La semilla del agro en televisión

El proyecto se llamó Las aventuras del Profesor Yarumo. El nombre era el indicado porque en un momento en el que los enlatados (productos internacionales) reinaban en la televisión colombiano, era más que un riesgo personificar a un experto que se encargara de liderar los temas agrícolas y pecuarios en espacios de alcance nacional. La idea era, por decir lo menos, ambiciosa, porque aquella figura debía resolver los interrogantes de los hacendados y campesinos y, además, hacerlo en los medios de comunicación cuando sólo existían dos cadenas televisivas. El reto lo asumió Héctor Alarcón Correa, un ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional, sede Medellín, con una facilidad de palabra insuperable y una convicción a toda prueba en los procesos de crecimiento rural.

A pesar de que Alarcón llevaba varias temporadas apoyando las labores de los campesinos, su gestión comenzó a hacerse visible en 1985, cuando la Federación Nacional de Cafeteros lanzó, como todo un suceso innovador, Las aventuras del Profesor Yarumo, un espacio de radio y televisión cuyo propósito era fortalecer la comunicación rural, sin olvidarse de la enseñanza de la protección ambiental en todos los niveles de producción rural y en la mayoría de las regiones del país.

Con su habilidad comunicativa y su forma práctica de explicar la vida en el campo, Héctor Alarcón Correa fue docente no sólo de los dueños de las fincas que visitaba, sino también del público televidente y de los oyentes a través de las ondas radiales. Su trabajo de asesoría agrícola y pecuaria lo realizó durante varias décadas de manera casi ininterrumpida. Fue fundador de la revista agropecuaria Agrotemas y se desempeñó como jefe de prensa del Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inderena) y del Ministerio de Agricultura.

Después de diez años de aparecer en la pantalla y con una depresión intensa por pensar que su trabajo había sido invisible durante todo ese tiempo, Alarcón fue reemplazado por Carlos Armando Uribe, un colega con características físicas similares que lo relevó en el espacio cuya banda sonora decía: “Allá arriba en aquel alto, donde nace una quebrada, había un monte muy bonito y el agua nunca faltaba. Pero un hombre irresponsable cogió el monte y lo quemó…”.

Jamás dejó el campo. Los últimos años de su vida los dedicó a retratar todos los parajes hermosos que recorrió con el programa, para sacarles provecho como artista. Los recreó en pinturas de todos los formatos y así le retornó al campo algo de todo lo que le proporcionó. Héctor Alarcón Correa, el primer Profesor Yarumo, murió el 18 de mayo en Chía, Cundinamarca, a causa de una complicación cerebrovascular, pero por decisión familiar sólo el jueves el público conoció la noticia. Se fue el hombre del campo, la semilla del agro en televisión.

El proyecto se llamó Las aventuras del Profesor Yarumo. El nombre era el indicado porque en un momento en el que los enlatados (productos internacionales) reinaban en la televisión colombiano, era más que un riesgo personificar a un experto que se encargara de liderar los temas agrícolas y pecuarios en espacios de alcance nacional. La idea era, por decir lo menos, ambiciosa, porque aquella figura debía resolver los interrogantes de los hacendados y campesinos y, además, hacerlo en los medios de comunicación cuando sólo existían dos cadenas televisivas. El reto lo asumió Héctor Alarcón Correa, un ingeniero agrónomo de la Universidad Nacional, sede Medellín, con una facilidad de palabra insuperable y una convicción a toda prueba en los procesos de crecimiento rural.

A pesar de que Alarcón llevaba varias temporadas apoyando las labores de los campesinos, su gestión comenzó a hacerse visible en 1985, cuando la Federación Nacional de Cafeteros lanzó, como todo un suceso innovador, Las aventuras del Profesor Yarumo, un espacio de radio y televisión cuyo propósito era fortalecer la comunicación rural, sin olvidarse de la enseñanza de la protección ambiental en todos los niveles de producción rural y en la mayoría de las regiones del país.

Con su habilidad comunicativa y su forma práctica de explicar la vida en el campo, Héctor Alarcón Correa fue docente no sólo de los dueños de las fincas que visitaba, sino también del público televidente y de los oyentes a través de las ondas radiales. Su trabajo de asesoría agrícola y pecuaria lo realizó durante varias décadas de manera casi ininterrumpida. Fue fundador de la revista agropecuaria Agrotemas y se desempeñó como jefe de prensa del Instituto Nacional de Recursos Naturales (Inderena) y del Ministerio de Agricultura.

Después de diez años de aparecer en la pantalla y con una depresión intensa por pensar que su trabajo había sido invisible durante todo ese tiempo, Alarcón fue reemplazado por Carlos Armando Uribe, un colega con características físicas similares que lo relevó en el espacio cuya banda sonora decía: “Allá arriba en aquel alto, donde nace una quebrada, había un monte muy bonito y el agua nunca faltaba. Pero un hombre irresponsable cogió el monte y lo quemó…”.

Jamás dejó el campo. Los últimos años de su vida los dedicó a retratar todos los parajes hermosos que recorrió con el programa, para sacarles provecho como artista. Los recreó en pinturas de todos los formatos y así le retornó al campo algo de todo lo que le proporcionó. Héctor Alarcón Correa, el primer Profesor Yarumo, murió el 18 de mayo en Chía, Cundinamarca, a causa de una complicación cerebrovascular, pero por decisión familiar sólo el jueves el público conoció la noticia. Se fue el hombre del campo, la semilla del agro en televisión.