Publicidad

Michael Jackson, el paso de la muerte

El 25 de junio falleció a quien Liz Taylor bautizó como el Rey del Pop. Estos son los personajes que nos dejaron en 2009.

Sigue a El Espectador en Discover: los temas que te gustan, directo y al instante.
Fernando Araújo Vélez
31 de diciembre de 2009 - 01:43 a. m.
Resume e infórmame rápido

Escucha este artículo

Audio generado con IA de Google

0:00

/

0:00

El rumor recorrió el mundo en algo más de dos horas, una y un millón de veces, con todo su peso dramático, pues el nombre que se repetía con incredulidad y dolor era el de Michael Jackson, uno de esos pocos nombres que parecen habitar el difuso mundo de los inmortales. Algunos periodistas anticiparon que había muerto. A las 2:26 de la tarde del 25 de junio pasado, hora de Los Ángeles, las agencias ratificaron la noticia, luego de que los médicos del Ronald Reagan Ucla Medical Center hubieran confirmado su deceso. Los diarios y noticieros cambiaron lo que habían presupuestado. Internet, de alguna forma, colapsó, hasta el punto de que las directivas de Google dieron órdenes a sus ingenieros para que encontraran al hacker que había desbordado los sistemas. La radio explotó.

Ninguna noticia fue tratada con tanta asiduidad y despliegue por los medios norteamericanos, que le dedicaron el 18 por ciento de sus contenidos a Jackson durante 15 días. La prensa obtuvo ganancias por 55 millones de dólares aquellas dos semanas. Sus canciones, su vida y obra, sus deslices, las leyendas que lo cubrieron, las mentiras que lo sepultaron, sus amores y amarguras, sus obsesiones, lo que había sido y lo que no, fue difundido hasta la saciedad. Que Michael Joseph Jackson nació el 29 de agosto de 1958 en Gary, Los Ángeles, Estados Unidos; que empezó su carrera casi sin saber leer ni escribir, al lado de sus hermanos mayores, con The Jackson Five; que su madre, Katherine Esther Scruse, era una devota testigo de Jehová, y su padre, Joseph Walter Jackson, trabajaba en una fábrica y cantaba en un conjunto musical llamado The Falcons, que lo castigaba y agredía si no daba en la nota exacta, si se equivocaba en una frase o en un paso de baile; y que comenzó en el grupo a los cinco años, tocando tambores y pandereta, y grabó su primera canción como solista a los 14.

Eran los primeros meses de 1972. Jackson hacía su primer álbum, Got to be there, y a la vez escribía y cantaba con sus hermanos, bajo las severas leyes de su padre. Gladys Night, primero, y Diana Ross, luego, intercedieron por el muchachito ante el viejo Joseph y ante promotores y sellos disqueros. “Era inmenso muy a pesar de su edad”, comentaría años más tarde Ross. Michael Jackson fue inmenso, sobre todo a partir de 1978, cuando interpretó al espantapájaros del Mago de Oz, bajo la dirección de uno de sus más importantes productores, Quincy Jones, con quien trabajó en la realización de Off the wall, el disco de Don’t stop’til you get enough y Rock whith you, que vendió más de 20 millones de copias y tuvo como colaboradores de excepción a Paul McCartney y Stevie Wonder. Ese año, Jackson se rompió la nariz en un ensayo y fue operado. La historia del mito se iniciaba.

Dijeron que abjuraba de su raza, que quería ser blanco, que vivía bajo una burbuja de plástico para no contaminarse de negritudes, que sólo comía vegetales y frutas, que no hablaba para cuidar su voz, y que se iba a someter a un tratamiento para blanquear su piel. La verdad, dirían, dijeron, era que Michael Jackson sufría de una enfermedad degenerativa de la pigmentación de su piel llamada vitiligo. Cada día que pasaba se volvía menos negro. Le salían manchas que cubría con maquillaje, y de alguna manera, dentro de su ingenuidad, le creyó a uno de los cientos de doctores que lo vieron cuando le recomendó vivir y dormir en la más absoluta asepsia. Las leyendas superaban su obra, la eclipsaban.

Por aquellos tiempos, pocos supieron que fue él, y sólo él, quien ideó la campaña de We Are the World a favor de los africanos, convenciendo a Lionel Ritchie, Bruce Springsteen, Diana Ross, Ray Charles, Billy Joel, Tina Turner, entre otros tantos, para que cantaran. La filmación del video se hizo en varias etapas, en sesiones aisladas. Jackson actuó a solas, según comentaron después, porque ante tal cantidad de estrellas era incapaz de soltarse y mostrarse pleno. Otros prefirieron explicar su postura como una muestra más de su vedetismo. Jackson donó todas sus ganancias, 50 millones de dólares, que se les sumaban a los otros tantos que había regalado para distintas obras, y que serían la cuota inicial de su altruismo. Entonces compró los derechos de autor de la mayoría de canciones de los Beatles por 47 millones, y su hacienda, Neverland, un conjunto de bosques, parques, barcos, juegos mecánicos y fantasía al cual solía invitar a niños de todo tipo del mundo entero.

Uno de ellos, Jordan Chandler, lo acusaría en 1993 de pederastia. La familia de Jackson y su disquera le dieron 25 millones de dólares al padre de Chandler para indemnizarlo, pero más que nada, para que el escándalo no tocara a quien Liz Taylor había calificado como el Rey del Pop. Muchos años después, el muchacho, ya adulto, confesaría que todo fue una patraña argüída por su padre para quedarse con unos cuantos millones. La mentira llegó tarde. Jackson jamás pudo superar la infamia. A fin de cuentas, como lo recordaría su hermana Janeth, “era un niño ingenuo, le creía al mundo, y por lo mismo, su fragilidad era infinita”. En 2003 la historia volvió a repetirse, con otro nombre, Gavin Arvizo, y en circunstancias un poco diferentes. Jackson fue llevado a los tribunales. Luego de un juicio de cuatro meses, fue absuelto por un jurado multicolor en Santa María, California, el 13 de junio del 2005.

