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"No me preocupa que mi posición sea de contraste": Alfonso Valdivieso
Cecilia Orozco Tascón.- Los dos únicos congresistas de Cambio Radical —usted y Rodrigo Lara— que no estarán con Santos, ¿qué argumentan para no apoyarlo?
Senador Alfonso Valdivieso.- Creemos que hay clara contradicción de nuestra posición de hace unos meses con respecto al intento que se hizo de que hubiera una segunda reelección presidencial. En las elecciones del 30 de mayo, quien verdaderamente recibió un gran respaldo del país fue el presidente Uribe. Y tal como se ha desarrollado la campaña hasta hoy, todo apunta a que el gobierno de Santos será una reedición de los dos anteriores, o un tercer tiempo del partido. Eso es absolutamente inconveniente a mi modo de ver y, como le decía, contradictorio con lo que planteó Cambio Radical en su momento.
C.O.T.- En esa contradicción de la que usted habla cayó el propio Germán Vargas Lleras, quien levantó el brazo de Juan Manuel Santos hace un par de días.
A.V.- No voy a descalificar la posición que adoptó Cambio Radical. La respeto y acato, pero no la comparto. Lo que está en juego no es poca cosa y el país haría bien en entenderlo. En cuanto a Germán Vargas, no hay que desconocer el gran reconocimiento político que él tiene y el cual quedó demostrado en la forma como logró calar en la opinión venciendo una posición precaria que le pronosticaban las encuestas, hasta triplicar esa expectativa. Él plantea el respaldo de Cambio Radical en nombre de unos programas y se le admira por eso. De otro lado, para Germán es muy difícil quedarse totalmente aislado de la escena política actual. Eso es comprensible. La gran mayoría lo apoyó aunque con reflexiones de otro orden. Otros, no estuvimos de acuerdo.
C.O.T.- ¿No cree que Santos deseará diferenciarse de Uribe, una vez elegido?
A.V.- Fuera de las veladas promesas de que eso será así, él no está dando muestras reales de ir hacia allá. Lo que se le puede exigir a Juan Manuel Santos es que compruebe que tendrá entre sus prioridades la de innovar la forma de hacer política en el país. Pero no es factible que eso ocurra.
C.O.T.- De todas maneras, la mayoría piensa que los gobiernos de Uribe han sido los mejores y por eso elegirán a Santos, según indican los resultados de la primera vuelta.
A.V.- Sí, es cierto. Sin embargo, uno puede pensar que si el nuevo gobierno va a adoptar la misma concepción del que está por terminar, hubiera sido más lógico que estuviera en cabeza del propio presidente Uribe.
C.O.T.- En concreto, ¿tiene objeciones personales contra Santos?
A.V.- No lo conozco muy estrechamente, pero no tengo objeciones en cuanto a su vida personal. No me gusta lo que representa. Me ha llamado la atención la forma vehemente como Carlos Lleras de la Fuente se refiere a él. No tengo ese nivel de información, pero, repito, la posibilidad de que vayamos a seguir con el mismo estilo del gobierno actual me incomoda muchísimo y me crea enormes prevenciones.
C.O.T.- ¿Por qué le molestan tanto los gobiernos de Uribe?
A.V.- Es indudable que el país mejoró sustancialmente en materia de seguridad y que se creó mayor confianza para la iniciativa privada, la inversión nacional y extranjera. Al mismo tiempo, hay que reconocer que el Presidente debilitó las instituciones y convirtió al Legislativo en un apéndice del Gobierno. También contribuyó a socavar con constantes y torpes ataques al Poder Judicial. De otro lado, me parece que el presidente Uribe desaprovechó su gran poder electoral y político para enfrentar la corrupción. Y en casos tan graves como el de Agro Ingreso Seguro y el de los falsos positivos, ni siquiera el Gobierno asumió la responsabilidad política.
C.O.T.- En vista de sus objeciones, ¿se puede interpretar que usted votará por Mockus?
A.V.- Si me incomoda que Santos represente el continuismo, me llama la atención que el candidato Mockus represente lo que el país requiere para airear la democracia y para fortalecer la institucionalidad.
C.O.T.- Aunque usted no va a regresar al Senado, al menos por ahora, ¿no le preocupa que, con su posición, vaya a quedar por fuera de todo juego político?
A.V.- No me conmueven las descalificaciones cuando uno actúa de buena fe y por convicciones. Y lo digo con todas las consideraciones hacia Cambio Radical, que dicho sea de paso, se creó alrededor de mi nombre en 1998. Tampoco me preocupa que mi posición contraste con la ola de unanimidad que se está levantando y que puede llegar a ser peligrosa. El llamamiento a la unidad no puede significar llamamiento al ‘unanimismo’.
"El Presidente se considera sobrado": Alfonso Valdivieso
C.O.T.- ¿Cambio Radical se va a debilitar?
A.V.- Se va a beneficiar de la expectativa de poder que representa, con toda claridad, Germán Vargas Lleras.
C.O.T.- ¿Cómo interpreta el ataque del congresista Roy Barreras a Vargas Lleras horas antes de la adhesión de éste a Santos?
A.V.- Roy Barreras siempre fue un caballo de Troya dentro del partido. No nos olvidemos de que el mal ejemplo cunde: el Presidente atacó a Germán esa misma mañana en una junta de parlamentarios, según se supo. Fueron señalamientos desconsiderados.
