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Sorprendente giro de un sonado proceso: después de que la Fiscalía dictó medida de aseguramiento contra el almirante Gabriel Arango Bacci, ahora pide que la Corte Suprema lo absuelva de los cargos que se le imputaron hace más de dos años. El fiscal del caso sembró graves dudas sobre las “pruebas” que el Comandante General de la Armada entregó contra el detenido.
Cecilia Orozco Tascón (C.O.T.).- Si bien usted insistió desde el comienzo de su proceso en que era inocente, la Fiscalía parecía segura de su participación en presuntas asociaciones con el narcotráfico. La nueva posición de ese ente investigador que ahora dice que no hay pruebas suficientes contra usted, ¿lo sorprendió?
Contralmirante Gabriel Arango Bacci (G.A.B.).- No, no me sorprendió porque hemos podido desvirtuar cada prueba que se ha presentado. Siempre he estado seguro de que podré demostrar mi inocencia, pero eso sí, he sentido mucho dolor de patria por la institución a la que le dediqué tantos años de mi vida y por la injusticia que cometieron, habiéndome privado de la libertad sin que yo hubiera hecho absolutamente nada. Celebro que la propia Fiscalía se haya dado cuenta del gran error en que incurrió.
C.O.T.- ¿Usted le atribuye el cambio de posición de la Fiscalía al relevo que hubo de Fiscal General?
G.A.B.- No específicamente. El cambio en la posición de la Fiscalía se debe a que las pruebas fueron desvirtuadas durante el juicio. El análisis que se hizo de ellas en conjunto con las pruebas practicadas durante la audiencia pública en la Corte Suprema fueron definitivos.
C.O.T.- Según lo que he leído en su proceso, hubo al menos un testigo que habló contra usted y que después rectificó lo dicho, asegurando que un funcionario de la Fiscalía lo sobornó para que involucrara su nombre en la comisión de delitos. ¿Cree esa versión o es más bien una manipulación del informante?
G.A.B.- Tengo la seguridad de que esa persona formaba parte del programa de protección de testigos de la Fiscalía desde hacía cinco años. El testigo manifestó públicamente en varios medios de comunicación que la Fiscalía lo presionó y que le dio dinero para que hablara contra mí. ¿Por qué? No lo sé.
C.O.T.- Pero, ¿por qué un informante y la Fiscalía tendrían interés en incriminarlo a usted? Me parece raro.
G.A.B.- He sostenido dos hipótesis: uno, para hacerle daño a la Armada, que tantos golpes le ha dado al narcotráfico; dos, para entorpecer o truncar mi carrera. Gracias a Dios me he mantenido a flote y le he dado la cara al país. He dicho que esto es un montaje y me reafirmo: todas las acusaciones que hay en este proceso son mentiras fabricadas para perjudicarme.
C.O.T.- No obstante, sería muy extraño que se hiciera un montaje tan grande sólo con el interés de perjudicarlo. Se lo digo porque además de la Fiscalía, la Armada ha estado en contra suya. Su institución no haría eso sino por un buen motivo.
G.A.B.- No lo sé, pero le hago caer en la cuenta de que aunque indudablemente este montaje era para perjudicarme a mí, también le causaba perjuicio a la Armada. ¿O cree que este escándalo no tiene sino efectos individuales? El agua sucia le cae de paso a la institución porque un almirante, por su rango, es su representante.
C.O.T.- Precisamente hablando de rangos, el fiscal de su caso dijo la semana pasada que el almirante Guillermo Barrera, su superior y comandante de la Armada Nacional, se contradijo cuando se le preguntó por una reunión que él sostuvo con la columnista María Isabel Rueda para mostrarle a ella tres recibos que usted le habría firmado a la mafia. ¿Qué puede decir al respecto?
G.A.B.- Que todo es muy extraño. Al inicio de las acusaciones contra mí hace 28 meses, la periodista María Isabel Rueda publicó una columna en la que sostuvo que ella había visto tres recibos firmados por mí, en los que constaba la entrega de alrededor de quinientos mil dólares que la mafia me habría dado.
C.O.T.- Y, ¿qué tiene que ver el almirante Barrera con esos tres recibos?
