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Jorge Barón y William Vinasco, los pregoneros del Año Nuevo

Desde hace más de 50 años, el presentador de televisión y el locutor de radio, en vivo, le dan la bienvenida al Año Nuevo. Barón estará en una tarima y Vinasco en una cabina de radio. Una cuenta regresiva histórica que navega entre la alegría, la nostalgia y la esperanza.

Joseph Casañas Angulo

31 de diciembre de 2024 - 08:00 a. m.
Sony Music Colombia invitó a Jorge Barón y William Vinasco para crear una playlist con música de diciembre.
Foto: Cortesía Sony Music Colombia
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El recuerdo hoy luce desenfocado. El tío Juan, ya con los cachetes colorados y un whisky en la mano, pide que le pongan “mute” al televisor y sintonicen en la radio a William Vinasco. El espectro, que durante toda la noche estuvo copado con música de orquesta y el “entusiasmo” de Jorge Barón, ahora es ocupado por la voz profunda del locutor que en 1993 narró por televisión los cinco goles que Colombia le metió a Argentina.

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El ambiente sonoro de la radio contrasta con el de la televisión. En La fiesta de los hogares colombianos, el programa que hace 60 años conduce Jorge Barón todos los 24 y 31 de diciembre, casi no hay espacio para el silencio. Si no suenan las percusiones o los vientos, son las frases de algún personaje al que Barón le da la palabra para que salude a su familia que, se supone, a esa hora lo está viendo desde casa. La estética kitsch del programa ya tiene un sello.

En radio, en cambio, William Vinasco modera un brindis. La transmisión es más sobria, pues lee unas palabras que año tras año, al filo de la medianoche, con alguna sutil variación, repite como un mantra. De fondo suena un piano. “No sé qué decir, no sé si estoy triste o feliz. Son tantos los recuerdos y emociones, que estas palabras son sentimientos silenciados. Mira mis ojos, en ellos están la alegría y la tristeza. Tristeza porque en algunas casas no está la madre. Ella, ella ha partido. Ha nacido a la eternidad”. Desde 2018 ese fragmento del poema tiene más valor, pues ese año murió doña Tulia, su mamá, a los 101 años. “Todavía la recordamos con tristeza y nostalgia. Ella era la de los consejos, la que nos halaba las orejas, la de las alegrías, la que integraba a la familia. Aún la recordamos mucho, sobre todo el 31. ¡Qué dolor tan grande!”, exclama el locutor.

Mientras Vinasco declama, Barón pasea el micrófono entre la multitud. No se oye lo que dicen, pero algunos de los que mojan pantalla lloran unos segundos, mientras el señor de traje blanco intenta que la palabra no se monopolice. Hay muchos que quieren saludar y que quieren ser saludados.

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En ese recuerdo difuso, en la sala de la casa, el tío Juan se sirve otro whisky, la tía Ruth saca otra tanda de buñuelos, el primo Ernesto llora mientras habla con su novio que está en Neiva, el primito Santiago limpia el piso con el jean nuevo, mientras arrastra el juguete que le regalaron el 24 de diciembre y la abuela Oliva mira todo con extrañeza. No tiene claro que está haciendo allí. De a poco se está olvidando de quién es y quienes son esos sujetos con los que comparte ese espacio. Pronto se le olvidará ese recuerdo que está fabricando en ese momento. El alzhéimer ya le hizo olvidar otras cosas; menos mal.

William Vinasco y Jorge Barón están tan arraigados en la cultura popular de la Navidad y el fin de año en Colombia que, desde septiembre, cuando ya se sentían los aires de diciembre, Sony Music los invitó para que hicieran una lista de las canciones que por estas épocas se bailan y cantan. “Diciembre es Colombia”, se llama el listado que está en Spotify e incluye temas de Diomedes Díaz, Joe Arroyo, Los Hermanos Zuleta, Silvestre Dangond, Los 50 de Joselito, Rodolfo Aicardi, Pastor López, Fruko y sus Tesos y la Billo’s Caracas Boys, entre otros. Vinasco y Barón son algo así como los pregoneros del fin de año. Llevan 52 y 60 años, respectivamente, sin pasar una Navidad o Año Nuevo en su casa: uno pasa esos momentos en una cabina de radio, el otro en una tarima.

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Esta noche Jorge Barón estará desde el Patio de Banderas en Ibagué despidiendo el año viejo. En entrevista para El Espectador, el presentador lanza la mirada hacia atrás. Recuerda que en un principio el programa se emitía por radio y luego, cuando pasó al estudio de televisión, se llamó La fiesta de los hogares ibaguereños. El empresario de medios nació en Ibagué en 1948.

