“Mi música y yo somos un revuelto”: Martina La Peligrosa

¿Cómo nació “Veneno por amor”?

Bueno, esta canción es mi tercer sencillo y, como casi todas mis composiciones, quise que tuviera una letra superpositiva. La inspiración llegó un día que alguien me dio un regañón, sentí mucha rabia y dije por qué contestar con más rabia, por qué no responder con algo bonito; lo hice, y me funcionó. Responder a la ira, al odio, a las groserías con amor, cuesta mucho, pero es bueno.

“Veneno por amor” estrena video, háblenos de la producción.

Así es. En él hago un bonito homenaje a mi tierra y a la cultura zinú, con personajes mitológicos. Para mí es un honor y un orgullo mostrar mis raíces a través de la música que hago, y qué mejor que con esta canción que trata de cambiar venenos y amarguras por amor.

Slow Mike, de Chocquibtown, tiene una activa participación en el tema, ¿por qué?

(Risas) Él ha sido como la cerecita del pastel. Es el productor junto a Jairo Barón de mi disco y además participó en Veneno por amor, porque quisimos darle un toque urbano a la canción. La verdad hicimos un combo espectacular, nos complementamos muy bien.

“Veneno por amor” se escucha diferente, ¿incorporó sonidos nuevos?

Bueno, tiene algunos instrumentos que le dan un toque árabe, pero siempre mantengo la misma esencia que parte de los ritmos con los que me identifico como son la cumbia y el porro. De donde vengo también tenemos influencias de Oriente Medio.

¿Todo su trabajo discográfico sonará como “Veneno por amor”?

El disco tendrá mucho contenido urbano y moderno, pero creo que nunca voy a dejar de aferrarme a los sonidos de mi tierra. Siempre, en cada canción, pretendo que conozcan de dónde vengo.

Usted ha dicho que su música es un revuelto, ¿cuáles son los ingredientes de ese revuelto?

Digo que soy de muchos colores y sabores, nací en una tierra muy colorida, bajo el abrigo de un hogar lleno de música, donde mi papá nos hacía escuchar de todo un poco. En la música he hecho de todo, comencé con mi hermana vallenato, después incursioné en el porro, pop, rock, champeta y música alternativa.

¿Cómo fue su infancia en El Carito, Córdoba?

Soy una pelá pueblerina (risas), crecí en casas de patios grandes, trepando árboles, persiguiendo animales, rodeada de muchos campesinos que trabajan la tierra; de ellos aprendimos el amor por la música y por la tierra.

¿Qué les agradece a sus papás?

Mi papá dice que es un músico frustrado, pues le agradezco esa frustración, porque gracias a Dios la descargó en sus hijos. Mi madre es docente, a ella le agradezco que haya sido el polo a tierra de todas estas cabecitas locas.

¿Sus expectativas iniciales con la música se parecen a lo que encontró ya como profesional?

No. De pequeña uno sueña mucho. Empecé a los 9 años con mi hermana, en esa época no existían las redes sociales y la internet, era algo poco alcanzable, se vendían discos y cuando empecé como solista decía quiero vender muchos discos y la transición de la industria musical me afectó.

¿Cómo fue su experiencia cantando es restaurantes en Bogotá?

Muchas veces sentí frustración, porque la gente no me prestaba atención, por allá sonaban los platos, etc.; fue algo muy duro, porque la música para mí es algo intocable, bonito. A diferencia de todos los lugares donde estuve, Gaira fue diferente, allí la música siempre fue lo más importante.

¿Por qué escogió “La peligrosa” para lanzarse al mundo musical?

Cuando me decidí a hacer un trabajo discográfico necesitaba una canción, en la bandeja estaba Veneno por amor, pero sentía que le hacía falta algo, entonces tenía guardada La peligrosa, que inicialmente era una champeta, porque me gusta mucho este género, pero quería algo diferente, por eso la fusioné con pop, rock y lancé mi carta de presentación y por lo que hoy me reconocen.

¿Cómo empezó con el tema de las redes sociales?

Un día cantando en Gaira tuve la idea de hacer videos de maquillaje, soy un apasionada con todo este tema de la belleza femenina, sin duda han sido importantes en mi carrera para que conozcan esta carita y lo que hago (risas).

