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La pregunta más curiosa que llegó a su sección ‘Preguntas y respuestas’ de El Espectador.
Siempre llegaban preguntas muy curiosas. Puedo decir cuál es la pregunta más frecuente en los últimos años desde que publiqué mi nuevo libro: ¿cuándo me regala el libro?
¿Quién se inventó eso de que la cultura es aburrida?
El que no sabe de cultura.
¿Qué tenían los grandes clásicos que no tienen los compositores contemporáneos?
Los grandes clásicos escribían para el gran público y los contemporáneos escriben para los otros compositores, para descrestar a los colegas.
¿A través de qué artista se podría entender hoy a Colombia?
Botero ha hecho maravillas, Doris Salcedo, con su obra, refleja la realidad colombiana. En la música hay artistas populares, como Juanes, que están llevando al público el espíritu de Colombia.
¿Qué diferencia hay entre un periodista musical y un crítico de música?
El periodista escribe sobre música, el crítico es a quien todo el mundo odia.
En materia de crítica musical, ¿a quién le cree?
En Colombia nos acabamos los que hacíamos crítica. Todos los periódicos tenían críticos con secciones regulares, pero eso ya no existe.
¿A cuántos eventos culturales asiste usted cada semana?
Algunas semanas voy todos los días y hay veces en que son tan ‘jartos’ que no voy ni una vez.
¿Será que en algún momento se va a desarrollar la industria del cine en Colombia?
Es muy difícil, porque la están enfocando mal. Crean cine, pero no piensan cómo exhibirlo y no hacen esfuerzos para crear cadenas de distribución.
¿Cuál es el límite entre la cultura y el entretenimiento?
No hay límites: si la cultura es aburrida, deja de ser cultura.
En su libro ‘Civilización y cultura’, usted aborda del barroco al clasicismo… ¿Qué fue lo mejor del barroco y qué lo mejor del clasicismo?
Siempre lo mejor de algo es su culminación. La del barroco fueron Bach y Händel y la del clasicismo, Beethoven, que fue el último clásico y el primer romántico.
Parece que el público de la música clásica está en vías de extinción. ¿Qué hacer para atraer a las nuevas generaciones?
Hay una cosa para no atraerla, y es poner a los artistas de música clásica a tocar a Los Beatles. La única forma es mediante educación.
¿Están los compositores colombianos condenados al olvido?
La verdad es que no se hace mucho esfuerzo por ellos. A los grandes compositores los interpretan sólo una vez, de modo que falta divulgación.
¿Qué es lo que más daño le ha hecho a la cultura?
De la cultura se han apropiado cinco o seis personas, la manejan como si fueran los dueños y le causan un daño enorme. Todo está concentrado en personas y no en organizaciones.
¿Es mentira que la ópera y la música clásica están diseñadas para una élite?
Sí. Uno va a conciertos y festivales y se ven muchos jóvenes. Los viejitos somos la minoría.
¿En Colombia tenemos una política cultural o es simple politiquería?
El problema es que no hay continuidad en el Ministerio de Cultura. Cada nuevo ministro cambia la reglamentación de las políticas culturales.
¿Con qué estilo musical, definitivamente, no ha podido?
El rap. En primer lugar, no entiendo lo que dice. Diría que vino, tuvo su popularidad y va a morir pronto, créanme.
¿Qué tal la ópera en Bogotá?
Se va por el camino de menor resistencia. Tratan de montar óperas pero no buenas óperas.
¿Qué tan grande es su biblioteca?
No he contado los libros y, de hecho, tampoco los he leído todos. La gracia de una biblioteca es tener a dónde llegar cuando se quiera leer algo.
¿Además de escuchar y analizar, la música también le inspira el baile?
Soy bastante flojo para eso.
¿En Colombia actualmente hay teatro de autor?
Los dramaturgos han disminuido mucho. Sucede un poco como con el cine, las obras no se representan como deberían.
Una obra maestra.
Alicia en el país de las maravillas. Una obra que he leído un centenar de veces.
¿A qué le suena el futuro de la música en Colombia?
El futuro no está mal. Veo bastantes compositores jóvenes dedicados a hacer obras interesantes y creativas.
Una frase para recordar.
Un escritorio organizado es el síntoma de una mente enferma.