¿Dónde nació su pasión por el diseño?
Eso tiene que ver con el hecho de que estudié diseño, pero era un mal diseñador. Me encantaba elegir cosas y guiar el proceso creativo. Siempre con mi dificultad, empezaba de cero. Mi habilidad principal es de escoger, hablar de criterios de selección, y mejorar el proceso creativo como un todo. En Japón, empecé como diseñador en un periódico, pero después de seis meses ya tenía un equipo de cinco personas, y era editor de arte.
¿En su opinión. ¿cómo se posiciona Colombia a nivel mundial en cuanto a diseño?
Colombia tiene un potencial gigante. Tiene raíces muy variadas, con diversidad, y un grupo de profesionales jóvenes con hambre. La mejor conferencia sobre trends que existe está hecha por dos colombianos en Barcelona. Lo que necesitamos mucho más en Latinoamérica es un mercado más grande. La valoración del diseño, diferentemente de la arquitectura, que puede crear sus íconos (Colombia tiene unos buenísimos) el diseño está por todas partes, en cada agua que tomamos, cada libro que compramos, cada tenedor que utilizamos, cada aplicación que bajamos.
¿En qué consiste su trabajo como Chief Curator de Domestika?
Mi trabajo es, junto con un equipo, encontrar, elegir, y ayudar a los mejores profesionales a transmitir sus conocimientos. Porque Domestika es antes, de toda una comunidad, donde la generosidad de los creativos es el punto central de todo lo que hacemos. Hay muchas maneras de compartir la experiencia y al final queremos ser la mejor herramienta para eso. Y cuanto más avanzamos, más grande es el desafío, porque nuestros parámetros solo suben, no bajan.
¿Qué ventajas le da Domestika si la comparamos con otras plataformas?
La ventaja empieza con el hecho de que somos una comunidad. Ahí se crea el valor más grande de Domestika, porque no depende de nosotros, trabaja y se mueve sola, con casi 1,5 millón de participantes. Tenemos los mejores cursos porque son editados, y por eso son dinámicos y, además, con profesionales top, que tienen ganas de transmitir sus conocimientos.
Usted tiene un curso de edición de arte y diseño en Domestika; ¿en qué consiste?
Es un curso de cómo se hace un libro de arte, desde la idea hasta que el libro se vaya a distribución. Pero más que eso, es un curso de cómo se puede organizar información. Sirve para todo… periodismo, diseño en general, escribir y contar historias.
¿Quiere estructurar otros cursos?
Sí, seguro. Creo que sería más enfocado en una pequeña parte de mi curso actual, sobre cómo salimos de mucha información para llegar a la esencia. Este es mi trabajo de casi todos los días. Entender quién está del otro lado.
¿Cuál es su ética de trabajo?
Mi ética de trabajo es de, aparte de honestidad intelectual e intentar siempre aprender con todo lo que hago, mejorar la calidad de todo lo que hago. En ese aspecto destaco tres aspectos: una innovación (algo nuevo, una nueva mirada, algo que no existe); buena ejecución (sin eso una buena idea no se sostiene), y longevidad (cuando creamos algo de valor a largo plazo).
¿Le han aportado sus años de experiencia en Taschen a su trabajo en Domestika?
Mi experiencia con Taschen aporta mucho de algunas maneras. Una es de estar desde hace mucho tiempo en contacto con todo lo que es creativo. Al final, nuestra idea ahí es de siempre expandir lo que es la percepción de lo que es cultura, creatividad, creación, y otros. La otra parte es curaduría. Yo empiezo una selección con mil ilustradores para al final publicar cien.
¿Cuál es su mensaje para los diseñadores jóvenes?
Mi mensaje es muy sencillo. Trabajar mucho, aprender mucho (de todas las maneras), y siempre mantener dos tipos de trabajo: por un lado comercial, y por otro un personal. Cada uno ofrece desafíos diferentes y complementares.
Usted dijo que la digitalización todavía no ha superado a los libros impresos; ¿ha cambiado su postura con los retos ambientales que enfrenta el planeta?
Es algo que observo mucho. Y claro que todo lo que es digital tiene su impacto ambiental, que, aunque sea más invisible, también es gigante. Los libros han adquirido un valor diferente, y hay una percepción de utilidad de un libro impreso que se cambió mucho en los últimos 20 años. Yo sigo positivo sobre la función del libro, incluso sobre el impacto ambiental. La competencia que tenemos ahora, esta sí, es mucho más con los medios digitales.
Además del diseño, ¿cuáles son sus intereses?
Yo me considero un coleccionista de experiencias, sea de comida, sea de cosas visuales o de filosofías. Me encantan las biografías, los conceptos filosóficos, y mucho también el proceso científico. Todo hace parte de mi museo particular.
¿De qué manera va a aportar en su conferencia en la Copa Domestika?
Yo quiero contribuir con mi experiencia internacional. Porque creo que nosotros en Latinoamérica somos muy buenos. Pero miramos demasiado para Europa y EE. UU. y aportamos mucho valor en el mundo sobre el punto de vista cultural.