“En un inicio los sindicatos de televisión no permitían que los operarios trabajaran el 24 ni el 31, luego los convencimos e impusimos la idea de que los colombianos merecían tener sus fiestas en estos días tradicionales y que esa fiesta había que transmitirla. Desde entonces se hace en diferentes regiones de la geografía nacional. Lo importante es llegar a donde estén los colombianos. La gente, a veces, no tiene programa y lo pasa allí. Acompañamos a esas personas solitarias a pasar estas fechas”, dice Barón.

Este año el ibaguereño recibió un solo obsequio de Navidad. Su hermana le regaló una pijama blanca. “Es la pijama de la paz”, dice. La estrenó ayer y es la que usará al terminar la transmisión de esta noche.

“Desde muy joven paso esas fiestas con gente a la que yo llamo mi familia de corazón. Mis hijos saben, desde que eran muy niños, que el 24 y el 31 voy a estar ausente porque voy a estar llevándoles alegría y entretenimiento a los colombianos. Mi familia se comunica conmigo antes del inicio del programa. Luego nos damos los abrazos. Celebramos la Navidad el 25 y el Año Nuevo el 1.°, cuando estoy de regreso en la casa”.

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De manera similar vive el Año Nuevo William Vinasco. Tras salir de la cabina de Candela Estéreo, su familia lo espera en casa para cenar. A la 1:00 a.m. del 1.° de enero se pone al día con los abrazos y deseos. Ya les transmitió sus deseos a quienes lo oyen y, ahora, el turno es para los suyos. Para los de la mesa chiquita.

“En la cabina se vive un ambiente de alegría, pero sobre todo de mucha nostalgia. Siempre nos llaman los colombianos que están fuera del país y quieren saludar a sus familiares. Hay historias muy conmovedoras y en todas se evidencia la ilusión de un nuevo año mejor. Esos mensajes conmueven mucho”.

El poema por el que el tío Juan pidió sintonizar a Vinasco tiene una carga emotiva. El experimentado locutor pone al servicio de esa lectura sus años de experiencia en la interpretación de textos. Es un monólogo que raya con lo teatral. El tío Juan, hombre recio e imperturbable, lloró varias veces mientras escuchaba Candela. Pocas veces lo vi llorar y alguna de esas el llanto tuvo de fondo las palabras de Vinasco.

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“Esas palabras, que ya son una tradición, son un homenaje muy sentido a quienes ya no nos acompañan. A los que nacieron en el año que termina y llenaron de alegría los hogares. A los enfermos, a los desaparecidos, a los desplazados. Es un mensaje de amor y gratitud para quienes nos escuchan”, le dice Vinasco a El Espectador.

Para no quedar mal, el locutor se traza pocos propósitos para el Año Nuevo. Al menos, para este que está a punto de arrancar, desea compartir más con sus dos nietas, su hija y el esposo que viven en el exterior. “También quiero que la emisora crezca en el mundo digital y aprovechar las ventajas de la inteligencia artificial”.

A diferencia del tío Juancho, Jorge Barón hace rato no se toma nada mientras espera la medianoche. “Ya se me olvidó a qué sabe el aguardientico tolimense. No tomo nada porque estoy trabajando y eso no me permite ingerir licor, por respeto a la gente y a mi profesión”.

William Vinasco y Jorge Barón tienen una actitud algo estoica. Están convencidos de que sus palabras son un bálsamo para centenares de colombianos a los que los invade la nostalgia. Hay muchos colombianos, quizá los más jóvenes, que no tienen ni idea de quiénes son esos pregoneros del Año Nuevo. TikTok ha creado otros ídolos. Y aquello de ver a unos señores hacer una cuenta regresiva para recibir el Año Nuevo les parece una tradición extraña, por decir lo menos.

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“Soy una persona que, en mi púlpito, que es la tarima, trato de dar mensajes positivos y alentadores para que enfrentemos la vida con alegría, con fe, con ganas de salir adelante, de trabajar para conseguir la paz, con ganas de trabajar por la paz. Esa es mi función: utilizar los espacios de animación y presentación para enviar frases motivadoras. Que a la gente, más allá de la rumba y el baile, le quede un mensaje de paz, de unión, de sentido de pertenencia por Colombia y por su pueblo”.

El recuerdo difuso de ese Año Nuevo tiende a difuminarse con los años. La memoria es caprichosa, pero mientras la voluntad hace de las suyas con lo que se almacena en la mente, esta noche habrá que brindar por los tíos y por Oliva mientras veo algún video de TikTok, escucho a William Vinasco o veo a Jorge Barón, quién sabe. ¡Feliz año!

Por Joseph Casañas Angulo

Comunicador social y periodista egresado de la Universidad Los Libertadores con diez años de experiencia en medios de comunicación.@joseph_casanasjcasanas@elespectador.com

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