Cecilia Orozco Tascón.- ¿Por qué la candidatura de Rafael Pardo no parece haber despegado nunca, a pesar de que muchos reconocen en él a una persona preparada y decente?
Senador Juan Fernando Cristo Bustos.- Eso le puede parecer a usted. Nosotros, a pesar de las encuestas, percibimos que los colombianos se convencen cada día más de las virtudes del candidato Pardo. Reconocemos, sí, que hemos tenido problemas de divulgación de la propuesta, porque ésta ha sido una campaña realmente atípica y corta por cuenta de la pretendida reelección presidencial. Pero esperemos hasta el 30 de mayo, porque como dice el refrán popular, “sólo el día de la quema se verá el humo”.
C.O.T.- Pardo no tiene “mala prensa”. ¿Por qué cree usted que candidatos como Juan Manuel Santos, a quien se le tachan conductas más controvertidas, aparece con una intención de voto tan alta?
J.F.C.- Es evidente que Santos tiene toda la maquinaria oficial a su favor y eso todavía cuenta en Colombia. Confiemos en que el votante, al final, premie la decencia frente a la inconsistencia y el oportunismo.
C.O.T.- Hago de abogado del diablo: Santos se pasó para el uribismo y allí se quedó. Pardo entró y salió de la coalición de Gobierno. Parece más consistente Santos.
J.F.C.- Santos no se pasó al uribismo. Él siempre ha estado en el gobiernismo. Pardo, en cambio, se retiró del Gobierno a la aridez de la oposición, por sus convicciones. Hoy el tiempo —y no propiamente el periódico— le da la razón ética a Pardo, no a Santos.
C.O.T.- ¿Cuántos congresistas y políticos liberales ha tentado la U para que apoyen al candidato uribista?
J.F.C.- No tengo idea, pero ninguno se ha ido como ellos pretendían. Hay algunos dirigentes que pertenecieron al partido y que hoy están dedicados a la triste tarea de sonsacar gente en lugar de presentar ideas, en una actitud manzanilla y politiquera.
C.O.T.- ¿A quiénes se refiere? ¿A Rodrigo Rivera?
J.F.C.- Me refiero a algunos que tuvieron toda clase de dignidades y honores a nombre del partido y que ahora, cuando el liberalismo no tiene el poder burocrático que tanto les gustaba, salen corriendo detrás de quienes consideran que les pueden satisfacer sus angustias.
C.O.T.- ¿Santos es reemplazo fiel del Presidente o no termina de convencer a todos los uribistas?
J.F.C.- Santos encarna los defectos de Uribe y ninguna de sus virtudes. O dicho de otra manera, Uribe se quedó con todo lo bueno de su gobierno y le dejó lo malo a Santos.
C.O.T.- ¿Cuánta responsabilidad le atribuye usted al ex ministro de Defensa en el escándalo de los falsos positivos?
J.F.C.- Toda. Desde cuando se viene designando ministro de Defensa civil, esa figura ha servido para asumir las responsabilidades políticas frente a episodios complicados como ese, y no al contrario. Aquí los militares terminaron pagando los platos rotos y el ministro tan campante, con un Johnnie Walker en la mano. Además, indigna cuando reclama para sí haber sido el primero en denunciar estos errores, cuando todo el país sabe que fue el Personero de Soacha y los familiares de las víctimas de esa población quienes alertaron a los medios.
C.O.T.- Al margen de los otros partidos, las encuestas marcan para el candidato liberal un porcentaje inferior al que obtuvo el liberalismo en las elecciones de Congreso. ¿Cuál es su interpretación de este fenómeno?
J.F.C.- La verdad, no encontramos explicación ni interpretación alguna, porque toda la dirigencia y militancia liberal respalda a Pardo, quien ha demostrado talante y seriedad en la campaña. Algunos analistas olvidan que fue bajo la dirección y jefatura de Pardo que el liberalismo mantuvo la representación en el Congreso, justo cuando muchos le apostaban al fracaso electoral del partido.
C.O.T.- ¿Quiénes? ¿Liberales o gente de los otros partidos?
J.F.C.- Los dos. Desde hace varios años, en cada elección, surgen los agoreros del desastre que vaticinan el entierro definitivo del liberalismo. Siempre se quedan con los crespos hechos.
C.O.T.- ¿Cuáles son los liberales agoreros?
