Dos agujas de tejer y lana de oveja virgen se van entrelazando punto por punto, hasta confeccionar una prenda, esa que durante años ha sido la más popular y tradicional en Boyacá y que ha trascendió fronteras: la ruana. La misma que Jorge Eliécer Gaitán en 1936, como alcalde de Bogotá, prohibió a los empleados oficiales usar.
La ruana en Boyacá, pese a los años y las nuevas tendencias, sigue siendo la prenda predilecta de los boyacenses, y no sólo de ellos. En los últimos años se ha convertido en un accesorio contemporáneo que ha conquistado las grandes pasarelas y las compañías más importantes de la industria textil en el mundo. Ese es el caso de Dolce & Gabbana, que ha venido introduciendo en sus colecciones ruanas con diversas combinaciones de colores, estampados y diseños.
En el campo del diseño independiente colombiano, desde Iza (Boyacá), en una pequeña casa colonial se encuentra el taller artesanal Tejidos Rebancá, donde se crean y diseñan prendas únicas, que renuevan pero a la vez conservan los tejidos tradicionales de la región, de su prenda más popular, la ruana.
El tejido es un arte que pasa de generación en generación en esa zona de Colombia y, que pese a los años, las nuevas tecnologías e industrias textiles se resiste a desaparecer. Es por eso que Silvino Patiño y Francisco Gómez son los impulsores y creadores de Tejidos Rebancá, que reúne el talento de los tejedores de la zona, quienes confeccionan y trabajan la lana de oveja virgen en su estilo tradicional.
“Nuestro objetivo es potenciar el territorio donde estamos ubicados, que es en los alrededores del lago de Tota. Entonces agrupamos a 25 artesanos y sus familias para la creación del taller. Somos un colectivo. Vinculamos a tejedores, hilanderos y mujeres que se dedican al tejido en dos agujas en la creación de nuestras colecciones”, dijo Francisco Gómez, artista plástico y uno de los fundadores de la empresa.
Es así como intentan rescatar la labor del artesano boyacense ante la gran industria textilera que durante años se ha venido posicionando en el mercado con la producción de ruanas y sacos de lana sintética a muy bajos costos. Todo comenzó con una idea que ahora es toda una maquinaria de creación, innovación y mezcla entre lo típico y las nuevas tendencias en moda.
Los diseños de las ruanas están inspirados en el territorio boyacense, sus colores, montañas, animales y paisaje, por eso, en su honor el nombre del taller se deriva de la planta Brassica rapa, que adorna los paisajes boyacenses y que suele crecer en medio de los cultivos de papa.
Uno de los materiales que marcan la diferencia en los diseños y la creación de las ruanas y otras prendas con cortes contemporáneos, como chalecos, kimonos y abrigos, son las plantas que crecen en territorio boyacense y se usan para dar color a la lana, el cuero y la piel de conejo, insumos de Tejidos Rebancá.
Siguiendo con la línea de conservación ambiental, los artesanos de este proyecto usan las plantas de la región para tinturar la lana, ya que tiene un menor impacto ambiental.
“La planta se identifica en el territorio, se recolecta y almacena en agua durante unas horas, y luego se hace un proceso de cocción. Después se hace la adecuación de la lana. Eso se llama mordentado y realiza el procedimiento de tintura de la lana con la planta que se almacenó. El trabajo con tintura de plantas es grupal y de ahí que tengamos precisión en los colores naturales”, dijo Gómez.
Suelen usar plantas como la Indigofera suffruticosa, la acacia y la ruda, entre otras, que le dan un matiz único a cada prenda. Eso y sus diseños inspirados en los paisajes de Boyacá hacen que las confecciones tengan un toque irrepetible, además de los bordados y apliques de flores o formas geométricas que van recreando los paisajes de esa región.
Esa técnica se une con los diseños, esos que salen a la marcha y que no son premeditados, ni siguen patrones estrictos. Simplemente plantean una línea de creación, es decir, establecen un tema y a partir de él van saliendo las piezas de la colección.
“Formulamos una línea de creación dependiendo un poco de la colección. Entonces, a partir de esas líneas se generan los textiles y sólo a partir del textil vamos generando cada pieza”, manifestó Francisco Gómez.
La primera colección fue improvisada y cada prenda era un universo particular, pero las agruparon porque quisieron incursionar en el mundo de las colecciones, como los diseñadores en las pasarelas más relevantes.
Esos diseños que salieron de mundos diferentes fueron la primera colección, denominada Encuentros, con la que comenzaron a incursionar y a marcar tendencia con independencia, innovación y creatividad, unidos a su vez a la tradición.
En sí, su esencia, según Francisco Gómez, parte de que “somos como un taller de creación de moda artesanal. Entonces todas las piezas son elaboradas a mano y buscamos que todas las piezas den cuenta del territorio y la naturaleza, y es ahí donde entran a participar los artesanos”.
Luego salió Alta Montaña 2017-2018, en la que predomina la ruana, pero junto a ella los chalecos y gabanes, todos hechos en lana virgen, cuero y otros materiales. Entre ellos se encuentra una ruana cuya parte de atrás es larga, estilo cola de pato, y tiene impresas formas geométricas en un tono azul claro, que simbolizan las grandes reservas de agua que hay en los paramos de la región. Para tejer y crearla tuvieron como inspiración las montañas de Boyacá, sus páramos y cuerpos de agua, por eso los tonos que predominan son marrones, amarillo, beige, blanco, negro y azul.
El desarrollo de la colección tardó un mes de hilado de la lana, cinco más entre la recolección de la planta y la tintura del material y tan sólo una semana de tejido.
Y con la última colección, llamada Idioma de la selva, quieren resaltar la diversidad del territorio, sobre todo en matices vivos, como amarillo, rojo, verde y azul, entre otros.
“La ruana tendrá un lugar muy importante en esos elementos que posee la comunidad boyacense para definirse a sí misma y conservar su identidad, entonces siempre será nuestra prenda estrella, porque, además de ser una prenda tradicional, también es muy contemporánea por la misma sencillez que tiene, la practicidad y la elegancia que manifiesta, por esa misma simplicidad”.
Para abrirse espacio y que el trabajo de los artesanos sea conocido por más colombianos y extranjeros, han participado en Expoartesanías, en Bogotá; Tejiendo Moda, en Villa de Leyva, y Expoartesano La Memoria, en Medellín, escenario en el que lanzan Idioma de la selva, en un evento que se extiende hasta el 8 de julio en la Plaza Mayor de la capital antioqueña.