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¿Cómo, cuándo y dónde surge la idea de ‘Las aventuras de Pachito’?
Con mi esposa solemos dormir a nuestras hijas leyéndoles cuentos infantiles, y nos dimos cuenta de que, con excepciones, los libros infantiles suelen ser aburridos para los adultos. Pachito Santos sacó libro por esos días y para mi sorpresa no era un libro infantil. Esta saga surge cuando junto esos dos hechos: la necesidad de hacer un libro infantil que entretenga a los adultos y la de corregir el libro que sacó Pachito, que ha debido ser de colorear, como éste.
¿Es, como dice la portada, “la saga infantil que todos los padres deben leerles a sus hijos para que no sean políticos cuando grandes”?
Es un libro de sátira política con formato infantil. Las aventuras de dos pandillas que se detestan, la de Memel y la de su primo Pachito, cuyo jefe es Alvarín. Cada capítulo tiene una enseñanza de la vida real, para que nuestros hijos no cometan los errores que cometen nuestros dirigentes: si tratas de electrocutar un estudiante, terminarás quemándote; si te dejas tratar como una mascota, acabarás convertido en una...
Son cuatro historietas inspiradas en Francisco Santos, Juan Manuel Santos, Óscar Iván Zuluaga, Álvaro Uribe y Germán Vargas Lleras, entre otros. ¿Les pidió autorización?
Es como si tuviera que pedirles autorización para mencionarlos en una columna: no, no se las pedí. Porque este libro es una expresión de mis opiniones políticas.
¿Pachito, el protagonista, qué dijo?
Entiendo que ya recibió el que le mandé y que lo hizo con humor. Ojalá alguien se lo lea alguna noche y lo encuentre divertido.
Son claves las ilustraciones de Luis Carlos Cifuentes.
Son el gran éxito del libro porque Luis Carlos es muy talentoso. Y no sólo talentoso sino veloz. Sacó la serie en menos de un mes. Mientras él pintaba uno, yo iba escribiendo el siguiente.
Del “libro de actividades” ¿qué juego prefiere?: “Vestir a Roy” con autoadhesivos, “Repartir la torta”, ilustrar El Ubérrimo o Anapoima, o buscar al Doctor Ternura?
El de “Ayuda a la Coneja Hurtado a escapar a su madriguera”.
¿Son temerarios “Colorea este falso positivo” y “Juego de manos”?
Temeraria la realidad que los inspira: su aparición en el libro es apenas una manera de señalarla.
¿“Ponle la cola a Andrés, mitad centauro, mitad burro”, no se pasa con el expresidente Pastrana?
Me paso más con los burros, una especie que, a diferencia del expresidente, es trabajadora.
Se metió hasta con su tío Samper.
Porque Ernestito hace parte de la pandilla de Memel y habría sido un gesto discriminatorio no contar con él.
¿Hace más daño el 8.000, los huevitos o la mermelada?
Ocho mil huevitos untados de mermelada.
¿Esto podría causarle una demanda, como cuando recreó en Soho ‘La Última Cena’ con desnudo incluido?
Le recuerdo que, por el bien de la libertad de expresión, Soho ganó esa demanda y con ella sentamos el precedente de que en Colombia, a diferencia de los países con regímenes totalitarios, uno puede hacer parodias sin que lo metan a la cárcel.
¿El humor es la forma de desnudar nuestro zoológico político?
Al menos es la que permite hacerlo sin morir por intoxicación en el intento, que permite respirar en medio de la podredumbre.
Como con ‘El club de los lagartos’, ¿’Las aventuras de Pachito’ le dejará enemigos en el Parque de la 93?
Me temo que más, porque, al ser un libro infantil, Las aventuras de Pachito son más fáciles de leer: ¡hasta Simón Gaviria podría hacerlo!
Entre chiste y chiste, ¿a Daniel Samper Ospina sí lo toman en serio?
Lo importante no es que a uno lo tomen en serio sino que uno no se tome en serio. El humor puede ser una forma de decir la verdad y en esa medida es bastante serio.
¿Los parodiados responderán con un librito que se llame ‘Las aventuras de Danielito’, con electrochoques o dándole en la cara...?
Si gana Zuluaguita, que es uno de los personajes del libro, creo que sí: que me pueden dar en la cara y, en caso de que nombren a Pachito como ministro de Educación, podría terminar electrocutado, como con tan buen tacto sugería Pachito durante las protestas estudiantiles.
¿Votó por uno de estos personajes?
Voté contra varios, más que por uno. Pero si me obligan a apoyar en la segunda vuelta a una de las dos pandillas, soy capaz de apoyar a la de Memel con el único fin de que la de Alvarín no retome el control del barrio: Memel no es ninguna perita en dulce, pero es que Alvarín es la guerra civil.
¿Qué moraleja le dejó este libro?
Que, a veces, para desnudar a la clase política colombiana no es necesario acudir a géneros periodísticos muy refinados, como el ensayo o el artículo de opinión: la verdad es que nuestra política es una cosa de pandillas y de niños.