J.F.C.- Columnistas de opinión, tránsfugas del partido y los oportunistas que siempre andan tras el poder.
C.O.T.- ¿No será que los parlamentarios liberales están abandonando el barco y eso es lo que se refleja en las encuestas?
J.F.C.- Como le dije, la bancada del partido respalda a Pardo íntegramente. Muchas veces las encuestas no alcanzan a reflejar una votación liberal que se encuentra bastante dispersa en la geografía nacional.
C.O.T.- Negar la realidad no ayuda. El hecho es que su candidato aparece con una intención de voto baja.
J.F.C.- El único hecho verificable hoy es la cifra de dos millones de votos liberales que obtuvimos el 14 de marzo. No estamos para dar timonazos al estilo de la candidatura oficialista, ni para comenzar a tirar piedra, ni para guerras sucias. Esta es una campaña seria y respetable. Otra cosa es que la coyuntura política parezca no favorecernos. Pero insisto, eso sólo lo confirmaremos el 30 de mayo.
C.O.T.- ¿Por qué, aparte de Aníbal Gaviria, ninguno de los precandidatos que participaron en la consulta interna acompañan a Pardo? ¿Quedaron heridas de ese proceso?
J.F.C.- No pudieron quedar heridas, porque el triunfo de Pardo fue respetuoso de sus contradictores. Además, no es cierto que los precandidatos no estén participando. Cada uno de ellos tiene un rol político en la campaña y lo está cumpliendo. La única que lamentablemente se retiró fue Cecilia López.
C.O.T.- Cecilia advirtió en su momento que alianzas con familiares de parapolíticos iban a enterrar el partido. Tal vez tenía razón.
J.F.C.- El prestigio del partido sigue intacto y nosotros no nos hemos aliado con ningún familiar de investigado o condenado por la parapolítica. Muchos no quieren entender que es al contrario: el liberalismo ha debido pagar un alto costo por su lucha contra la parapolítica.
C.O.T.- ¿Cómo se entiende entonces la inclusión en la lista al Senado de la esposa de Juan Manuel López?
J.F.C.- Y siguen con lo mismo, sin reconocer la pela que se dio el liberalismo estos años y sin detenerse a mirar la inmensa cantidad de gente, esa sí vinculada con la parapolítica, que hay en otros partidos. Nosotros no hicimos alianza coyuntural o electoral con Arleth Casado. Ella es dirigente liberal desde hace 25 años y tiene todos los méritos políticos para estar en el Senado. Además, ninguno de sus votos está cuestionado.
C.O.T.- ¿Cómo analiza el Partido Liberal el fenómeno de Mockus en esta campaña?
J.F.C.- No nos resulta tan sorprendente como muchos opinan, aunque es claro que los astros se han alineado en torno suyo. La gente está buscando legalidad, valores y ética tras ocho años de abandono total de estos elementos. En Mockus la gente ve la antítesis de Uribe y de Santos. Nosotros, por nuestra parte, y con la autoridad moral que nos otorga haber puesto en evidencia la corrupción de este gobierno, esperamos que los colombianos decepcionados nos acompañen el 30 de mayo.
C.O.T.- Me da pena, pero a ustedes los ven, a pesar de haber estado en la oposición, como un partido contaminado de las costumbres que rechazan los votantes del Partido Verde.
J.F.C.- Aquí y en cualquier parte del mundo hay un sentimiento natural contra los partidos políticos. De hecho, el liberalismo es el único gran partido histórico de América Latina que se mantiene, a pesar de estos ocho años de persecución de Uribe. Por eso, estamos empeñados en un proceso de renovación y de relevo generacional para convencer a los colombianos de que el liberalismo del siglo XXI es muy distinto al del pasado. Hay hechos contundentes que lo demuestran y tal vez no los hemos sabido divulgar.
C.O.T.- ¿Cuáles?
J.F.C.- Usted no puede desconocer que llevamos 12 años ejerciendo la oposición y por fuera del poder; no puede olvidarse tampoco que el liberalismo tiene hoy mayor identidad ideológica que en el pasado y que ya no somos parte de la desprestigiada maquinaria oficial. Para no ir más lejos, mientras nosotros destapábamos con responsabilidad y entereza la yidispolítica tan de moda hoy nuevamente, Agro Ingreso Seguro, los falsos positivos y las ‘chuzadas’ del DAS, dirigentes del Partido Verde dictaban cómodamente conferencias en Colombia y el mundo entero.
