¿Qué trae esta nueva temporada de ‘Ríase el show’?
Seguimos “mamando gallo” de la forma como lo hemos hecho toda la vida con Julián. Hacemos comedia, hacemos stand up y la pasamos bueno con la gente.
¿Cómo es el proceso para hacer el guión de la presentación?
Tenemos unos lineamientos, pero nos gusta mucho improvisar. Estar en un momento y decir lo primero que se nos viene a la cabeza.
Dentro de los personajes de ‘Ríase el show’ están un taxista, el típico cachaco, entre otros. ¿En qué se basan para escoger esos personajes y no otros?
Siempre hemos tenido la forma de mirar a nuestro país y el entorno. Nos gusta analizar de dónde venimos y de qué estamos hechos. De alguna manera son los personajes que nos han tocado durante la vida.
Lo bueno y lo malo de ser colombiano.
Lo bueno es nuestra creatividad, nuestra forma de buscar de maneras alternativas la solución. Y lo malo es que a veces esas formas fáciles de buscar las soluciones nos llevan a una falta de honestidad.
¿Cómo terminó haciendo humor?
Siempre sentí que quería ser humorista, pero terminé en la publicidad. Eso les pasa a las personas que les da miedo enfrentar sus sueños. Algunas personas creativas lo vemos como una posibilidad social y de vida, lo más cercano a lo que nos gusta y lo más aceptable para la sociedad.
¿Entonces los publicistas son artistas frustrados?
Para nada. Dentro de la publicidad hay artistas que no han desarrollado realmente su arte, pero también hay publicistas que realmente lo quieren ser.
¿Qué significa para usted la palabra creatividad?
Es una palabra muy compleja que usamos mal porque en el fondo nadie crea nada. Nosotros descubrimos e imitamos. El ser humano tiene la capacidad de observar y transformar.
Su ejemplo a seguir.
El ‘Gordo’ Benjumea, Julián Arango y Jaime Garzón.
A propósito de Jaime Garzón, ¿cómo sería este país si aún él viviera?
El comediante le implanta verdades al país, pero no lo transforma completamente. Jaime fue un increíble crítico social y político, pero los grandes en el mundo se han ido cuando se tienen que ir. Uno no se imagina a John Lennon de 70 años, a Janis Joplin de 80 años, ni a un Jimi Hendrix viejo.
¿Con el humor se esconde la tristeza o es una forma de enfrentarla?
Es una forma de exorcizarla. Es ponerse unas gafas que permiten ver las cosas de otra manera. Si uno se da cuenta de que es exactamente igual que los demás, se puede reír de esa tristeza.
¿Esas “gafas” de las que usted habla siempre las tiene puestas o hay momentos en los que decide quitarselas?
No, uno empieza a entender que siempre tiene que tenerlas puestas. Es muy difícil estar todo el día observando y escribiendo.
¿No le incomoda que lo traten de abordar con una risa?
Claro, eso es parte del trabajo. Alexandra Montoya decía: “¿Por qué a mí cuando me ven me piden que los haga reír y al ‘Happy’ Lora no le piden un puño?”.
Planes para futuro...
Sentimos que este puede ser el último embrión de ‘Ríase el show’ después de muchos años y más de 800 funciones. Voy arrancar a trabajar con Pedro Salazar en una obra que se llama ‘Piedras en los bolsillos’.
¿Cómo disfruta la vida?
Me gusta estar con mis amigos, con mi familia y con mis hijos. Me encantan el deporte, los días soleados, la playa, la música, leer, el amor y el sexo.
¿Usted cómo define la vida?
Es un paso en el que tenemos que crear nuestro propio destino tomando decisiones y entendiendo que el momento es lo importante y que ni el pasado ni el futuro existen.
¿De qué no se burlaría?
De los niños con discapacidad.
Su primer recuerdo como actor.
Una obra de teatro en el Liceo Francés en la que hice de Simón el bobito.
¿Cómo hacer humor?
Cada día uno va aprendiendo a burlarse más de uno mismo y menos de los demás. Cuando uno se va desarrollando como comediante, entiende que el humor radica en burlarse de uno mismo.
Una imprudencia.
Una vez estaba en el lanzamiento de un portal web que se llamaba elsitio.com y la competencia era laciudad.com. El primero me contrató y trajo a Valeria Mazza para que lo lanzáramos. Y en mi intervención dije el nombre de laciudad.com. Me tocó hacer un comentario gracioso para sobrellevar la situación.