Lydia Cacho: "Convertí mi pasión por la justicia en una profesión"

La periodista mexicana, que publicó recientemente el libro ""#EllosHablan", es una de las invitadas a "#Imaginaelmundo", charlas digitales promovidas por el Hay Festival. Con la comunicadora conversamos sobre feminismo, el rol de las mujeres como lubricantes sociales y los retos para los hombres.

María Angélica Hernández Cárcamo
16 de mayo de 2020 - 07:14 p. m.
Lydia Cacho cuenta que está haciendo un docu-podcast sobre feminicidio. Además, escribe un cortometraje y prepara una película que piensa dirigir.  / Cortesía
Lydia Cacho cuenta que está haciendo un docu-podcast sobre feminicidio. Además, escribe un cortometraje y prepara una película que piensa dirigir. / Cortesía

En medio de la pandemia, ¿cuál es la importancia de espacios como "#Imaginaelmundo" de Hay Festival?

Este festival de las artes ha logrado durante años, conjugar a las mentes más diversas, logrando que el diálogo que cada vez encontramos más difícil de lograr en todo el mundo, debido a la polarización creada por los partidos políticos. De allí que el Hay nos permite encontrarnos en un espacio de libertad intelctual y de expresión abierta que ayuda a quienes hablamos y a quienes dialogan con nosotras, a hacer fluir nuevas ideas, a despertar la esperanza de que en la diversidad nos encontramos. Es solo en la libertad y la escucha, el reconocimeinto de la alteridad, que podemos imaginar un mundo diferente; imaginar elaborando la posibilidad de actuar en consecuencia. Es un encuentro que nos ayuda a reflexionar sobre cómo construir los sueños posibles.

 

¿Cuál es el valor del arte?

Me parece que tiene un efecto trasformador, nos ayuda a procesar las emociones y sensaciones para llevarlas a un sitio más profundo de la psique, aquél en el cual se rompen estructuras indescifrables que nos conmueven a tal grado que después de vivir la experiencia ya no somos la misma persona. Un poema, una novela, una pieza musical, la mirada fija en una obra de arte trastoca nuestra realidad emocional.Esa es la magia.

¿Usted cómo se imagina el mundo?

Imagino un mundo que se aleje de esta normalidad brutal, del patriarcado dominante que promueve la guerra y la violencia como herramientas de control social, un mundo en que las mujeres, niñas y niños no tengan miedo del machismo feminicida, en que a los hombres se les eduque con amor y para desarrollar su inteligencia emocional, no para dominar y controlar desde el poder y la desigualdad.

¿Cómo hacer periodismo en medio de la pandemia y qué temas cubrir?

Es muy complejo, porque los políticos de todo el mundo han secuestrado las horas en todos los medios para desinformar, propagar miedo, favorecer a la industria farmacéutica que ya se saborea el monopolio de las patentes y tiene en sus manos la vida y la salud del planeta. Por un lado la estartegia de crear pánico social desde el poder político, ha generado una oleada de estrés postraumático en toda la sociedad mundial. Estamos ante un hecho insólito; los que menos saben nos controlan de la mano del miedo y la incertidumbre. En ese sentido escribir sobre otros problemas que siguen sucediendo mientras estamos en el encierro y las crisis emcoionales por las muertes de seres queridos, es difícil; la gente no puede manejar más dolor y miedo -probablemente sólo los cínicos pueden-. Creo que es momento de escribir sobre cómo podemos sanar como sociedad, periodismo con perspectiva de paz, con perspectiva de derechos humanos que invite a la gente a reflexionar desde un lugar emocionalmente alineado con su estado de crisis emocional.

¿Cómo es ser mujer en medio de la pandemia?