C.O.T.- Entonces, ¿qué hicieron los verdes que no supo hacer el liberalismo? ¿Por qué Mockus y sus colegas se conectaron con la gente y ustedes no?
J.F.C.- Sin duda, el Partido Verde representa un fenómeno urbano asociado con la antipolítica y sus máximos dirigentes son percibidos como buenos administradores por haber sido, en su momento, alcaldes exitosos. Eso los ha ayudado mucho, pero también la explicación puede estar en la coyuntura actual, de escándalos diarios de corrupción y en el hecho de que, lamentablemente, el 14 de marzo los liberales dejamos un vacío que los verdes llenaron al no poder realizar la consulta interpartidista entre nosotros y Cambio Radical. En cuanto a la conexión del partido con la gente, le recuerdo que el liberalismo triplicó en votación al Partido Verde en marzo.
C.O.T.- Ya que usted reconoce la importancia de las alianzas, ¿no sería oportuno que Rafael Pardo no llegara solo a las urnas?
J.F.C.- El liberalismo va a sacar una votación muy por encima de la que críticos y escépticos como usted creen. Somos un partido histórico con vocación de permanencia y futuro, para el que las elecciones del 30 de mayo no marcan ni el principio ni el final de su actividad. En la primera vuelta el liberalismo no se juega la suerte de Pardo, sino la del partido.
“El ciclo de los ex presidentes se ha cerrado”
C.O.T.- ¿Por qué cada vez que ustedes se acercaban a Germán Vargas o él a ustedes la posibilidad de una alianza explotaba y los dos lados quedaban molestos?
J.F.C.- Aunque Germán Vargas y Rafael Pardo han hecho, cada uno, campañas serias y con las mejores propuestas, él nunca tuvo claridad estratégica sobre lo que debía hacer en estas elecciones. Nosotros dejamos siempre las puertas abiertas. Lamentablemente Vargas confundió generosidad con debilidad.
C.O.T.- ¿Qué opinan los ex presidentes Samper y Gaviria de la posibilidad de una alianza liberal con otro candidato? Me parece que Samper se inclinaría por Mockus y Gaviria por Santos. ¿Es correcto?
J.F.C.- No tengo idea, y la verdad creo que la jefatura de Rafael Pardo y la presencia de una nueva clase dirigente es el mayor activo que ha conseguido el partido en esta campaña. El ciclo de los ex presidentes en el liberalismo se ha cerrado.
C.O.T.- Usted fue el gran amigo de Samper y después el congresista más cercano a Gaviria. ¿Desde cuándo los desechó a los dos?
J.F.C.- Sigo siendo amigo de ambos, los respeto muchísimo y los escucho. Lo que pasa es que el liberalismo debe conectarse con la realidad colombiana de hoy, que es ajena a los mismos.
“Autoritarios, no”
C.O.T.- Lo más revolucionario que haría Rafael Pardo si llegara al gobierno.
J.F.C.- Garantizar una pensión digna a los trabajadores independientes e informales que hoy no tienen acceso a ella, mediante la creación de un sistema de ahorro voluntario con el apoyo del Estado: por cada peso que ponga el trabajador, la Nación aportará ocho. No es justo que sólo los trabajadores con contrato formal puedan pensionarse.
C.O.T.- Lo primero que cambiaría el candidato liberal de la actual administración.
J.F.C.- Al Ministro de Transporte, quien ha sido un desastre para el país; y la política de vivienda, otro desastre.
C.O.T.- La coalición de gobierno que sería deseable en caso de ganar.
J.F.C.- Con el Polo, con los verdes, con Cambio Radical e incluso con sectores progresistas del conservatismo y de la U que quieran acompañarnos en las reformas sociales que requiere este país. Quienes no caben aquí son los autoritarios, los reaccionarios y los que se han aliado con los mafiosos para mantener su poder.
C.O.T.- ¿Qué harán con la desbaratada Ley de Víctimas?
J.F.C.- La bancada liberal presentará nuevamente el proyecto de ley, concertado con las organizaciones de víctimas. Confiamos en sacarlo adelante, independientemente de quién sea el presidente. Es un acto de justicia social.