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Isabel Henao se ha caracterizado por su exploración con las telas. Sus indagaciones la han llevado a jugar con los plisados de la tela y a construir a partir de materiales y costuras complejos origamis. Sin embargo, ya desde hace dos años, el juego con los materiales ha virado más bien hacia la construcción de texturas, colores y prints únicos.
En la pasarela del pasado miércoles, el segundo día de la III Semana Internacional de la Moda de Bogotá, Isabel Henao mostró una colección en azules, grises, chocolates y violetas en la que reafirmó una silueta limpia, geométrica, muy femenina que parece ir marcando su estilo.
Sus vestidos cortos, que siluetean la figura pero no la forran, de cortes profundos en la espalda y en los que los detalles en el cuello o en las mangas rompen el mutismo fueron de nuevo piezas claves en su colección. Aparecieron además pantalones llenos de brillos y capones, ponchos y capas de cashemire acentuadas en la cintura con cordones de cuero. De hecho, el retorno de la acentuación de la cintura fue una de las declaraciones más importantes de esta colección que bebe en gran medida de los años 50 su inspiración.
Además de explorar el día, Isabel Henao se embarcó esta vez en la seducción nocturna y optó por una aliada segura: las lentejuelas. Vestidos largos y rojos que jugaban con la asimetría en las mangas y en la falda fueron la apuesta de la diseñadora.
Cada una de estas piezas además presentaban prenses y recogidos sutiles en lugares insospechados, creando nuevos volúmenes y traduciendo ese gusto por los acentos mínimos que tiene Isabel Henao.
Los juegos de tonos doble faz que dejan entrever colores contrastantes, las telas satinadas con efectos de colores, lentejuelas en degradé y cueros con efectos de brillos fueron también algunas de las elecciones que hizo esta bogotana para esta temporada.