G.A.B.- El almirante Barrera estaba presente en la reunión con la periodista en momentos en que el acompañante de él, capitán de navío Luis Tovar Neira, quien era el jefe de Contrainteligencia naval, le mostró los tres recibos a la señora Rueda, de acuerdo con la declaración juramentada que ella hizo. Lo raro es que en el proceso sólo hay un recibo y los otros dos nunca aparecieron. El fiscal delegado ante la Corte, Jesús Antonio Marín, le criticó al almirante Barrera que le hubiera ocultado esa circunstancia a la Fiscalía cuando fue interrogado al respecto. ¿Por qué le entregó a la Fiscalía sólo un recibo? ¿Qué hizo con los otros dos comprobantes? ¿O es que éstos nunca existieron? Este punto fue especialmente criticado por el fiscal en su intervención de la semana pasada, en la que textualmente dijo que tenía serias dudas acerca de lo sostenido por el almirante Barrera. Extrañamente, en esa misma época se publicó una versión similar sobre los tres recibos en El Tiempo y en Semana. ¿Quién les suministró a estos medios esa información? Al menos ya sabemos quién se la dio a la periodista.
C.O.T.- Entonces usted cree que su comandante quería hundirlo.
G.A.B.- No haría tal afirmación como usted la plantea. No puedo hacer esos juicios, entre otras cosas porque no me compete. Espero que la Corte Suprema diga exactamente cómo surgió la versión de los recibos y quiénes estaban interesados en difundirla. Lo que sí quisiera saber es por qué el ministro de Defensa Juan Manuel Santos sostuvo en varios medios que había una investigación contra mí antes de que eso fuera cierto, porque en el momento en que lo dijo no había nada en mi contra.
C.O.T.- No creerá que el ministro era parte de un montaje contra usted.
G.A.B.- No estoy diciendo eso. Pienso que al ministro Santos lo engañaron y que él creyó lo que le dijeron. Respecto de él, tengo una queja: le pedí tres veces una audiencia para saber por qué se me había retirado del servicio ocho días antes de que estallara el escándalo sobre mi nombre. La respuesta del ministro fue que él no podía recibir a todos los miembros de las Fuerzas Militares que se retiraran. ¡Hombre! Se trataba de un almirante que le había dedicado 36 años al servicio de la patria. Creo que, mínimo, yo merecía una conversación.
C.O.T.- ¿Qué quería decirle usted a él?
G.A.B.- Que lo que estaban haciendo conmigo era una infamia. También le quería decir que cuando el comandante de la Armada me informó de mi retiro, me dijo que yo salía, simplemente, por decisión del Gobierno. Y que cuando un tiempo después, y ante la ola de rumores, me reuní de nuevo con él y le pregunté si había alguna investigación en mi contra por narcotráfico, me contestó que no había nada. En ese momento, según se supo después por las declaraciones del propio almirante Barrera, él ya hacía cuatro o cinco meses que tenía el recibo que le entregó a la Fiscalía para incriminarme falsamente.
C.O.T.- Desvirtúe o confirme si es cierto que usted tuvo enfrentamientos de tipo personal con el ministro Santos.
G.A.B.- No es cierto. Puede estar segura de que siempre tuve una excelente relación con el ministro.
C.O.T.- También se dice que usted estaba ascendiendo muy rápido en su carrera debido a su capacidad de relacionarse con las altas esferas políticas y sociales y que por eso era antipático para sus compañeros. ¿Eso es cierto?
G.A.B.- Se puede presentar todo tipo de codazos para lograr ascensos en la carrera. Me resisto a creer que en mi institución se llegue a extremos como éstos, por rivalidad.
C.O.T.- Un testigo lo señaló a usted de tener tratos con narcotraficantes mientras era el jefe de la casa militar del ex presidente Andrés Pastrana…
G.A.B.- Permítame la interrumpo: ese muchacho se retractó públicamente. Es el mismo que dijo que la Fiscalía lo estaba presionando para que declarara contra mí. Y hay más retractaciones.
C.O.T.- Recuerdo muy bien que el fiscal general de entonces, Mario Iguarán, hizo una declaración contundente contra usted. ¿Cómo se compagina esa actitud con la del fiscal de hoy? No me diga que Iguarán también estaba en su contra.
G.A.B.- No puedo afirmar eso. Lo que sí puedo indicarle es que desafortunadamente el fiscal Iguarán, aunque firmó las providencias, no conoció bien mi proceso. Si él hubiera visto los detalles del caso, no habría dictado la medida de aseguramiento contra mí.
C.O.T.- Tal vez la prueba más delicada en contra suya fue la aparición de su huella dactilar en el famoso recibo que usted le habría firmado al narcotráfico. ¿Qué pasó con esa prueba?
G.A.B.- Cuando el CTI hizo la investigación sobre la huella dijo que ésta provenía de la copia de un sello, y no directamente de mi dedo. De todas maneras hay que hacer la salvedad de que inicialmente se hicieron dos peritazgos: uno por parte de un experto del DAS, cuya declaración está en el expediente, que dijo que a él no le mandaron ningún papel original sino una fotocopia de mi huella. Usted sabe que con una fotocopia no se puede determinar la autenticidad de lo que aparece en un escrito. Irresponsablemente él aseguró que sí era mi huella. Después mandaron otra copia para un nuevo examen, pero a la Fiscalía de Cartagena, ¿por qué no hicieron el análisis aquí? En Cartagena no había medios para practicar una prueba tan delicada.