Por aquellos tiempos, ya Michael Jackson había trascendido lo humano y lo divino. Las cifras que lo rodeaban eran poco menos que inverosímiles: 750 millones de discos vendidos, 13 premios Grammy, 13 de sus sencillos como números uno de la revista Billboard, dos entradas al salón de la fama del rock and roll, dos nominaciones al Premio Nobel de la Paz. Tantos triunfos, tanto éxito, tanta fama, tantos números sólo podían explicarse por su talento, su afán de perfección y su entrega. Tanta desmesura sólo podía sintetizarse en una frase y en un hombre: Frank Sinatra. “El único cantante masculino que he visto además de mí mismo, y quien es mejor que yo, ese es Michael Jackson”.

Su imagen eran cientos de imágenes. Jackson con sus hermanos y una gorra estilo años 30. Jackson adolescente, negro en toda su dimensión. Jackson y un guante, Jackson cuasiblanco, Jackson y su paso eterno, Moonwalk; Jackson y sus medias de lentejuelas, Jackson en el balcón de un hotel en Berlín con su tercer hijo, Prince Michael II, cubierto por una manta. Su imagen era inmortal, hasta que su muerte golpeó al mundo y surgieron las primeras versiones sobre un posible homicidio. “Yo sé quién asesinó a Michael. Hubo una conspiración. Creo que fue todo por el dinero. Michael valía más de 1.000 millones de dólares en activos por derechos de difusión musical y alguien lo mató por eso. Valía más muerto que vivo”, le dijo su hermana Janeth al diario inglés News off the World el 12 de julio, cinco días después de su funeral.

Pasados 60 días, los informes forenses de Los Ángeles determinaron que la muerte de Michael Jackson se había debido a un coctel de pastillas tranquilizantes suministrado por su médico, Conrad Murray. Homicidio, titularon los medios, para profundizar luego en las sustancias mortales: propofol, lorazepam, midazolam, diazepam, lidocaína y efedrina. La película no acababa, y tal vez no acabe jamás. Jackson escribió una historia muy humana, demasiado humana a su alrededor, quizá porque nunca quiso hacerlo.


Rafael Caldera

Ex presidente venezolano

Después de dos décadas de haber terminado su primer mandato presidencial, volvió a ser elegido primer mandatario en 1994. Murió la pasada Navidad a los 93 años de edad, aquejado de Parkinson.

Edward Kennedy

Senador estadounidense

Era el menor de los hijos de Joseph Kennedy y Rose Fitzgerald. Fue senador demócrata durante nueve períodos. A los 77 años, un tumor cerebral terminó por quitarle la vida el 25 de agosto pasado.

Claude Lévi-Strauss

Antropólogo

Padre del estructuralismo, sus libros y teorías fueron unas de las más decisivas influencias de las ciencias sociales en el siglo XX. Murió en París, antes de su cumpleaños número 101.

Mercedes Sosa

Cantante

“Si se calla el cantor, calla la vida”, cantaba ella. Y un poco de vida se le escapó a Latinoamérica de las manos cuando ‘La Negra’ murió el 4 de octubre de 2009. Con ella se fue buena parte de la historia de la canción social.

Farrah Fawcett

Actriz

Ícono de la pantalla chica durante los 70 y 80 en los Estados Unidos, especialmente en su papel como la detective Jill Munroe, en ‘Los Ángeles de Charlie’. Murió de cáncer el 25 de junio.

Mario Benedetti

Escritor

Desde sus versos políticos y amorosos, hasta sus cuentos y ensayos, toda Latinoamérica ha tenido que ver con sus páginas. El uruguayo murió el 17 de mayo.

David Carradine

Actor

Apareció por última vez en la memorable ‘Kill Bill’, de Quentin Tarantino. Muchos lo recordarán por su papel como Kwai Chang Caine en la serie ‘Kung Fu’. Murió el 3 de junio, en Tailandia.

Paul Samuelson

Economista

Padre de la teoría económica estática y dinámica, fue galardonado con el Premio Nobel de Economía en 1970. Uno de los más renombrados neoclásicos, murió el 13 de diciembre de 2009.

Otros ausentes de 2009

El año que concluye despidió a otros grandes. La creadora de las telenovelas Fernanda Villeli; el promotor de salsa de los años 70 Ralph Mercado; la actriz estadounidense Brittany Murphy; el actor mexicano Ricardo Montalbán; el guitarrista de jazz Les Paul; el actor, bailarín y cantautor Patrick Swayze, y el periodista y presentador de noticias de Estados Unidos Walter Cronkite.

Asimismo, se fueron en 2009 varias personalidades del mundo intelectual. El escritor francés Maurice Druon; el escritor italiano, experto en filosofía alemana, Franco Volpi; el literato británico J.G. Ballard; el filósofo alemán y premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales Ralf Dahrendorf; la creadora de la danza teatro Pina Bausch, y la escritora María del Socorro Tellado, más conocida como Corín Tellado.

Junto a ellos nos dejaron dos ex presidentes: la ex mandataria de Filipinas Corazón Aquino y el ex presidente de Argentina Raúl Alfonsín.

Por Fernando Araújo Vélez

Temas recomendados:

 

Sin comentarios aún. Suscríbete e inicia la conversación
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.