“La Iglesia siempre ha sido un negocio”: Daniel Estulin

Usted ha dicho que en 1954 se creó el Club Bilderberg. ¿Cuál es la injerencia hoy de éste?

El Club Bilderberg es un grupo privado que nace entre los países de OTAN, que en esa época eran Europa, EE.UU. y Canadá. Luego se integraron más miembros. El objetivo era repartir la riqueza acumulada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial en Europa y Alemania. Ahí hablamos del milagro alemán. Sus fundadores tenían vínculos y negocios con los nazis. Hoy es menos importante porque los objetivos cambiaron, se reúnen en secreto para mover la agenda supranacional hacia cierta dirección. Es un concepto de Empresa Mundial S.A., donde fácticos financieros tienen mucho más poder que cualquiera. Son los intereses, por ejemplo, del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; detrás de ellos están organizaciones privadas como Bilderberg y el Consejo de Relaciones Exteriores.

¿Quiénes lo integran en la actualidad?

Hay consejeros delegados de las grandes empresas, de Wall Street, de los grandes medios de comunicación occidentales, como el presidente de The Washington Post, The New York Times, Time y El País. Hay otras personas más importantes, como Jimmy Carter.

¿Qué fenómenos son discutidos en ese grupo?

No hay que caer en teorías baratas de conspiración, como si fuera un grupo que se reúne y define la política mundial. Hay varias reuniones, a las cuales asisten personas de alto nivel, cuyos puestos son claves y mueven las políticas en varias direcciones. Se analizan situaciones como la de los refugiados, la crisis del petróleo y las elecciones en EE.UU.

¿Qué organismos o gobiernos van en contraposición de esa “élite supranacional”?

A nivel occidental, ninguno, por eso hablamos de una oligarquía angloamericana. Pero existen otros grupos, como Mercosur o China, que son contrapesos a este poder supranacional. Estamos viviendo la época del desplome económico mundial y cada uno está buscando el posicionamiento que le permita sobrevivir a su crisis. La política se está poniendo más vulgar y violenta. Tenemos invasiones en Oriente Medio y los americanos financian grupos como Al Qaeda. El mundo ya no se divide entre el bloque capitalista y el bloque comunista, ahora hay muchos más intereses, y estos se mueven, por ejemplo, por la lucha de los recursos naturales.

¿Sigue teniendo poder la Iglesia? ¿Está haciendo reformas liberales porque está perdiendo feligreses?

La Iglesia siempre ha sido un negocio. Su negocio número uno no tiene que ver con Dios, ni con salvar almas, es el dinero; lleva dos mil años ganando dinero, ninguna empresa lleva tanto tiempo. El papa Francisco está abriendo las puertas de la Iglesia a todas las generaciones a propósito, porque el futuro es cambiante y viene el transhumanismo. Este cambio del concepto de la inmortalidad los afecta, porque, si se dan cuenta de que el ser humano se puede crear en el laboratorio y no necesita procrear, se afectaría el negocio de la Iglesia.

Usted ha dicho que en 1954 se creó el Club Bilderberg. ¿Cuál es la injerencia hoy de éste?

El Club Bilderberg es un grupo privado que nace entre los países de OTAN, que en esa época eran Europa, EE.UU. y Canadá. Luego se integraron más miembros. El objetivo era repartir la riqueza acumulada por los nazis en la Segunda Guerra Mundial en Europa y Alemania. Ahí hablamos del milagro alemán. Sus fundadores tenían vínculos y negocios con los nazis. Hoy es menos importante porque los objetivos cambiaron, se reúnen en secreto para mover la agenda supranacional hacia cierta dirección. Es un concepto de Empresa Mundial S.A., donde fácticos financieros tienen mucho más poder que cualquiera. Son los intereses, por ejemplo, del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional; detrás de ellos están organizaciones privadas como Bilderberg y el Consejo de Relaciones Exteriores.

¿Quiénes lo integran en la actualidad?

Hay consejeros delegados de las grandes empresas, de Wall Street, de los grandes medios de comunicación occidentales, como el presidente de The Washington Post, The New York Times, Time y El País. Hay otras personas más importantes, como Jimmy Carter.

¿Qué fenómenos son discutidos en ese grupo?

No hay que caer en teorías baratas de conspiración, como si fuera un grupo que se reúne y define la política mundial. Hay varias reuniones, a las cuales asisten personas de alto nivel, cuyos puestos son claves y mueven las políticas en varias direcciones. Se analizan situaciones como la de los refugiados, la crisis del petróleo y las elecciones en EE.UU.

¿Qué organismos o gobiernos van en contraposición de esa “élite supranacional”?

A nivel occidental, ninguno, por eso hablamos de una oligarquía angloamericana. Pero existen otros grupos, como Mercosur o China, que son contrapesos a este poder supranacional. Estamos viviendo la época del desplome económico mundial y cada uno está buscando el posicionamiento que le permita sobrevivir a su crisis. La política se está poniendo más vulgar y violenta. Tenemos invasiones en Oriente Medio y los americanos financian grupos como Al Qaeda. El mundo ya no se divide entre el bloque capitalista y el bloque comunista, ahora hay muchos más intereses, y estos se mueven, por ejemplo, por la lucha de los recursos naturales.

¿Sigue teniendo poder la Iglesia? ¿Está haciendo reformas liberales porque está perdiendo feligreses?

La Iglesia siempre ha sido un negocio. Su negocio número uno no tiene que ver con Dios, ni con salvar almas, es el dinero; lleva dos mil años ganando dinero, ninguna empresa lleva tanto tiempo. El papa Francisco está abriendo las puertas de la Iglesia a todas las generaciones a propósito, porque el futuro es cambiante y viene el transhumanismo. Este cambio del concepto de la inmortalidad los afecta, porque, si se dan cuenta de que el ser humano se puede crear en el laboratorio y no necesita procrear, se afectaría el negocio de la Iglesia.