La gira de los hermanos Roca

La noticia de que el restaurante El Celler de Can Roca (Girona, España) fue nombrado el mejor del mundo por la revista británica Restaurant, llegó el pasado 29 de abril hacia las 11:00 p.m. Mientras los hermanos Joan, Joseph y Jordi Roca recibían el reconocimiento en una sala del Guildhall, uno de los edificios más emblemáticos de Londres; los pobladores de la pequeña Girona convertían el anuncio es una celebración patria. Dos días después, al arribo de los tres hermanos, los esperaba un aplauso extenso de decenas y decenas de personas que colmaron el teatro del ayuntamiento. Y en la plaza principal, unas dos mil más, seguían la fiesta y formaban castillos humanos famosos en esas tierras catalanas.

“Era como si se tratara de la fiesta más grande de la ciudad, cuando en Girona somos de un carácter muy introvertido, muy frío, nada entusiastas”, dice Josep, el hermano del medio, desde la sede del BBVA en Ciudad México. Hasta allí llegaron los hermanos Roca para anunciar que gracias a una alianza con este banco, en julio del próximo año estarán de gira por tres países latinoamericanos: Colombia, Perú y México.

“Queremos que trasladen sus experiencias y sus tendencias innovadoras a América Latina”, dijo en rueda de prensa Vicente Rodero, vicepresidente y director general del BBVA. A su lado estaban los tres, sentados “en orden cronológico”, explicaba Joan, el mayor, y luego decía que desde que empezaron a llamarlos los mejores del mundo, han recibido un sinnúmero de propuestas “firmes, serias y potentes” que han rechazado porque “no queremos un restaurante de Celler Roca sin alguno de los hermanos Roca”.

La historia de este empezó con los abuelos Joan Roca y Angeleta, que en 1920 se convirtieron en los dueños de una fonda; continuó con los papás: Montserrat y Josep, que en 1967 inauguraron una casa de comidas bautizada ‘Can Roca’; y siguió con dos de los hijos, Joan y Josep, quienes en 1968 crearon El Celler de Can Roca, ubicado junto a la casa de sus padres.

Desde el pasado abril el mejor restaurantes del mundo está ubicado en el barrio gerundense de la localidad de Taialà; tiene una cocina de 210 m2, una cava de 250 m2 con más de 40.000 botellas y un comedor de doce mesas con capacidad de hasta 50 personas. Hasta allí, como parte de esta alianza también con el BBVA, llegarán seis jóvenes cocineros a recibir formación durante cuatro meses. Hasta allí, también, llegarán los productos de pequeños agricultores e industriales colombianos, mexicanos y peruanos.

“No sabemos si ese reconocimiento es justo pero esto que dicen que somos nos ha alegrado mucho”, dice Joseph, el del medio, el más tímido entre estos tres hombres tímidos, discretos, sencillos. Joseph habló con El Espectador.

Han rechazado propuestas tentadoras, ¿cómo cuáles?

Tener el restaurante del hotel más importante de Londres, el Claridge, que tiene tres estrellas Michelin; tomar el restaurante Le Meurice de tres estrellas en Paris, y asumir la cocina. O decir que no a una propuesta en Pekin para hace un restaurante de solo cien plazas con 15 mil botellas en el stock, escogidas por mí.

¿Por qué han dicho que no?

Porque no queremos un restaurante sin alguno de los hermanos Roca allí. Lo que le reconocen a nuestro restaurante es la autenticidad y no queremos faltar a eso. Y otra cosa es que si tú tienes un pequeño restaurante en una pequeña ciudad, de exclusión social, ¿qué pintas en el restaurante más lujoso del mundo? ¿qué cuento cuentas si no va a ser verdad?

¿Quiénes eran los hermanos Roca cuando comenzaron y quiénes son ahora que están en su mayor punto de fama y reconocimiento?

Tenemos una posibilidad de seducir. Nos mueve la innovación. Pero estamos convencidos de que queremos mejorar, queremos aprender, y esta gira latinoamericana nos va a permitir aprender muchísimo.

¿Qué opinan de la ‘rockstarización’ de los cocineros? Muchos son considerados divas con fans en el mundo, y otros van de gira?

Tenemos la sensación de que podemos revotar nuestro éxito. El éxito se escapa de nosotros, no lo necesitábamos de esa manera. Podemos proyectarlo siendo el altavoz de tanta gente que lo necesita, de pequeños artesanos y productores. Nos vemos más próximos a encontrar a un productor local que ha seducir a un magnate. Nuestra manera de poder crecer está muy vinculada a la felicidad interior.

¿Qué hay de América Latina en la cocina de ustedes?

Para nosotros Latinoamérica es una despensa imprescindible y para nosotros también será un acto de tributo a esa generosidad que hemos recibido por tanto tiempo. Mis hermanos han estado en México y Perú y eso ha enriquecido nuestra cocina, está de alguna manera matizando, aliñando algunos de los platos tradicionales de casa. Hay guiños, hay dejes, hay capacidad de transmitir.

Sólo Jordi, el menor, conoce Colombia...

Sí, estuvo poco tiempo. Quedó fascinado con la frutas.

¿Cómo es trabajar entre hermanos? ¿Qué aporta cada uno?

Nunca hemos trabajado sin los tres hermanos. Hemos crecido jugando en una cocina, en un comedor. De una manera generosa por parte de mis hermanos, especial por parte de Joan que es el mayor y supo esperarnos; él es el líder, el cocinero, el que nos mueve. Joan es la cocina salada, Jordi es la cocina dulce y yo soy la cocina líquida. Funcionamos como tres cabezas con un solo sombrero.

