'La creatividad no es sólo de genios'

¿Qué lo motivó a escribir este libro?

Lo primero fue una gran frustración, por la inmensa homogeneidad en la gente. Lo segundo fue que como economista he encontrado que el crecimiento del país va a depender de nuestra capacidad de ser innovadores. Junté las ganas de conocer gente innovadora y la certeza de que el tema de la creatividad es muy importante para Colombia.

¿Por qué decidió trabajar con la periodista Amira Abultaif?

Sabía que esto había que trabajarlo conjuntamente, que esta clase de ideas conviene discutirlas. Conocía a Amira de tiempo atrás, le hice la propuesta y se animó.

¿Por qué esos ocho personajes?

Nos parecieron admirables y nos causaron mucha curiosidad. Sin una dosis de curiosidad por alguien, uno no se aventura a explorar la vida de los demás. Allí están marcadas disciplinas, orígenes y edades distintas. Son el reflejo de diversas circunstancias que viven los colombianos.

¿Qué aprendizaje queda de la experiencia de vida de estos personajes?

El potencial creativo está en todos nosotros. La creatividad no es patrimonio exclusivo de unos genios, sino que está como una semilla en cada uno de nosotros. Lo triste es que la educación y la familia son factores que van aplastando esa semilla. Si se cuenta con unas circunstancias adecuadas, se puede aumentar el potencial creativo. La posibilidad de hacer crecer la creatividad en los colombianos es la mayor enseñanza que queda del libro.

¿Qué le hace falta a Colombia para desarrollar la creatividad en su población?

Primero, el entorno familiar en el que se crían los niños y en el que se desarrolla la curiosidad, que desafortunadamente se anula en el desarrollo de la infancia. Segundo, la educación debería estar basada en la pasión, la motivación y el gusto, y resulta que la educación en Colombia es todo lo contrario.

¿Cómo definen a los protagonistas del libro?

Simón Vélez: en su oficio como arquitecto resulta arriesgado desafiar límites, pero eso es lo que le permite hacer lo que hace. Rodolfo Llinás: capacidad de cuestionar lo que lo rodea para encontrar respuestas a lo que se formula. Andrés Orozco: es una mezcla de inteligencia emocional. Álvaro Restrepo: creador de creadores. sintetiza el arte en un proyecto para impulsar espíritus creadores. Leo Espinoza: capta en un plato todas las claves de una cultura por medio de experiencias alrededor de una comida. Nubia Muñoz: su dedicación y disciplina le permitieron lograr propuestas investigativas impensables. Carlos Padilla: hombre interdisciplinario que tuvo la capacidad de gozarse y disfrutar la vida de manera placentera. Vladdo: llevado de su parecer, su personalidad fuerte y curiosidad irreverente le permitieron afrontar sus circunstancias de vida.

¿Por qué le recomiendan a un colombiano leer estas historias?

Estas historias tienen elementos comunes con la vida de la mayoría de colombianos. Ver que estas personas pudieron triunfar a punta de creatividad y empeño es una fuente de inspiración para que muchos puedan inspirarse y decir: ¡yo también puedo!

¿Qué lo motivó a escribir este libro?

Lo primero fue una gran frustración, por la inmensa homogeneidad en la gente. Lo segundo fue que como economista he encontrado que el crecimiento del país va a depender de nuestra capacidad de ser innovadores. Junté las ganas de conocer gente innovadora y la certeza de que el tema de la creatividad es muy importante para Colombia.

¿Por qué decidió trabajar con la periodista Amira Abultaif?

Sabía que esto había que trabajarlo conjuntamente, que esta clase de ideas conviene discutirlas. Conocía a Amira de tiempo atrás, le hice la propuesta y se animó.

¿Por qué esos ocho personajes?

Nos parecieron admirables y nos causaron mucha curiosidad. Sin una dosis de curiosidad por alguien, uno no se aventura a explorar la vida de los demás. Allí están marcadas disciplinas, orígenes y edades distintas. Son el reflejo de diversas circunstancias que viven los colombianos.

¿Qué aprendizaje queda de la experiencia de vida de estos personajes?

El potencial creativo está en todos nosotros. La creatividad no es patrimonio exclusivo de unos genios, sino que está como una semilla en cada uno de nosotros. Lo triste es que la educación y la familia son factores que van aplastando esa semilla. Si se cuenta con unas circunstancias adecuadas, se puede aumentar el potencial creativo. La posibilidad de hacer crecer la creatividad en los colombianos es la mayor enseñanza que queda del libro.

¿Qué le hace falta a Colombia para desarrollar la creatividad en su población?

Primero, el entorno familiar en el que se crían los niños y en el que se desarrolla la curiosidad, que desafortunadamente se anula en el desarrollo de la infancia. Segundo, la educación debería estar basada en la pasión, la motivación y el gusto, y resulta que la educación en Colombia es todo lo contrario.

¿Cómo definen a los protagonistas del libro?

Simón Vélez: en su oficio como arquitecto resulta arriesgado desafiar límites, pero eso es lo que le permite hacer lo que hace. Rodolfo Llinás: capacidad de cuestionar lo que lo rodea para encontrar respuestas a lo que se formula. Andrés Orozco: es una mezcla de inteligencia emocional. Álvaro Restrepo: creador de creadores. sintetiza el arte en un proyecto para impulsar espíritus creadores. Leo Espinoza: capta en un plato todas las claves de una cultura por medio de experiencias alrededor de una comida. Nubia Muñoz: su dedicación y disciplina le permitieron lograr propuestas investigativas impensables. Carlos Padilla: hombre interdisciplinario que tuvo la capacidad de gozarse y disfrutar la vida de manera placentera. Vladdo: llevado de su parecer, su personalidad fuerte y curiosidad irreverente le permitieron afrontar sus circunstancias de vida.

¿Por qué le recomiendan a un colombiano leer estas historias?

Estas historias tienen elementos comunes con la vida de la mayoría de colombianos. Ver que estas personas pudieron triunfar a punta de creatividad y empeño es una fuente de inspiración para que muchos puedan inspirarse y decir: ¡yo también puedo!