
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Hoy Jennifer Leibovici habla desde un lugar distinto al de hace unos años. Ya no se reconoce en aquella mujer que aceptaba lo que no quería por miedo a ser rechazada, ni en la que se quedaba donde no era valorada. A los 44 años, se mira con la serenidad de quien se ha tropezado muchas veces, pero convirtió cada caída en una oportunidad de aprendizaje.
“Si mi yo inmaduro se sentara hoy a mi lado, le diría que siguiera viviendo todo lo que vivió, porque cada ‘tusa’ y cada ‘sí’ dado de dientes para afuera me llevaron a estar aquí, con amor propio y madurez”, expresó en su charla con Vea.
Ese proceso de sanación la llevó a explorar otro camino: el del bienestar y el acompañamiento personal. Durante casi ocho años, el teatro quedó en pausa mientras Jennifer Leibovici se dedicaba a guiar a otros en su propio desarrollo emocional. Hoy, después de ese paréntesis, regresa al escenario con la obra Inmaduros, un proyecto que le permitió desempolvar su faceta de actriz y, a la vez, prestarle su piel a una versión más joven de sí misma.
Jennifer Leibovici, de las heridas al bienestar
Hablar con Jennifer es entrar en un territorio donde la vulnerabilidad no se esconde, sino que se convierte en punto de partida. Ella misma reconoce que en su pasado se quedó más de una vez en lugares donde no la amaban ni la valoraban. La falta de límites, el miedo al abandono y lo que describe como un “apego ansioso” marcaron su vida durante mucho tiempo.
Mirar hacia atrás, sin embargo, ya no le produce dolor. Lo hace con gratitud porque entiende que fueron justamente esas experiencias las que le enseñaron a amarse y respetarse. “Si no hubiera tenido esa herida de abandono tan abierta y no hubiera tenido tanta falta de amor propio, no habría aprendido a honrarme como lo hago ahora”, mencionó.
Esa transformación personal se reflejó también en su carrera. Hace casi una década decidió poner en pausa el teatro, aunque siguió haciendo apariciones esporádicas en televisión. Lo que ocupó la mayor parte de su tiempo fue un proyecto distinto: dedicarse al universo del bienestar y acompañar a otros en su desarrollo personal.
“Hoy en día acompaño a personas en sus procesos de crecimiento, y eso me ha dado herramientas para mirar la vida y las relaciones de una manera diferente”, agregó Jennifer Leivobici sobre este espacio en el que, según ella, encontró la calma que le hacía falta y también un propósito más allá de la actuación: el de guiar a otros hacia la claridad emocional y la madurez.
Esa experiencia como mentora no solo la enriqueció como persona, sino que también le dio una perspectiva distinta para regresar al escenario. Volver a actuar no era algo que estuviera en sus planes inmediatos, pero la vida le tenía reservado un proyecto que conectaba directamente con su propia historia.
El regreso de Jennifer Leibovici con ‘Inmaduros’
Cuando llegó la propuesta de hacer parte de “Inmaduros”, la bogotana sintió que era momento de desempolvar esa parte de ella que había estado guardada por años. La obra, dirigida por Fernando Arévalo y con un elenco en el que también participan Rodrigo Candamil, Andrea Guzmán, Carolina Sabino, Paula Estrada y Rafael Zea, plantea una pregunta que atraviesa a más de uno: ¿a qué edad maduran los hombres?
Violeta, su personaje, es una mujer de 29 años a la que Jennifer califica como “ingenua, con falta de amor propio y poca madurez emocional”. Se involucra en una relación con Matías que empieza como un juego, pero termina con ella profundamente enamorada y permitiendo que la pisoteen. Por esta razón, Jennifer Leibovici considera que interpretar el personaje es como regresar a una versión de sí misma: “Es prestarle mi cuerpo de ahora a mi yo del pasado, porque siento que así era yo”.
Ese paralelismo es el que hace que la obra tenga un valor especial en su vida. Más allá de las risas que provoca en el público, Inmaduros le permite reconciliarse con la mujer que fue y poner en práctica el aprendizaje que ha acumulado en estos años. “La inmadurez no está disfrazada de libertad, sino de mentira y de la incapacidad de comunicar lo que realmente tienes para ofrecer. La madurez, en cambio, se nota cuando eres claro con lo que sientes y con lo que quieres”, reflexionó en su entrevista con Vea.
El regreso, además, estuvo acompañado de un equipo que le devolvió la alegría del escenario: “Es un combo con el que estoy súper agradecida. Ver a Paula y a Rafael jugando en el escenario es una locura. Todo ha sido un disfrute”.
Hoy, Jennifer Leibovici se encuentra en un punto de equilibrio. Con cicatrices convertidas en lecciones, un presente en el que combina el teatro con su trabajo de acompañamiento y la certeza de que la madurez no llega con la edad, sino con la decisión de mirarse de frente.
Y aunque no sabe qué nuevos caminos traerá el futuro, por ahora disfruta de este reencuentro con la actuación, consciente de que no está interpretando solo a Violeta, sino también a esa versión de sí misma que alguna vez tuvo miedo de ser abandonada. Una versión que, con el paso del tiempo, se convirtió en la mujer que hoy habla sin titubeos de amor propio y resiliencia.
Lo que debes saber sobre ‘Inmaduros’
El público ya puede disfrutar de esta comedia que llegó al Teatro Nacional La Castellana (calle 95 #47-15) para reflexionar, entre risas, sobre la amistad, las relaciones de pareja y la madurez emocional.
La obra, escrita por Juan Vera y Daniel Cúparo y dirigida por Fernando Arévalo y Federico Arévalo, presenta a un elenco estelar encabezado por Rodrigo Candamil, Rafael Zea, Jennifer Leibovici, Paula Estrada, Andrea Guzmán y Carolina Sabino. Cada uno encarna personajes que se enfrentan a decisiones vitales, amores complejos y vínculos que ponen a prueba su capacidad de crecer y transformarse.
Las funciones se realizan de jueves a viernes a las 8:30 p.m., sábados a las 6:00 y 8:30 p.m., y domingos a las 6:00 p.m. Una oportunidad para reír, cuestionar y reconocerse en historias que conectan con la vida cotidiana.
