'Regresaré al Pacífico': Yuri Buenaventura
Su mamá eligió llamarlo Yuri en honor al primer hombre que salió al espacio. El cantante, radicado en París, regresará a Colombia para ponerse al frente del XXVIII Festival Folclórico del Pacífico.
El Espectador
¿Qué tiene de Yuri Gagarin?
Lo extraterrestre.
¿Por qué llevar el nombre de su tierra aferrado al propio?
Si estigmatizan a mi tierra, que me estigmaticen a mi también.
¿A qué le sabe Buenaventura?
A borojó, coco, mangle y pescao.
¿Regresará a vivir en este puerto del Pacífico?
Mientras existan las hamacas y las ballenas yubarta, sí.
¿Cómo terminó siendo director del Festival Folclórico del Pacífico?
Un vigilante sentado con un bolillo frente a un cajero electrónico me preguntó: ‘¿Por qué las cosas del Pacífico se hacen en Cali?’. Yo le respondí: ‘Porque nosotros no las hacemos’. Desde ese instante estoy haciéndolo con el aval de José Félix Ocoró, alcalde de Buenaventura.
¿A qué se enfrenta al decidir estar al frente de un festival que con 28 ediciones ha sido poco visibilizado?
A la ausencia del Estado en el Pacífico.
¿Cuáles son sus recomendados del festival para este año?
Todo el festival: gastronomía, teatro, las películas africanas del ciclo de cine, la carpa de los poetas, la marimba, la pintura, las ballenas, la tradición oral, los artes y oficios tradicionales. No se lo pueden perder.
¿Y usted qué tiene de africano?
La etnia.
¿Cuál es la clave para impregnar de sabor a una salsa cantada en francés?
El sabor del Pacífico colombiano.
¿Qué tan salseros resultaron los franceses?
¡Uff!, total.
¿Cuál ha sido el secreto para ‘ponerlos en ritmo’?
Dejar de pensar que ellos no saben bailar. Todos los seres humanos tienen ritmo.
¿Qué tan sensible es?
Tanto como la selva.
¿Qué lo conmueve?
Los niños sin escuelas y sin espacios para la cultura.
¿Y dónde dejó la economía?
No la dejé. Hacer un festival sin recursos es todo un malabarismo económico.
¿El instrumento más bello del Pacífico?
El tambor y su amante, la marimba.
¿Como recuerda a la Buenaventura donde creció?
Palafitos (casas sobre el mar), canoas, pescadores artesanales, sol, océano, viento libre, ballenas... el paraíso.
¿Qué tanto ha cambiado?
A ese escenario, agréguele la guerra.
¿La lucha por la cultura es una lucha en contracorriente?
Todos vamos en la misma corriente, en un río turbulento con troncos y adversidad.
Su plato preferido del Pacífico.
Sudado de piangua con patacón.
¿Un libro para comprender al Pacífico?
Litoral recóndito, del escritor Sofonías Yacup.
Y una película...
Avatar, por el saqueo de los recursos, el irrespeto a las comunidades indígenas y los grupos armados pagados para desplazar la gente.
¿Cómo define el folclor?
Es la salud espiritual y mental de los pueblos.
¿Qué lugar de Buenaventura siente propio?
La mirada, la sonrisa y la piel de su gente.
¿Cuál es la mayor deuda histórica que tiene el país con el Pacífico?
El amor.
¿En qué momento decidió entregarse a los brazos de la música?
Cuando me lancé al río Seine en París para suicidarme y no me ahogué. La música me sacó de ese río.
¿Qué tiene de Yuri Gagarin?
Lo extraterrestre.
¿Por qué llevar el nombre de su tierra aferrado al propio?
Si estigmatizan a mi tierra, que me estigmaticen a mi también.
¿A qué le sabe Buenaventura?
A borojó, coco, mangle y pescao.
¿Regresará a vivir en este puerto del Pacífico?
Mientras existan las hamacas y las ballenas yubarta, sí.
¿Cómo terminó siendo director del Festival Folclórico del Pacífico?
Un vigilante sentado con un bolillo frente a un cajero electrónico me preguntó: ‘¿Por qué las cosas del Pacífico se hacen en Cali?’. Yo le respondí: ‘Porque nosotros no las hacemos’. Desde ese instante estoy haciéndolo con el aval de José Félix Ocoró, alcalde de Buenaventura.
¿A qué se enfrenta al decidir estar al frente de un festival que con 28 ediciones ha sido poco visibilizado?
A la ausencia del Estado en el Pacífico.
¿Cuáles son sus recomendados del festival para este año?
Todo el festival: gastronomía, teatro, las películas africanas del ciclo de cine, la carpa de los poetas, la marimba, la pintura, las ballenas, la tradición oral, los artes y oficios tradicionales. No se lo pueden perder.
¿Y usted qué tiene de africano?
La etnia.
¿Cuál es la clave para impregnar de sabor a una salsa cantada en francés?
El sabor del Pacífico colombiano.
¿Qué tan salseros resultaron los franceses?
¡Uff!, total.
¿Cuál ha sido el secreto para ‘ponerlos en ritmo’?
Dejar de pensar que ellos no saben bailar. Todos los seres humanos tienen ritmo.
¿Qué tan sensible es?
Tanto como la selva.
¿Qué lo conmueve?
Los niños sin escuelas y sin espacios para la cultura.
¿Y dónde dejó la economía?
No la dejé. Hacer un festival sin recursos es todo un malabarismo económico.
¿El instrumento más bello del Pacífico?
El tambor y su amante, la marimba.
¿Como recuerda a la Buenaventura donde creció?
Palafitos (casas sobre el mar), canoas, pescadores artesanales, sol, océano, viento libre, ballenas... el paraíso.
¿Qué tanto ha cambiado?
A ese escenario, agréguele la guerra.
¿La lucha por la cultura es una lucha en contracorriente?
Todos vamos en la misma corriente, en un río turbulento con troncos y adversidad.
Su plato preferido del Pacífico.
Sudado de piangua con patacón.
¿Un libro para comprender al Pacífico?
Litoral recóndito, del escritor Sofonías Yacup.
Y una película...
Avatar, por el saqueo de los recursos, el irrespeto a las comunidades indígenas y los grupos armados pagados para desplazar la gente.
¿Cómo define el folclor?
Es la salud espiritual y mental de los pueblos.
¿Qué lugar de Buenaventura siente propio?
La mirada, la sonrisa y la piel de su gente.
¿Cuál es la mayor deuda histórica que tiene el país con el Pacífico?
El amor.
¿En qué momento decidió entregarse a los brazos de la música?
Cuando me lancé al río Seine en París para suicidarme y no me ahogué. La música me sacó de ese río.