C.O.T.- ¿Quién mandó a Cartagena el recibo? ¿La propia Fiscalía?
G.A.B.- No, Contrainteligencia de la Armada. Fue el capitán Tovar Neira a llevarla. Creo que allá se movían mejor. Esto que le estoy contando se encuentra en el expediente.
C.O.T.- ¿Sugiere que Contrainteligencia de la Armada sembró pruebas en su contra?
G.A.B.- Sí, es claro. La acusación inicial vino de Contrainteligencia de la Armada. Allí nació todo. Además hubo premio a esta acusación: le entregaron el mando del Buque Escuela Gloria al capitán del que hemos hablado, Luis Jorge Tovar Neira. ¿Cómo se explica usted que cuando en la Corte le preguntaron al almirante Barrera por la persona que le había entregado el recibo con mi huella, el almirante hubiera manifestado dudas en recordar el nombre y los apellidos de ese capitán, siendo que él es hoy el comandante del buque insignia de la Armada? Flaca memoria la del almirante.
C.O.T.- ¿Cree que alguien más engañó a Contrainteligencia de la Armada o ésta actuó por cuenta propia?
G.A.B.- No lo sé. En todo caso, tengo un dolor muy grande de que eso hay salido de mi propia institución. Por eso no quisiera descartar que grupos delictivos hubieran engañado a Contrainteligencia. Pero después, ese grupo no supo manejar un asunto tan delicado. Hay una incoherencia muy grande en todo esto. Espero que la Corte averigüe lo que en verdad sucedió.
Año y medio de detención
Cecilia Orozco T.- ¿Dónde ha estado usted detenido estos 16 meses?
Almirante Arango B.- En la escuela de Infantería del Ejército, al que le debo agradecimiento eterno. Desafortunadamente la cúpula de mi institución nunca me preguntó siquiera si necesitaba un cepillo de dientes. El Ejército, en cambio, me dio toda la ayuda.
C.O.T.- Vamos a suponer los dos escenarios: el primero, que la Sala Penal lo absuelve. ¿Qué haría después?
G.A.B.- En el aspecto jurídico, tendría que hablar primero con mis abogados. En mi vida personal, tomaría la decisión de seguir adelante. Tengo tres hijos para educar y mi patrimonio económico se ha visto menguado. He pagado abogados con mis cesantías de 36 años de trabajo. Debo recuperar esos fondos, mi honor personal y militar y la dignidad de mi familia.
C.O.T.- Si lo absuelven, ¿demandará al Estado por el año y medio de prisión?
G.A.B.- No he pensado en eso aún. Sin embargo, no puedo decir que no lo haré, porque alguien tendría que resarcirme por el daño que me hicieron.
C.O.T.- ¿Aspiraría a regresar a la Armada o esa es una posibilidad que ya no contempla?
G.A.B.- Eso sólo lo podría determinar el Presidente de la República.
C.O.T.- Vamos al otro escenario: que la Corte lo condene. ¿Qué haría?
G.A.B.- Jamás he contemplado esa posibilidad. No podrán condenarme, porque no hice nada incorrecto.
¿El caso Dreyfus criollo?
El proceso de Arango Bacci es el primero en que parece posible que se hubiera presentado un presunto complot contra uno de los miembros de mayor rango en las Fuerzas Militares, gestado dentro de la propia Armada Nacional. De ser cierto que existe dicho complot, estarían involucrados los más altos oficiales de esa arma y por eso se ha dicho que con éste se recuerda el caso ocurrido hace más de un siglo en Francia, conocido como el affair Dreyfus, cuando se le imputó falsamente a un capitán del ejercito francés traición a la patria por actos de espionaje. El montaje contra Dreyfus resultó ser producto del antisemitismo de la época y su defensor fue el célebre escritor Émile Zola.
Al contralmirante Gabriel Arango Bacci se le imputaron cinco delitos por presunta asociación con narcotraficantes: enriquecimiento ilícito, sobre el cual la Fiscalía ya le precluyó la investigación por encontrar que su patrimonio económico estaba justificado. Se le imputaron también concierto para delinquir agravado, revelación de secreto militar, cohecho propio y prevaricato por omisión. El fiscal delegado ante la Corte, Jesús Antonio Marín, le solicitó esta semana a la Sala Penal de la Corte la absolución de Arango Bacci respecto de esos cuatro delitos, por encontrarlo inocente y por dudar de la veracidad de las pruebas entregadas por el comandante general de la Armada Nacional, almirante Guillermo Barrera, en contra de su contralmirante.