“Llegué al despecho por casualidad” : Darío Gómez

¿Cómo lo han tratado estos 40 años de vida artística?

Muy bien, la verdad me he sentido muy contento y satisfecho de saber que aún existe mucha gente que me apoya y no sólo mi público, sino también los medios de comunicación, que han sido parte importante en mi carrera.

¿Aún se sorprende de la acogida en cada uno de sus conciertos?

Es increíble ver cómo la gente muestra gran admiración por mi música y por el artista al que ellos han denominado el Rey del Despecho. Ese amor me ha llevado a corregir una serie de errores. No me critican, porque me aceptan tal cual como soy, pero siento que les debo mucho respeto.

¿Cómo celebrará estas cuatro décadas de vida artística?

Con una edición limitada de dos cd con 40 canciones y dos dvd con el mismo número de videos, donde recopilamos mis mejores canciones. Sé que en mi vida musical tengo un poco más de 130 éxitos, pero quisimos enaltecer el tiempo que llevo trabajando en esta carrera, y para celebrar en grande realizaré una gira nacional e internacional. La gran sorpresa es la compañía de varios artistas de la música popular.

¿En qué se parece el Darío Gómez de hoy al de hace 40 años?

Hace cuatro décadas estaba soñando con querer ser un cantante y que mi música sonara en un fonograma, lo que nunca me imaginé es que esta carrera me llevaría tan lejos y mucho menos que me daría tanto reconocimiento. Quizás en lo que aún me parezco al de hace 40 años es en la sencillez y la humildad.

¿Qué sucedió cuando se dio cuenta de que el sueño de cantar se había convertido en una profesión?

Me concentré más en mejorar mis composiciones y mi forma de cantar. También empecé a notar que a la gente le gustaba ese estilo de despecho y comencé a imponerlo en los años 80.

¿Qué encuentra en el despecho que no ve en el amor?

Fue prácticamente una casualidad. Inicialmente componía canciones parranderas paisas y a los 26 años mi primera esposa me dejó, entonces empecé a componer canciones tristes, porque así me sentía, aburrido por no estar con ella. Duré un año en ese trance, después grabé esas letras y me di cuenta de que gustaban mucho y decidí seguir por ese camino. A esa señora tengo mucho que agradecerle, porque si ella no toma la decisión de dejarme, hoy quizá no sería el Rey del Despecho.

¿Usted cree en la fama?

No. De hecho, no me considero un artista famoso, sólo me siento acogido por el público. Creo que todo ha sido obra de Dios, porque sólo Él, la gente y ustedes los medios de comunicación lo llevan a uno adonde quieran.

¿Cuál fue su primera canción?

Recuerdo que comencé componiéndoles cancioncitas a mis compañeritas del colegio, que no olvido, pero no son tan buenas. Puedo decir que mi primera canción sentimental la compuse a los 16 años, cuando me fui a vivir a Medellín, y se llamaba Casita vieja, una composición para mi mamá, quien se quedaba en la montaña mientras me venía a estudiar.

¿Qué significó Los Legendarios para usted?

Fue mi paso a la música popular, recuerdo bien que había escrito unas canciones de despecho, la canción de mi mamá y Ángel perdido, una zamba que le compuse a mi hermana Rosa Ángela cunado murió. Teniendo todo esto decidí hablar con el gerente de Codiscos, le dije que quería hacerle una muestra, la escuchó, le gustó y ahí comenzó todo.

¿Cómo nació “Nadie es eterno en el mundo”?

La escribí cuando fui con un amigo a visitar un cementerio en mi pueblo, que dejó de prestar sus servicios hace muchísimos años y él me dijo: “Ve el cementerio de San Gerónimo, lo entregó la Alcaldía a la gente humilde para que construyeran sus casitas”. Quise ver eso y fui hasta el lugar, y vi las bóvedas, las cruces y algunos restos humanos tirados en el suelo, mientras la gente estaba feliz haciendo sus ranchitos. Ese día Dios me iluminó e hizo que compusiera la canción más reconocida en Colombia.

¿Con quién se compara?

En Argentina al despecho le llaman arrabal y me pongo a pensar que soy como Carlos Gardel, cantándole al arrabal.

¿Cómo fue su infancia en San Gerónimo, Antioquia?

