Para Taylor Hawkins la batería siempre fue suficiente, aunque no lo fue todo. A pesar de dedicarse a marcar el ritmo en bandas de rock como Foo Fighters y otros proyectos de corte personal, su formación fue clásica, académica y desde muy niño se inclinó por el aprendizaje convencional del instrumento. Pero a pesar de su devoción por las baquetas, no siempre se quedó detrás de la batería porque también se destacó en la interpretación del piano y la guitarra, elementos con los que redondeó su conocimiento del arte sonoro.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
(Le puede interesar: Taylor Hawkins y lo que se sabe sobre las causas de la muerte del baterista)
Hawkins nació en Forth Worth, Texas, el 17 de febrero de 1972, lo que indica que acababa de cumplir 50 años. Creció en Laguna Beach, California, donde comenzó a desarrollar su pasión por la batería, instrumento que muchas veces le sirvió para resguardarse de las malas compañías y que lo impulsó a seguirles los pasos a quienes se encargan con sus baquetas de otorgarle buena parte del poder al rock.
Roger Taylor, baterista de Queen; y Stewart Copeland, de la banda británica The Police, siempre fueron sus máximos referentes a la hora de marcar el camino interpretativo. De Roger Taylor aprendió que el rock podía ser una sinfonía, mientras que de Copeland supo que jamás había que quedarse con lo establecido y que siempre se podía ir más allá buscando la innovación.
(Contexto: Foo Fighters, en la cima del rock n’ roll)
Taylor Hawkins dedicó varias de sus tardes a golpear su instrumento y desfiló por numerosas agrupaciones que buscaban afanosamente a un baterista que los respaldara durante una presentación. Su historia oficial como “músico de sesión” comienza con la banda local Sylvia, con la que no solamente acumuló millas como baterista, sino que tuvo la oportunidad de componer y de realizar arreglos.
El reconocimiento de Hawkins como baterista pronto se expandió por la región y colaboró en proyectos sonoros como el de la cantante y actriz canadiense Alanis Morissette, con quien, incluso, realizó algunas giras internacionales y su nombre quedó eternizado en la consolidación del trabajo discográfico “Jagged Little Pill”.
(Le recomendamos: Los sonidos nacionales del Picnic)
La historia de Taylor Hawkins con Foo Fighters comienza en 1996 cuando el exintegrante de la banda Nirvana Dave Grohl se centra en reemplazar al hasta entonces baterista del grupo, William Goldsmith, y deposita su confianza en un recién conocido músico, aunque bien referenciado por Alanis Morissette.
Desde entonces Hawkins fue la base rítmica de la banda, aunque también exploró otros horizontes al conformar su propia agrupación, The Coattail Riders, con la que logró grabar producciones como la homónima “The Coattail Riders” y “Red Light Fever”.
Con la experiencia con Foo Fighters, las destrezas adquiridas liderando The Coattail Riders y el hecho de realizar intensas jornadas de sesión con diversas bandas, Hawkins fue considerado en 2005 el Mejor Baterista del Rock, según una publicación especializada en el instrumento.
Taylor Hawkins murió el viernes 25 de marzo de 2022 en Bogotá, horas antes de su presentación con Foo Fighters en el Estéreo Picnic 2022.