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¿Cuáles son las expectativas para la décima edición del Festival Estéreo Picnic?
Tenemos una expectativa muy grande, por un lado, con el atrevimiento de recibir esta décima edición cambiando de venue (lugar de encuentro). Llevábamos varios años con la idea en la cabeza, buscando un lugar que tuviera las características necesarias para realizar el festival, y finalmente desde temprano el año pasado encontramos este lugar fabuloso en Briceño, Cundinamarca. Ahí la oportunidad de pasar la experiencia que hemos construido en los dos lugares anteriores a un nuevo espacio tiene unos retos inmensos y queremos estar a la altura, dar más comodidades y que la gente salga más contenta que en el pasado.
Por otro lado, siempre está el tema de cómo funciona el cartel. Hay unas apuestas muy grandes este año, básicamente dándole la cabeza de cartel por primera vez a un artista de la nueva generación del género hip hop, como es Kendrick Lamar. También nos crea mucha expectativa ver cómo reacciona la gente a proyectos más clásicos, pues si bien el Festival Estéreo Picnic (FEP) ha ido creciendo con la gente, también está atrayendo muchísimo público joven. Este año esperamos una asistencia de 90.000 personas.
Briceño 18 ha sido uno de los temas más comentados. ¿Cómo llegaron a esa decisión?
El Festival no para de crecer y el espacio se nos estaba quedando un poco pequeño. Este año, además de las áreas de producción, de artistas, de restaurantes, de activaciones, de transporte, parqueaderos e ingreso de gente, también teníamos que pensar en un show de cuatro tarimas, si contamos el domo. Será la primera vez que hagamos el festival allá y eso tiene unos riesgos, pues, a pesar de nuestra experiencia, producir un evento de esta magnitud conlleva conocer el terreno en acción, cosa que nos va a faltar este año. Es ahí donde estará el reto de hacer un gran trabajo. Por otra parte, pensamos que es un campo muy noble en términos de la naturaleza que lo rodea, un club con muchísimo campo abierto (200.000 m²), muy del sabor de la fauna de la sabana bogotana, por lo que se acopla muy bien al tema de los festivales. Además, nos permite una libertad creativa grandísima. Se ha hablado de que está muy alejado de Bogotá, pero sinceramente no estamos de acuerdo, pues está ubicado a 15 minutos en auto de donde se hizo el festival el año pasado, es decir, todavía queda relativamente cerca.
Detrás de la otra expectativa, el cartel, ¿existe algún concepto o intención?
El FEP nunca ha seguido un concepto de curación más allá de transmitir un momento de la música. Es un festival masivo que de alguna manera podríamos llamar alternativo crossover, y en ese sentido tenemos una cantidad de géneros bastante grande. Solo buscamos aterrizar en Colombia, en lo posible, a los artistas que actualmente son relevantes en el contexto musical del mundo cuando están en su pleno apogeo, al mismo tiempo que cualquier mercado internacional.
Cada año traen exponentes de ritmos más típicos, como Totó La Momposina, Esteban Copete o Herencia de Timbiquí. Este año es el Grupo Niche. ¿Cómo los eligieron?
El festival también ha sentido con los años la necesidad de darle un buen lugar al talento nacional. Nos gusta honrar esta cara autóctona y tropical de nuestras raíces musicales, que son importantes para nosotros y que hicieron parte de la juventud de muchos. Veníamos discutiendo el tema de Niche hace varios años y pensamos que están perfectos para lo que imaginamos este año. El año pasado ese lugar lo tuvo Bomba Estéreo, que no ha dejado de crecer en términos de influencia mundial, por lo que necesitábamos un proyecto con esa relevancia. Fue una grata sorpresa ver cómo la gente lo aceptó. Creo que va a ser un momento muy particular, muy emocionante, y estoy seguro de que mucha gente va a gozarlo. Va a haber corazones palpitantes cuando se tomen el escenario.
Ustedes comienzan a armar el cartel 18 meses antes de la fecha del evento. En ese tiempo, ¿qué retos, satisfacciones y momentos vivieron para 2019?
Creo que en términos de festivales no hay reto más grande hoy en día que pensar en las cabezas de cartel. Desafortunadamente, parte del público mundial juzga el éxito de un festival por su primera línea, y no es fácil, porque cada vez hay menos actos que le hablen a todo el público del evento. Es ahí donde se comienza a trabajar dos años antes, pensando en posibilidades de artistas que planean el anuncio de un álbum, de una gira, y que podrían estar interesados en participar en festivales. De la segunda línea para abajo, más que un reto es emocionante. Es un privilegio y una fortuna poder pensar cada año en un cartel, vivir la música y su influencia en la gente, leer muchas opiniones y simplemente intentar abarcar la gran mayoría de géneros.
De la tercera línea para abajo hay artistas que muchos van a escuchar por primera vez. Como “booker”, ¿a quiénes recomienda?
Hay varias propuestas que valen la pena, como Cuco, un jovencito chicano muy influenciado por el hecho de ser un mexicano creciendo en Estados Unidos y que compone una música bastante particular y divertida, o John Hopkins, uno de los productores que más han crecido en la música electrónica en los últimos tres años, con un álbum fabuloso que concibió en su cuarto, pero que después tuvo la oportunidad de magnificar con orquesta incluida. También tres nombres nacionales: Mabiland, una joven de Medellín con un poder en escena increíble; Ha$loPablito, que es la contraparte bogotana, con un trap local lleno de letras cotidianas, y finalmente Nicolás y los Fumadores, que viene siendo la punta del iceberg de una nueva escena del indie rock de Colombia.
¿Habrá espacio en el futuro para ritmos urbanos, como el reguetón, teniendo en cuenta que artistas como J Balvin están en el segundo renglón del cartel de Coachella?
Hay que tener en cuenta que siempre hemos tenido música urbana con el hip hop, pero indudablemente el tema particular del reguetón en el festival siempre ha sido un punto de discusión. Creo que hay artistas que van más allá de los géneros, que rompen los paradigmas, y en ese sentido no estamos cerrados a nada. Hay artistas de reguetón y de trap latino que han dejado ese sobrenombre y se han vuelto artistas de pop, y como tales cualquier propuesta tiene una posibilidad de tocar en el FEP, siempre y cuando sea relevante en el momento. Creo que en el Estéreo Picnic cualquier cosa puede pasar.