En realidad nací el 6 de febrero de 1951, en una vereda de este municipio. Recuerdo una infancia muy tranquila, de idas a la escuela rural un día por medio, de trabajos en el campo al lado de mis padres, recolectando café, maíz, plátano, yuca y otros productos que se sembraban en la finca de mi papá. Teníamos poco ganado, pero también fui ordeñador y encerrador de terneros.

¿Qué es lo que más extraña de esa época?

Escuchar a las 5 de la mañana a mi papá y a mi mamá cantando esas canciones viejísimas folclóricas que nunca han pasado de moda, como Hurí, Pueblito viejo, Las acacias, entre otras. Me pregunto por qué no canté nunca estás canciones y recuerdo que cuando escuchaba las rancheras de Miguel Aceves Mejía, Jorge Negrete y Pedro Infante, me gustaban más.

¿Cómo logró sobreponerse a la muerte de su hermana, padre, madre e hija?

Sé que todos los seres humanos tenemos que afrontar situaciones así, pero soy un hombre muy sentimental, y la verdad, no he superado la muerte de ninguno de ellos y mucho menos la de mi hija, que fue asesinada en una guerra entre pandillas en Medellín. Intenté suicidarme. Es un dolor tan grande, que deja marcas en el alma. No se puede comparar jamás con el dolor de una traición.

¿A qué le tiene nostalgia?

A las cosas que el Gobierno no ha podido superar, quisiera que la paz llegara pronto. Me gustaría que la gente de nuestro país se sintiera más segura, tranquila. Le estoy pidiendo mucho a Dios que en este período presidencial todos los colombianos tengamos esa satisfacción.

¿Cómo ha evolucionado el mercado musical con el pasar de los años?

En cuanto a regalías ha cambiado mucho, ya no se venden discos y los piratas nos acecharon de tal manera que hemos tenido pérdidas, pero eso mientras evolucionamos como lo hizo EE. UU. En cuanto a géneros y sonidos ha sido maravillosa, admiro y respeto mucho a los nuevos cantantes de música popular, porque no es fácil hoy en día sobrevivir en este mundo sin el apoyo de una empresa musical.

¿Cómo lo han tratado estos 40 años de vida artística?

Muy bien, la verdad me he sentido muy contento y satisfecho de saber que aún existe mucha gente que me apoya y no sólo mi público, sino también los medios de comunicación, que han sido parte importante en mi carrera.

¿Aún se sorprende de la acogida en cada uno de sus conciertos?

Es increíble ver cómo la gente muestra gran admiración por mi música y por el artista al que ellos han denominado el Rey del Despecho. Ese amor me ha llevado a corregir una serie de errores. No me critican, porque me aceptan tal cual como soy, pero siento que les debo mucho respeto.

¿Cómo celebrará estas cuatro décadas de vida artística?

Con una edición limitada de dos cd con 40 canciones y dos dvd con el mismo número de videos, donde recopilamos mis mejores canciones. Sé que en mi vida musical tengo un poco más de 130 éxitos, pero quisimos enaltecer el tiempo que llevo trabajando en esta carrera, y para celebrar en grande realizaré una gira nacional e internacional. La gran sorpresa es la compañía de varios artistas de la música popular.

¿En qué se parece el Darío Gómez de hoy al de hace 40 años?

Hace cuatro décadas estaba soñando con querer ser un cantante y que mi música sonara en un fonograma, lo que nunca me imaginé es que esta carrera me llevaría tan lejos y mucho menos que me daría tanto reconocimiento. Quizás en lo que aún me parezco al de hace 40 años es en la sencillez y la humildad.

¿Qué sucedió cuando se dio cuenta de que el sueño de cantar se había convertido en una profesión?

Me concentré más en mejorar mis composiciones y mi forma de cantar. También empecé a notar que a la gente le gustaba ese estilo de despecho y comencé a imponerlo en los años 80.

¿Qué encuentra en el despecho que no ve en el amor?

Fue prácticamente una casualidad. Inicialmente componía canciones parranderas paisas y a los 26 años mi primera esposa me dejó, entonces empecé a componer canciones tristes, porque así me sentía, aburrido por no estar con ella. Duré un año en ese trance, después grabé esas letras y me di cuenta de que gustaban mucho y decidí seguir por ese camino. A esa señora tengo mucho que agradecerle, porque si ella no toma la decisión de dejarme, hoy quizá no sería el Rey del Despecho.