¿Cómo nació “Veneno por amor”?

Bueno, esta canción es mi tercer sencillo y, como casi todas mis composiciones, quise que tuviera una letra superpositiva. La inspiración llegó un día que alguien me dio un regañón, sentí mucha rabia y dije por qué contestar con más rabia, por qué no responder con algo bonito; lo hice, y me funcionó. Responder a la ira, al odio, a las groserías con amor, cuesta mucho, pero es bueno.

“Veneno por amor” estrena video, háblenos de la producción.

Así es. En él hago un bonito homenaje a mi tierra y a la cultura zinú, con personajes mitológicos. Para mí es un honor y un orgullo mostrar mis raíces a través de la música que hago, y qué mejor que con esta canción que trata de cambiar venenos y amarguras por amor.

Slow Mike, de Chocquibtown, tiene una activa participación en el tema, ¿por qué?

(Risas) Él ha sido como la cerecita del pastel. Es el productor junto a Jairo Barón de mi disco y además participó en Veneno por amor, porque quisimos darle un toque urbano a la canción. La verdad hicimos un combo espectacular, nos complementamos muy bien.

“Veneno por amor” se escucha diferente, ¿incorporó sonidos nuevos?

Bueno, tiene algunos instrumentos que le dan un toque árabe, pero siempre mantengo la misma esencia que parte de los ritmos con los que me identifico como son la cumbia y el porro. De donde vengo también tenemos influencias de Oriente Medio.

¿Todo su trabajo discográfico sonará como “Veneno por amor”?

El disco tendrá mucho contenido urbano y moderno, pero creo que nunca voy a dejar de aferrarme a los sonidos de mi tierra. Siempre, en cada canción, pretendo que conozcan de dónde vengo.

Usted ha dicho que su música es un revuelto, ¿cuáles son los ingredientes de ese revuelto?

Digo que soy de muchos colores y sabores, nací en una tierra muy colorida, bajo el abrigo de un hogar lleno de música, donde mi papá nos hacía escuchar de todo un poco. En la música he hecho de todo, comencé con mi hermana vallenato, después incursioné en el porro, pop, rock, champeta y música alternativa.

¿Cómo fue su infancia en El Carito, Córdoba?

Soy una pelá pueblerina (risas), crecí en casas de patios grandes, trepando árboles, persiguiendo animales, rodeada de muchos campesinos que trabajan la tierra; de ellos aprendimos el amor por la música y por la tierra.

¿Qué les agradece a sus papás?

Mi papá dice que es un músico frustrado, pues le agradezco esa frustración, porque gracias a Dios la descargó en sus hijos. Mi madre es docente, a ella le agradezco que haya sido el polo a tierra de todas estas cabecitas locas.

¿Sus expectativas iniciales con la música se parecen a lo que encontró ya como profesional?

No. De pequeña uno sueña mucho. Empecé a los 9 años con mi hermana, en esa época no existían las redes sociales y la internet, era algo poco alcanzable, se vendían discos y cuando empecé como solista decía quiero vender muchos discos y la transición de la industria musical me afectó.

¿Cómo fue su experiencia cantando es restaurantes en Bogotá?

Muchas veces sentí frustración, porque la gente no me prestaba atención, por allá sonaban los platos, etc.; fue algo muy duro, porque la música para mí es algo intocable, bonito. A diferencia de todos los lugares donde estuve, Gaira fue diferente, allí la música siempre fue lo más importante.

¿Por qué escogió “La peligrosa” para lanzarse al mundo musical?

Cuando me decidí a hacer un trabajo discográfico necesitaba una canción, en la bandeja estaba Veneno por amor, pero sentía que le hacía falta algo, entonces tenía guardada La peligrosa, que inicialmente era una champeta, porque me gusta mucho este género, pero quería algo diferente, por eso la fusioné con pop, rock y lancé mi carta de presentación y por lo que hoy me reconocen.

¿Cómo empezó con el tema de las redes sociales?

Un día cantando en Gaira tuve la idea de hacer videos de maquillaje, soy un apasionada con todo este tema de la belleza femenina, sin duda han sido importantes en mi carrera para que conozcan esta carita y lo que hago (risas).