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Si algo ha caracterizado a la familia Mallarino es la cercanía con las letras. En unos, a manera de textos dramatúrgicos como fue el caso de don Víctor Mallarino, en otros, como el escritor Gonzalo Mallarino Flórez, en la poesía y la narrativa, y en Gonzalo Mallarino Botero, hermano del primero y padre del segundo, a manera de historias, frases y conceptos de impacto que lo hicieron un importante publicista y un sobresaliente periodista y escritor.
Columnista de El Espectador, Gonzalo Mallarino Botero (1927-2010) habló por última vez en público hace algunos meses cuando se presentó el libro de Gerald Martin sobre la vida de su entrañable amigo Gabriel García Márquez, y una vez más logró condensar en una frase todo el encanto y la mística que encierra la vida del Nobel: “Yo podría pasarme 20 años hablando de Gabo y contando mentiras que son verdades. Porque la vida de gente como Gabo es una mentira fantástica y maravillosa”.
Además de traducir a T.S. Eliot, Pound y Joyce, dentro de sus obras figuran: Maffla: historias de caleños y bogotanos, Omar Rayo, romance en la narcoguerra y El Gimnasio Moderno en la vida colombiana. Mallarino también colaboraba con la emisora dirigida por su gran amigo Álvaro Castaño Castillo. En la HJCK hacía comentarios sobre literatura y diversos temas de la cultura en la Revista Dominical; uno de sus poetas preferidos era el español Antonio Machado.
Bisnieto del presidente Manuel María Mallarino, Gonzalo formó parte de un grupo de intelectuales bogotanos que se formaron en el Gimnasio Moderno; sin embargo, su trato con Gabriel García Márquez lo acercó a los artistas y escritores del grupo de Barranquilla, lo que le hizo forjar amistad también con el artista Alejandro Obregón.
Su hijo, Gonzalo Mallarino Flórez, lo recuerda de una manera profunda y conmovedora: “Mi papá no fue un gran hombre de negocios como algunos de sus pares, ni tampoco un gran pintor. Tampoco fue un gran hombre de letras como sus amigos y tampoco un gran hombre de los medios. Pero lo que sí hizo mejor que todos fue ser amigo. Nunca se dejó manosear, ni traicionó la lealtad de sus amigos. Estoy seguro de que el gran recuerdo que deja en ellos (Gabo, Caicedo, Castaño) es el de su amistad”, afirma Mallarino, quien luego hace mención a esa gran amistad entre su padre y Gabriel García Márquez, a quien esperaba en la estación del tranvía de la Avenida Chile para llevarlo a casa de su madre, Pepa Botero. Tras la muerte de su hermano Víctor, Gonzalo hereda la amistad con el escritor Álvaro Mutis, a quien presenta con García Márquez, dando lugar a otra de las amistades míticas entre escritores. Mallarino Botero descansó en paz el pasado 31 de marzo dejando, además de sus escritos, el recuerdo de su lealtad y su sentido profundo de la amistad.