* Por invitación del BBVA

La noticia de que el restaurante El Celler de Can Roca (Girona, España) fue nombrado el mejor del mundo por la revista británica Restaurant, llegó el pasado 29 de abril hacia las 11:00 p.m. Mientras los hermanos Joan, Joseph y Jordi Roca recibían el reconocimiento en una sala del Guildhall, uno de los edificios más emblemáticos de Londres; los pobladores de la pequeña Girona convertían el anuncio es una celebración patria. Dos días después, al arribo de los tres hermanos, los esperaba un aplauso extenso de decenas y decenas de personas que colmaron el teatro del ayuntamiento. Y en la plaza principal, unas dos mil más, seguían la fiesta y formaban castillos humanos famosos en esas tierras catalanas.

“Era como si se tratara de la fiesta más grande de la ciudad, cuando en Girona somos de un carácter muy introvertido, muy frío, nada entusiastas”, dice Josep, el hermano del medio, desde la sede del BBVA en Ciudad México. Hasta allí llegaron los hermanos Roca para anunciar que gracias a una alianza con este banco, en julio del próximo año estarán de gira por tres países latinoamericanos: Colombia, Perú y México.

“Queremos que trasladen sus experiencias y sus tendencias innovadoras a América Latina”, dijo en rueda de prensa Vicente Rodero, vicepresidente y director general del BBVA. A su lado estaban los tres, sentados “en orden cronológico”, explicaba Joan, el mayor, y luego decía que desde que empezaron a llamarlos los mejores del mundo, han recibido un sinnúmero de propuestas “firmes, serias y potentes” que han rechazado porque “no queremos un restaurante de Celler Roca sin alguno de los hermanos Roca”.

La historia de este empezó con los abuelos Joan Roca y Angeleta, que en 1920 se convirtieron en los dueños de una fonda; continuó con los papás: Montserrat y Josep, que en 1967 inauguraron una casa de comidas bautizada ‘Can Roca’; y siguió con dos de los hijos, Joan y Josep, quienes en 1968 crearon El Celler de Can Roca, ubicado junto a la casa de sus padres.

Desde el pasado abril el mejor restaurantes del mundo está ubicado en el barrio gerundense de la localidad de Taialà; tiene una cocina de 210 m2, una cava de 250 m2 con más de 40.000 botellas y un comedor de doce mesas con capacidad de hasta 50 personas. Hasta allí, como parte de esta alianza también con el BBVA, llegarán seis jóvenes cocineros a recibir formación durante cuatro meses. Hasta allí, también, llegarán los productos de pequeños agricultores e industriales colombianos, mexicanos y peruanos.

“No sabemos si ese reconocimiento es justo pero esto que dicen que somos nos ha alegrado mucho”, dice Joseph, el del medio, el más tímido entre estos tres hombres tímidos, discretos, sencillos. Joseph habló con El Espectador.

Han rechazado propuestas tentadoras, ¿cómo cuáles?

Tener el restaurante del hotel más importante de Londres, el Claridge, que tiene tres estrellas Michelin; tomar el restaurante Le Meurice de tres estrellas en Paris, y asumir la cocina. O decir que no a una propuesta en Pekin para hace un restaurante de solo cien plazas con 15 mil botellas en el stock, escogidas por mí.

¿Por qué han dicho que no?

Porque no queremos un restaurante sin alguno de los hermanos Roca allí. Lo que le reconocen a nuestro restaurante es la autenticidad y no queremos faltar a eso. Y otra cosa es que si tú tienes un pequeño restaurante en una pequeña ciudad, de exclusión social, ¿qué pintas en el restaurante más lujoso del mundo? ¿qué cuento cuentas si no va a ser verdad?

¿Quiénes eran los hermanos Roca cuando comenzaron y quiénes son ahora que están en su mayor punto de fama y reconocimiento?

Tenemos una posibilidad de seducir. Nos mueve la innovación. Pero estamos convencidos de que queremos mejorar, queremos aprender, y esta gira latinoamericana nos va a permitir aprender muchísimo.

¿Qué opinan de la ‘rockstarización’ de los cocineros? Muchos son considerados divas con fans en el mundo, y otros van de gira?

Tenemos la sensación de que podemos revotar nuestro éxito. El éxito se escapa de nosotros, no lo necesitábamos de esa manera. Podemos proyectarlo siendo el altavoz de tanta gente que lo necesita, de pequeños artesanos y productores. Nos vemos más próximos a encontrar a un productor local que ha seducir a un magnate. Nuestra manera de poder crecer está muy vinculada a la felicidad interior.

¿Qué hay de América Latina en la cocina de ustedes?

Para nosotros Latinoamérica es una despensa imprescindible y para nosotros también será un acto de tributo a esa generosidad que hemos recibido por tanto tiempo. Mis hermanos han estado en México y Perú y eso ha enriquecido nuestra cocina, está de alguna manera matizando, aliñando algunos de los platos tradicionales de casa. Hay guiños, hay dejes, hay capacidad de transmitir.

Sólo Jordi, el menor, conoce Colombia...

Sí, estuvo poco tiempo. Quedó fascinado con la frutas.

¿Cómo es trabajar entre hermanos? ¿Qué aporta cada uno?

Nunca hemos trabajado sin los tres hermanos. Hemos crecido jugando en una cocina, en un comedor. De una manera generosa por parte de mis hermanos, especial por parte de Joan que es el mayor y supo esperarnos; él es el líder, el cocinero, el que nos mueve. Joan es la cocina salada, Jordi es la cocina dulce y yo soy la cocina líquida. Funcionamos como tres cabezas con un solo sombrero.

* Por invitación del BBVA