De la misma manera en que lo somos sin la sombra de la muerte colectiva sobre nuestros pasos, sin el miedo a que la cercanía al otro, a la otra, pueda significar la enfermedad o la pérdida. Creo que vivimos los mismos retos, miedos, expectativas. Las mujeres que tienen relaciones con hombres que ejercen violencia la están pasando peor que nunca. Porque la violencia, aunque es una elección, encuentra en el miedo y la inseguridad los disparadores perfectos para lanzarse al ataque. En mi caso, tan acostumbrada a estar sola y encerrada escribiendo cuando no viajo para investigar, ha sido mucho más sencillo, entiendo que para la mayoría de mujeres no lo es, en particular aquellas que tienen familia y que ven la carga duplicada por la escuela en casa y con hombres que creen que “ayudar” 15 minutos es una forma igualitaria de convivencia doméstica.  

¿Cómo es ser hombre en medio de la pandemia?

Creo que esa respuesta la deben dar los hombres. Aquellos que se preguntan quiénes son y se atreven a mirarse al espejo en soledad y frente a sus miedos, te darán las respuestas más honestas. Los que no quieren explorar su experiencia emocional, seguramente te entregarán una formula verbal muy articulada y vacua, tal como lo están haciendo muchos intelectuales acostumbrados a mirar hacia afuera, a vivir con el cerebro desconectado de los sentimientos y las emociones conjugados.

Su más reciente libro, "#EllosHablan", ¿cómo nació?

Lo cuento en el prólogo. El movimeinto #MeToo desató un diálogo, la defensa a ultranza de los maltratadores y las preguntas honestas de millones de hombres que no saben cómo actuar fuera del paradigma del machismo dominante. Pensé que para la mayoría de los hombres, la instrospección sobre lo que significa pertenecer al mundo de lo masculino está casi siempre ausente, en particular cuando hablamos del amor romántico que exige una actuación absurda de las dos partes para que una relación inicie, y en esa actuación están las fórmulas del machismo literario, cultural, cinematográfico. Me pareció que era una buena idea preguntarles a los hombres cómo y a partir de qué premisas e ideas construyeron su ser hombre, su masculinidad y secualidad, su vida sicoerótica. Les toca a ellos trabajar en esto. Ya las feministas hemos hecho la tarea de lubricantes sociales para mediar entre las violencias domésticas y las sociales y políticas. Es el turno de los hombres para cuestionar esos privilegios que a cambio les exigen seguir normas de violencia y abuso de poder que les hieren y los hacen infelices. Esas heridas sangran en sus hijos e hijas, en el mundo entero.

"#EllosHablan" es un libro de hombres pero con perspectiva de género. ¿Desde un principio quería que fuera así?

Totalmente; yo tengo treinta años desarrollando un periodismo con perspectiva de género, eso implica analizar cómo se construye cultural, política y socialmente la idea de ser hombre, de ser mujer, de ser persona.

¿Cuáles fueron las charlas más llamativos que encontró durante la investigación?

Todas los fueron, mirar a los intelectuales atrapados en un discurso que no se relaciona en absoluto con su realidad cotidiana fue interesante.No importa cuan brillantes sean, su discurso es incongruente con su actuar diario y la mayoría no pueden verlo. El empresario que fue secuestrado me conmovió mucho, lo mismo que me impresionó el joven encarcelado por trata de mujeres que fue educado por los hombres de su familia para comprar y vender seres humanos. Me conmovieron profundamente los atrapados en el sentimiento contradictorio de que aman a un padre que los aborreció y violentó toda su vida, a la vez que admiten que no pueden amar a quien les ha despreciado toda la vida.

¿Cómo los hombres se convirtieron en hombres?

Ellos lo cuentan en el libro. Sin duda la presencia o ausenciadel padre o la imagen masculina dominante en la vida de un niño siembra la semilla de la masculinidad. Hablamos de hombres y hombres porque son mis entrevistados quienes lo hacen, sus  madres siempre aparecen como las rescatadoras durante la crisis, “la culpo porque sé que ella me perdonará y me ama incondiconalmente” dijo un entrevistado, “a mi poadre no puedo inquirirle porque perdería para siempre la relación”. Los hombres le temen a los hombres más que a nada en el mundo. Se alían por miedo a que los expulsen de la manada.

¿Cómo las personas se convierten en colaboradores silenciosos del machismo?