C.O.T.- Sin embargo, no deja de llamar la atención que el Presidente estuviera —o pareciera estar— torpedeando la adhesión de Vargas a Santos.
A.V.- Como se dice coloquialmente, el Presidente se considera sobrado. Probablemente pensó que Germán no le hacía falta a la U. Gran error. Aspiro a que lo que decidió Cambio Radical le indique a Juan Manuel Santos que su estilo de gobierno debe ser distinto.
"Hay vida por fuerade la Casa de Nariño": Luis Fernando Velasco
Cecilia Orozco Tascón.- ¿Cómo se entiende que el liberalismo, partido de oposición durante ocho años, llegue a la coalición del candidato sucesor sin fórmula de juicio?
Senador Luis Fernando Velasco.- No hay que hablar del partido, sino de la mayoría de miembros de éste. No se puede decir aún que el liberalismo haya dejado de ser oposición. Algunos liberales se agotaron en el desierto y creyeron hallar un oasis en el llamamiento de unidad nacional. Otros queremos ser una voz crítica que interprete a muchos liberales regados por el país.
C.O.T.- Sin embargo, los que adhirieron a Santos son casi todos.
L.F.V.- Por lo menos tres cuartas partes de los congresistas acompañan a Juan Manuel Santos. Algunos de ellos tenían, antes de la primera vuelta, intereses en la campaña de la U, más que en la del candidato del partido. Somos cerca de 15 congresistas liberales que nos quedamos por fuera y seremos críticos frente al nuevo gobierno.
C.O.T.- Pero el número total —entre los partidos con representación— de congresistas que quedarán por fuera de la “unidad nacional” será tan reducido, que no podrá hacer nada efectivo. ¿Es consciente de esa realidad?
L.F.V.- Más de cinco millones de colombianos no querían el continuismo y votaron por Mockus, por los amarillos o por los rojos. Entonces, hay un mensaje claro: hay vida por fuera de la Casa de Nariño y hay políticas por fuera del Gobierno. Muchos dirigentes renunciaron a interpretar esos cinco millones de votantes y prefirieron aspirar a las posibilidades que entregará el Ejecutivo. Ellos jugarán a mantener su electorado con lo que les den.
C.O.T.- ¿Le atribuye la baja votación de Rafael Pardo a que los congresistas liberales lo traicionaron antes de la primera vuelta, como usted sugiere?
L.F.V.- No. A la gente no se le puede obligar a votar como votó en las elecciones del Congreso. Al liberalismo la sociedad le cobró lo que hicieron unos caciques que, en su inmensa mayoría, ya no están en el partido. Ellos o sus hijos, que recibieron su herencia política, son parte, hace rato, de la U. Nosotros no fuimos claros para que la sociedad entendiera que hoy el liberalismo no es el de hace años. En contraste, el Gobierno sí logró que calara su propaganda política de que los opositores éramos los enemigos del país.
C.O.T.- ¿Se puede decir que los congresistas que se quedaron por fuera de la U son los más cercanos amigos de Rafael Pardo?
L.F.V.- (Risas) Algunos tenemos el privilegio de ser amigos de Pardo. Otros, particularmente algunos representantes a la Cámara, sin ser los más cercanos a Pardo, pertenecen a la militancia social-demócrata del partido y eso los ha acercado a lo que piensa quien es el director del liberalismo. Este no es un tema de amistad, sino de concepción de la política y del ejercicio del poder.
C.O.T.- Específicamente, ¿por cuál razón considera usted que debe estar por fuera de la nueva coalición de gobierno?
L.F.V.- Por coherencia. Reconozco méritos en Santos, pero lo que representa su organización política, que es la continuación de un régimen profundamente antiliberal, no representa lo que ideológicamente he defendido. Santos llama a la unidad nacional, creo que es prudente esperar a que él concrete qué entiende por ese término.
C.O.T.- ¿Cómo explica que uno de los dos congresistas de menor edad en su partido, Simón Gaviria, se haya plegado al parecer, a cambio de la presidencia de la Cámara?
L.F.V.- Me preocupa que la gente tenga una concepción tan pragmática de la vida. Para hacer política con ánimo de transformar una sociedad hay que ser romántico y tener una ideología clara. Honestamente, y aunque respeto las decisiones de cada uno, sí esperábamos, especialmente de algunos de los parlamentarios más jóvenes del liberalismo, que defendieran las ideas del partido en vez de salir corriendo a la primera invitación. Pero le advierto que otros jóvenes liberales de la Cámara están en este lado.
El futuro del liberalismo
C.O.T.- ¿Se extinguirá, definitivamente, el liberalismo a partir del nuevo Frente Nacional que se está gestando?
L.F.V.- Más que extinguirse podría revivir, así: Santos no desconoce su origen liberal. Él debe querer ser un integrador de las distintas vertientes del liberalismo. Mi preocupación no es que el partido reviva, sino de qué forma lo hará. Si quiere reencontrarse con sus bases, debe defender las ideas de los sectores populares. De lo contrario, estará de nuevo en el poder, pero, ¿a qué costo? Habrá que dar el debate ideológico para ver si el liberalismo es cooptado por la opción de centro-derecha, o si tienen fuerza otros sectores que buscamos otras respuestas.