María Manrique, una colombiana con un Óscar en las manos

Esta joven de 24 años hizo parte del equipo de producción de “The Neighbor’s Window”, el cortometraje de acción en vivo que resultó ganador de la estatuilla en 2020. La comunicadora cuenta cómo ha sido su camino en la industria.

María Manrique
11 de marzo de 2020 - 02:00 a. m.
María Manrique posa con el Óscar obtenido por el cortometraje “The Neighbor’s Window”, para el que hizo la producción.   / Archivo particular
María Manrique posa con el Óscar obtenido por el cortometraje “The Neighbor’s Window”, para el que hizo la producción. / Archivo particular

Siempre he tenido la certeza de que si puedes imaginarlo, puedes lograrlo. Tengo los mejores padres y abuelos del mundo porque me criaron tan bien y con unas bases tan fuertes, a través de su ejemplo y su forma de comunicarse conmigo, que yo jamás he sentido que algo sea imposible, ni siquiera difícil. Con el tiempo, he aprendido que el camino es largo y que los obstáculos van y vienen y que, por eso mismo, debemos crear estrategias inteligentes para llegar a eso que anhelamos, gozándonos cada segundo.

Al fin y al cabo, la vida es eso que se nos pasa mientras esperamos a que algo pase, así que, ¿por qué no divertirnos? Hay que intentarlo todo, cometer millones, trillones de errores, aprender de ellos y seguir pa’ lante, como decimos coloquialmente. La vida no nos pasa a nosotros sino que pasa por nosotros, porque cada nivel al que queremos llegar demandará una nueva versión de nosotros mismos. ¡Es un proceso y una preparación constante! Eso que deseamos ser ya está en nuestro interior, solo debemos potenciarlo diariamente, ser mucho más conscientes de lo que somos, pensamos, sentimos, queremos, hacemos, y mejorar.

Pienso firmemente que debemos ser doers, término que se refiere a “el que hace”. Los sueños son maravillosos, y aquello que nos motiva, inspira y nos hace saltar de la cama por las mañanas, pero lo que realmente nos lleva a hacerlos realidad, es el hecho de hacer. Y ahí hay un abismo. Hace un mes, aproximadamente, mi equipo y yo fuimos galardonados con el premio Óscar al mejor cortometraje de acción en vivo por The Neighbor’s Window y esa es la prueba más grande de que todo es posible en esta vida y de que los límites están en nuestra mente.

Desde que tengo memoria, he visto estos premios y siempre imaginaba que decían mi nombre, incluso practicaba el discurso, a quién llevaría y cómo sería la fiesta que hacen después con todas las celebridades. Sabía que estaba lejísimos de eso y que tenía que prepararme demasiado porque la ruta era pedregosa y llena de altibajos, sin incluir la cantidad de personas provenientes de todas partes del mundo queriendo ser parte de la industria del cine estadounidense. Juraba que antes de los 50 eso no iba a pasar. ¿Yo, recibiendo un Óscar? ¿La estatuilla en mis manos? Totalmente lograble, pero no antes de esa edad. Y bueno, lo logré con 24 años.

¿Saben que aprendí? Que no quiere decir que el camino no haya sido largo porque lo fue, y mucho, sino que depende del ambiente en el que te encuentres y la gente de la que te rodees. Sé muy selectivo con lo que eliges ver, escuchar y leer, y asegúrate de que tu círculo más cercano esté lleno de personas que sean mejores que tú, que te motiven, que te inspiren, que te prendan esa chispa, que te enseñen y que te hagan sentir que ni el cielo es el límite. Aquellos que te hagan vibrar alto y te llenen de la mejor energía y de positivismo. Siempre he dicho que uno atrae lo que es y por eso mismo antes de preocuparnos por “hacer”, debemos “ser”.

Cuando hablamos del éxito de algún artista nunca imaginamos lo que hay detrás. Siempre vemos lo bueno, el triunfo, el reconocimiento, la fama, pero nunca el esfuerzo, la dedicación y la cantidad de cosas vividas para llegar ahí. Por ejemplo, en el mundo del cine y la televisión tenemos largas horas de rodaje. Si es un buen día, trabajo 14, si es uno normal, 15 y en el peor de los casos, 25 horas seguidas o más.

Pueden ser días, si son comerciales o videos musicales, o meses, si son películas y series. También me enfrenté con lo siguiente: ¿Clima a -25 °C? Aprende a vestirte con capas. ¿40 °C? Aplícate bloqueador. ¿Noche? ¿Exterior? ¿Selva? Repelente. ¿Miedo? Vete del set, supéralo y llámame cuando lo hagas. ¿No trajiste la ropa adecuada? No es mi problema. ¿Amaneciste cansada? Renuncia que ya tengo a tu reemplazo. ¿Mal día? Aprende a mantener tu vida privada en privado y maneja tus emociones. ¿No dormiste? Qué mal. —Por favor, ¡Alza eso y tráemelo! ¿Es muy pesado? ¡No es mi problema, ve al gimnasio!— Y eso fue lo que viví antes de llegar a producciones grandes. Antes, trabajé en por lo menos 60, incluyendo cortometrajes, documentales, comerciales y videos musicales.

Nunca dije que no a ningún trabajo, sin importar lo duro que fuera o la cantidad de errores que cometiera, seguía haciéndolo. Anotaba todo aquello en lo que podía mejorar, no solo profesionalmente sino como persona y productora, escribía mis obstáculos, mis maneras de solucionarlo y así fue como poco a poco empecé a convertirme en una doer. Mejorando mi desempeño a lo largo del tiempo y conociendo a las personas indicadas. A todas esas que me llevaron al siguiente nivel y confiaron en mí. No es lo que “hacemos a veces” sino lo que “hacemos constantemente”. La constancia y disciplina nos definen.

Ahora, puedo decir que he trabajado en series como Orange is the New Black, You, The Deuce, Happy; películas como The Informer; comerciales con Mark Ronson para Chase Bank y Josephine Skriver para Versace y videos musicales con artistas como Dua Lipa, Cardi B y French Montana.

Con la oportunidad de tener un Óscar en la mano, puedo decir: “Nunca, nunca se rindan. Los soñadores sueñan, mientras los que hacen, hacen y se convierten en ese sueño”.

Por María Manrique

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