Un recuerdo de su bar La Ratonera.
Que andaba con plata a los 19.
Estudió biología, bioquímica y también ingeniería industrial, ¿qué le quedó de todo eso?
La seguridad de que escogí lo que debía.
¿Cuándo supo que quería ser actor?
Lo quería desde el colegio, pero lo consolidé cuando estaba estudiando la cuarta carrera.
¿Es verdad que cuando hace teatro no le gusta darle concesiones al público?
Prefiero establecer diálogos con el público y los diálogos no siempre son amigables.
¿Cómo va a celebrar el Teatro Petra sus 25 años?
Con Marcela Valencia decidimos hacer las últimas seis obras para celebrar. Una fiesta de tres meses, como debe ser.
¿Cómo es el mundo según Petra?
Va cambiando en cada obra.
¿Cómo percibe a los dramaturgos que se están dando en el país?
Hoy hay más dramaturgos que grupos, antes había más grupos que dramaturgos. Eso implica que hay más riesgo, más confianza en lo que están diciendo. Ojalá hubiera tenido esa confianza cuando empecé.
¿Se puede hablar de teatro de autor en Colombia?
Sí. Hay varios autores muy interesantes y menores de 40.
¿Hacen falta críticos de teatro en el país?
En Colombia faltan críticos de todo; sobre todo hace falta aprender a hablar bien y a hablar mal.
Algunos dicen que sí hay críticos, pero no hay medios para publicarlos…
Es posible. Sin embargo, en este momento los mecanismos de difusión se han ampliado. Una cosa insoportable son los críticos que se esconden en el anonimato para disparar dardos.
¿Cómo es hacer teatro en un país en conflicto?
La base del teatro y al dramaturgia es el conflicto dramático, así que el país y el teatro están bastante relacionados.
¿Cuál es la verdadera función del teatro?
Placer estético.
¿Cuál es su lado oscuro?
Cuando la gente ve mis obras dicen que ése es mi lado oscuro.
¿Alguna vez has sentido que un personaje lo persigue?
A mí personalmente no. A muchos amigos sí. Cuando hice Tirso La Piel en Merlina mujer divina, que era un homosexual, muchos amigos, incluso Marcela, me preguntaban si era gay.
¿Dramaturgo, actor o director?
Todos empezamos siendo actores y terminamos siendo todo, por lo menos en Colombia.
¿Hoy se puede vivir del teatro?
Siempre se ha podido vivir del teatro, de lo contrario no existiría.
¿Qué le cambiaría al Festival Iberoamericano de Teatro?
Los enemigos.
¿Hay buenos actores en la política colombiana?
Hay muchos falsos intérpretes, pero hay otros muy buenos.
¿Qué le ha dejado la actuación?
Me salvó la vida.
¿Qué historia le falta por dirigir?
Una historia con final feliz y una biografía de un malvado.
¿Qué lo hace reír?
Casi todo.
¿Alguna vez se ha sentido en el lugar equivocado?
Muchas veces, por ejemplo cuando uno presenta una obra de teatro contemporáneo para un club de damas voluntarias.
El pecado del actor.
Ser desleal con el personaje, con el público o con el compañero de escena.
¿Qué tan buenos son los espectadores colombianos.
Depende de la función. Hay unos que aplauden a rabiar en los festivales, no importa lo que sea; hay otros muy sinceros y hay otros muy crueles. De eso se trata.
¿Cuáles son las historias que le roban la mirada?
Siempre el país. Lo que más me atrae de contar historias es la posibilidad que tenemos de que el horror se pueda volver gracioso o poético.
El personaje con el que se ha sentido más cómodo.
Estoy muy contento con lo último. Con lo que hice en Cadabra y en Imago Mundi.
¿Y el que todavía quiere interpretar?
Uno siempre sueña con los personajes de Shakespeare pero la edad le va cambiando el casting. Ya no alcanzo a ser Hamlet, tocará esperar unos años para ser el rey Lear.
¿Cómo se transforma el actor frente a una cámara?
En televisión se utiliza el plano medio y el primer plano. En el teatro es plano general durante una hora y media seguida sin parar. Es un plano secuencia.
¿Qué tal el bolsillo del teatro hoy?
Es paradójico. En teatro uno gana el 10% de lo que gana en televisión pero en las giras internacionales, uno vive como si ganara diez veces más. Hemos ido a España, a Brasil, a El Salvador, a Eslovenia... Ningún sueldo de televisión hubiera alcanzado para hacer esos viajes.
Un placer de todos los días.
Desayunar con tiempo.
¿Qué lo saca de casillas?
Los afanes.
¿Qué obra quisiera ver?
Quisiera volver a ver las Brujas de Salem.
¿Cómo se imagina en unos años?
Consiguiendo presupuesto para la próxima obra.