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En las olimpiadas de rock, Scorpions se quedó con la medalla de oro. A mediados de los 80 se realizó una de las más memorables jornadas del Festival de Rock en Río, con invitados de primera línea. En ese entonces, los asistentes al encuentro tuvieron la difícil misión de escoger el podio, las tres bandas de mejor desempeño sobre el escenario, y después del conteo, de muchas especulaciones y de aplausos para unos y rechiflas para otros, resultó que Kiss era el propietario de la medalla de bronce, AC/DC podría lucir con decoro su galardón plateado y Scorpions se quedaría con la máxima distinción. Agrupaciones como Van Halen, Queen y Iron Maiden, entre muchas otras, quedaron en el camino con la única opción de rendirle tributo a la número uno.
Después de esta impactante exposición mediática, el grupo alemán, fundado por guitarrista Rudolf Schenker y comandado en la actualidad por el vocalista Klaus Meine, tuvo otra destacada figuración al convertirse en uno de los pioneros del rock en llevar una música considerada occidental por varias de las ciudades de la llamada Unión Soviética. Muchos enemigos confesos motivó esta decisión, pero los integrantes de Scorpions, acostumbrados desde sus inicios a la polémica, continuaron con su gestión y tanto fue su compromiso con la realidad social del mundo, que compusieron la canción ‘Wind of change’. A la postre este tema se convirtió en el símbolo de la caída del Muro de Berlín y de la desaparición de los regímenes comunistas en Europa.
La apuesta inicial de Rudolf Schenker y Wolfgang Dziony fue por el heavy metal. Sin embargo, la fama mundial el grupo se la debe a sus baladas, porque con canciones de alta sensibilidad social lograron opacar aquellas carátulas censuradas de comienzos de los 70 con mujeres desnudas, y también borraron de tajo temas que sus seguidores identificaban como poesías urbanas de altos contenidos bélicos.
Scorpions no se ha caracterizado por la estabilidad de sus integrantes, varios músicos han ido y vuelto de acuerdo con la propuesta sonora de la banda, aunque sus seguidores afirman que lo que ha perdurado es la influencia de Jimi Hendrix.
Ya alejados del blues de Eric Clapton, el vocalista Klaus Meine, los guitarristas Matthias Jabs y Rudolf Schenker, el bajista Pawel Maciwonda y el baterista James Kottak decidieron, después de 45 años de actividad, abandonar los escenarios musicales. Pero no se bajan del espectro rockero por la puerta de atrás, sino que lo hacen en grande al despedirse de su fanaticada con una gira mundial llamada Get your sting and blackout. No habrá Scorpions para rato y después de un par de horas en Colombia sólo quedará el recuerdo de una banda que, entre las mejores, se ganó la medalla de oro.