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La afición a las fiestas del marido de Kourtney Kardashian, Scott Disick, podría haber sido el desencadenante de una fuerte pelea entre la pareja, tras la que la estrella televisiva pidió a su esposo que abandonase la casa de Los Hamptons donde residen temporalmente.
Al parecer, Kourtney, embarazada de su tercer hijo, está cansada de que Scott salga constantemente de fiesta, y sobre todo del temperamento violento al que le lleva el alcohol, que a menudo le hace acabar envuelto en peleas.
Pese a todo, los amigos de la pareja están seguros de que este pequeño bache no supondrá en absoluto el fin de la relación, puesto que este tema de discusión es habitual entre ambos.
"Siempre es igual, se pelean y después lo arreglan, él vuelve a salir de fiesta y a ella no le gusta, y vuelta a empezar", comentó una fuente al portal TMZ.
Aún no está claro si Kourtney ya ha permitido a Scott volver a casa, pero el mensaje que le dedicó a través de las redes sociales el pasado domingo felicitándole por el Día del Padre podría suponer el fin de la disputa entre la pareja.
"Gracias por ser un padre encantador por encima de todo", escribió en su perfil de Instagram.