuando salgo a rumbear cuando mi hija se va a dormir donde una amiga.