Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta política.

“Soplan buenos vientos para el oficio”: Marco Pinto

El bogotano dice que la ilustración colombiana es de buen nivel y que la apuesta académica de instituciones como la Escuela Nacional de Caricatura ha contribuido a esto. Ilustrar el “Kamasutra”, uno de sus proyectos.

Jorge Consuegra

20 de agosto de 2015 - 09:59 p. m.
Marco Pinto, ilustrador independiente y profesor de la Escuela Nacional de Caricatura. / Andrés Torres
PUBLICIDAD

¿Sus primeros trazos fueron en un cuaderno o en una pared?

Hacer memoria es ya algo complicado, mucho se ha perdido por el camino, pero como todos las últimas páginas de mis cuadernos del colegio, además del cuaderno de la clase de manualidades que terminé regalando a mi profesora como todo en esas épocas, contenía mis primeros trazos. Rayé algunas paredes, mi madre dará fe de ello, pero lo que recuerdo bien es marcar mi territorio con muchas “k” en puertas y armarios en homenaje al héroe de mi infancia, Kalimán, con plumilla y tinta.

¿Qué dibujaba en aquel entonces?

Copiaba mucho los personajes de historietas que leía en las cuenterías del barrio, que por lo general eran las remontas o zapaterías. También las láminas de los álbumes de monas que intercambiaba o salían volando en el tumbilis del recreo. Las versiones en cómic de las series de TV, como El hombre nuclear, y las tarjetas me encantaban, sobre todo las navideñas y las pocas que me llegaban el día de mi cumpleaños.

¿Leía libros y trataba de dibujar los personajes de allí?

Los libros sin dibujos poco me llamaban la atención, copié también muchas de las escenas ilustradas. Recuerdo las novelas Los tres mosqueteros o El conde de Montecristo, que encontraba en los supermercados, y las adaptaciones de los clásicos de la literatura de la editorial Ariel. Me ayudaron en las clases de español, como el único tomo del Mágico mundo de los niños de Salvat y la edición de dos tomos de Las mil y una noches de mi padre, con bellas ilustraciones y que aún conservo.

¿En el colegio les hacía los trabajos de dibujo a sus compañeros?

No que me acuerde, pero sí era el elegido a la hora de elaborar la cartelera para la clase o la pancarta para el desfile del colegio y en Navidad me golpeaban a la puerta para pintar la calle con el acostumbrado motivo navideño y el feliz año nuevo con buena letra.

¿A qué maestros del dibujo o la caricatura copiaba?

Copié mucho a los dibujantes de la revista francesa Metal Hurlant (Moebius, Milo Manara, Caza), publicación creada por el colectivo Humanoides Asociados en los años ochenta y editada en Estados Unidos con el nombre Heavy Metal. Muy importantes para el desarrollo de mi dibujo fueron también los grandes artistas que veía en las enciclopedias de la casa, como Da Vinci, Miguel Ángel, Ingres, Durero y tantos más que todavía tengo como maestros de dibujo.

Read more!
No ad for you

Cuando empezó en serio a dibujar, ¿qué tipo de ilustraciones hacía?

Mi dificultad siempre fue la elaboración de los significados, por lo que opté por la imagen única que lo dijera todo. Ya lo saben, una imagen vale más que mil palabras. Mis interpretaciones no deseaba hacerlas literales y opté inspirado en el surrealismo por uno de los mejores discursos que para mí ha sido y será siempre el más claro: el humor. No el que hace reír, sino el que hace reflexionar, el absurdo, el humor sin palabras, el humor gráfico que desarrollamos varios en dos de los grupos más representativos de esa primera época: el Taller del Humor y el Cartel del Humor, un estilo que aún elaboro y que siempre ha encontrado su lugar muy especial en mi trabajo de ilustración.

¿Cuáles han sido los maestros colombianos que siempre ha admirado?

Mis contemporáneos Juan Carlos Nicholls, Víctor Sánchez (Unomás), Diego Herrera (Yayo), Jairo Linares y el ilustrador Édgar Rodez. Entre los jóvenes, Turcios, Bacteria, Betto y Tierraboca, y entre todos el maestro de maestros Arles Herrera (Calarcá) y Jairo Barragán (Nadie), a quienes admiraré siempre.

Read more!
No ad for you

¿Qué potencial le ve a la ilustración en Colombia?

La ilustración colombiana es de muy buen nivel, soplan buenos vientos para el oficio, pero luego de ser testigo de su desarrollo, el problema será siempre la demanda, su consumo, porque la oferta es bien diversa y de calidad. He visto el ascenso de la ilustración en el medio académico. Muchos inicialmente sin darnos cuenta nos convertimos a la ilustración viniendo de diferentes profesiones, en gran parte artistas plásticos y diseñadores, nuestra formación más bien fue en técnica. Ahora vemos varias universidades e instituciones, como la Escuela Nacional de Caricatura o Casa Tinta, que forman ilustradores.

¿Qué tipo de ilustración le gustaría trabajar?

Ahora ando en la búsqueda del realismo en mi dibujo. También quiero retomar otros medios además del dibujo para implementarlos en mi gráfica, como la pintura, el grabado, la fotografía y de ahí incursionar en forma en el digital. Tengo en el tintero varios proyectos por ilustrar, una versión del Kamasutra, un libro a lápiz e infinidad de cuentos, versos y pensamientos de amigos.

No ad for you

Por Jorge Consuegra

Temas recomendados:

Ver todas las noticias
Read more!
Read more!
Este portal es propiedad de Comunican S.A. y utiliza cookies. Si continúas navegando, consideramos que aceptas su uso, de acuerdo con esta  política.