A partir de la todos los reforzamientos culturales, educativos, políticos y artísticos que llevan una carga machista que promueve la desigualdad. Millones de mujeres sienten que deben actuar como si no fueran tan inteligentes para que el hombre que aman no se sienta menos que ellas, menos inteligentes, menos cultos, menos capaces de resolver crisis multiples. La dinámica social está construida por una visión patriarcal que premia a toda persona que avale y reproduzca el machismo, ya sea hombre o mujer. No hay mujeres que hayan llegado al poder político sin negociar su silecio frente a la misoginia y el machismo que les pasa por la prueba de pertenencia. Ese paradigma sólo lo podemos romper desde el poder, intelectual, mediático, cultural y político. Cuestionando todos los días las negociaciones que suceden por debajo de la mesa y que perpetúan una sociedad desigual y profundamente hipócrita en su machismo ilustrado.

¿Cómo definiría el feminismo?

Una corriente filosófica creada por la inteligencia femenina colectiva, que ha formulado y articulado argumentos sólidos que explican cómo y por qué sucede la desigualdad entre lhombres y mujeres (y aquí incluyo a las personas queer, gay, lesbianas, trans, fluida, no etiquedas), nadie se salva de reproducir los paradigmas convencionales. El feminismo ha visibilizado eso a través del rigor de las ciencias sociales y las mujeres de todo el mundo lo han transformado en una forma de vida congruente que pelea, con su propia libertad, por la equidad y la justicia. Es un movimiento socio-político con bases filosóficas que ha transformado al mundo y lo seguirá transformando. El feminismo para mí es una forma de estar en el mundo construyendo la paz mientras defendemos nuestra vida y dignidad.  

Este es un momento muy difícil para la mujer, los datos hablan por sí solos: la violencia ha aumentado al igual que los feminicidios. ¿Cómo contrarrestar este fenómeno?

Otra vez, les corresponde a los hombres detenerse. Las campañas deben estar dirigidas a ellos, no solo a los agresores sino a los amigos facilitaroes que no cuestionan ni detienen. A los vecinos que escuchan y no actúan para proteger a sus vecinas. A los políticos que han recortado recursos vitales para la protección de las víctimas de la violencia machista. Mientras tanto y como siempre, somos las feministas las que estamos tejiendo redes en el mundo para ayudar a las mujeres, niñas y niños confinadas en el infierno de relaciones violentas.

¿Cómo su trabajo ha ayudado a las mujeres en la sociedad?

Eso no lo puedo responder, me parece que le correspoinde a la sociedad valorar si lo que hago ha sido útil. Yo convertí mi pasión por la justicia en una profesión y estoy orguillosa de ello. Soy congruente cada día y la ética es mi prioridad. Sus efectos los valoran otras y otros.

Al final de su charla dice una frase muy linda y es que las “mujeres estamos cansadas” y yo, al igual que miles de mujeres, pensamos lo mismo.

Es que lo estamos, somos las cuidadoras del mundo, las lubricantes sociales, las que alimentan y curan durante la guerra, las que hacemos triple jornada para que el mundo y las familias funcionen. Las que gritamos “y la culpa no era mía, ni donde estaba ni cómo vestía”. Tenemos que justifiacar que son los agresores, y no nosotras, los responsables de esta locura de violencia rabiosa. Estamos cansadas y merecemos un descanso. Llegó el turno de los hombres de cambiar su comportamiento y el de sus clanes masculinos, de cuestionar sus valores y principios y elegir una forma de vida que jamás justifique la violencia y el abuso de poder. Merecemos vacaciones de esta agotadora batalla por la justicia y la verdad.

¿Cuáles son sus próximos proyectos? ¿En qué está trabajando?

Estoy haciendo un docu-podcast sobre feminicidio, escribiendo un cortometraje y preparando una película que co-escribí y voy a dirigir. Estoy afinando los últimos detalles de mi nuevo libro y me acabo de comprar un bikini -on line por supuesto- para salir a asolearme porque merezco mucho descanso y la placentera felicidad de escuchar música bajo el sol.

 

Por María Angélica Hernández Cárcamo

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