¿Usted cree en la fama?

No. De hecho, no me considero un artista famoso, sólo me siento acogido por el público. Creo que todo ha sido obra de Dios, porque sólo Él, la gente y ustedes los medios de comunicación lo llevan a uno adonde quieran.

¿Cuál fue su primera canción?

Recuerdo que comencé componiéndoles cancioncitas a mis compañeritas del colegio, que no olvido, pero no son tan buenas. Puedo decir que mi primera canción sentimental la compuse a los 16 años, cuando me fui a vivir a Medellín, y se llamaba Casita vieja, una composición para mi mamá, quien se quedaba en la montaña mientras me venía a estudiar.

¿Qué significó Los Legendarios para usted?

Fue mi paso a la música popular, recuerdo bien que había escrito unas canciones de despecho, la canción de mi mamá y Ángel perdido, una zamba que le compuse a mi hermana Rosa Ángela cunado murió. Teniendo todo esto decidí hablar con el gerente de Codiscos, le dije que quería hacerle una muestra, la escuchó, le gustó y ahí comenzó todo.

¿Cómo nació “Nadie es eterno en el mundo”?

La escribí cuando fui con un amigo a visitar un cementerio en mi pueblo, que dejó de prestar sus servicios hace muchísimos años y él me dijo: “Ve el cementerio de San Gerónimo, lo entregó la Alcaldía a la gente humilde para que construyeran sus casitas”. Quise ver eso y fui hasta el lugar, y vi las bóvedas, las cruces y algunos restos humanos tirados en el suelo, mientras la gente estaba feliz haciendo sus ranchitos. Ese día Dios me iluminó e hizo que compusiera la canción más reconocida en Colombia.

¿Con quién se compara?

En Argentina al despecho le llaman arrabal y me pongo a pensar que soy como Carlos Gardel, cantándole al arrabal.

¿Cómo fue su infancia en San Gerónimo, Antioquia?

En realidad nací el 6 de febrero de 1951, en una vereda de este municipio. Recuerdo una infancia muy tranquila, de idas a la escuela rural un día por medio, de trabajos en el campo al lado de mis padres, recolectando café, maíz, plátano, yuca y otros productos que se sembraban en la finca de mi papá. Teníamos poco ganado, pero también fui ordeñador y encerrador de terneros.

¿Qué es lo que más extraña de esa época?

Escuchar a las 5 de la mañana a mi papá y a mi mamá cantando esas canciones viejísimas folclóricas que nunca han pasado de moda, como Hurí, Pueblito viejo, Las acacias, entre otras. Me pregunto por qué no canté nunca estás canciones y recuerdo que cuando escuchaba las rancheras de Miguel Aceves Mejía, Jorge Negrete y Pedro Infante, me gustaban más.

¿Cómo logró sobreponerse a la muerte de su hermana, padre, madre e hija?

Sé que todos los seres humanos tenemos que afrontar situaciones así, pero soy un hombre muy sentimental, y la verdad, no he superado la muerte de ninguno de ellos y mucho menos la de mi hija, que fue asesinada en una guerra entre pandillas en Medellín. Intenté suicidarme. Es un dolor tan grande, que deja marcas en el alma. No se puede comparar jamás con el dolor de una traición.

¿A qué le tiene nostalgia?

A las cosas que el Gobierno no ha podido superar, quisiera que la paz llegara pronto. Me gustaría que la gente de nuestro país se sintiera más segura, tranquila. Le estoy pidiendo mucho a Dios que en este período presidencial todos los colombianos tengamos esa satisfacción.

¿Cómo ha evolucionado el mercado musical con el pasar de los años?

En cuanto a regalías ha cambiado mucho, ya no se venden discos y los piratas nos acecharon de tal manera que hemos tenido pérdidas, pero eso mientras evolucionamos como lo hizo EE. UU. En cuanto a géneros y sonidos ha sido maravillosa, admiro y respeto mucho a los nuevos cantantes de música popular, porque no es fácil hoy en día sobrevivir en este mundo sin el apoyo de una empresa musical.