Así como cantó: “Usted es un mal hombre, sin nombre, señor./ Usted es un canalla que abandona sin razón,/ es el fiel prototipo del cinismo y del rencor./ Usted es una copa que guarda veneno en vez de licor./ Usted es un mal hombre, sin nombre, señor“, con esa misma sinceridad Helenita Vargas afrontó sus relaciones sentimentales y sus vínculos de amistad.
Con sus parejas fue condescendiente y cómplice hasta que comprobaba alguna deslealtad. En ese momento se declaraba enemiga acérrima y empezaban a surgir de su boca los más impuros adjetivos.
Sin embargo, con sus amigos la situación era a otro precio y por eso el presidente Alfonso López Michelsen siempre la tuvo dentro de su más cercano círculo y así como logró catapultar el vallenato en tierras lejanas al Caribe y al Valle de Upar, también hizo su aporte para que las canciones que cantaba Helenita Vargas (algunas cercanas a la música del interior colombiano, otras relacionadas con las rancheras y otras pertenecientes a lo que ella misma denominaba estilo del arrabal) se escucharan en los más altos estamentos de la sociedad.
Para los estratos populares la artista ya era un ídolo que contaba con el respaldo de Agustín Lara y José Alfredo Jiménez, pero gracias al espaldarazo de personajes como López Michelsen, el público de las clases pudientes se dio la oportunidad de escucharla y de entender que el despecho no sabe de economía.
Dedicatoria de Alfonso López
En alguna ocasión, hace ya muchos años, me encontré en el aeropuerto El Dorado con Helenita Vargas. Era muy de mañana y viajábamos en distintas direcciones, cuando los altoparlantes anunciaron que los vuelos quedaban aplazados mientras se disipaba la bruma. La invité, entonces, a tomar un segundo desayuno, y fue así como nos acomodamos en una mesa del comedor.
Apenas habían transcurrido unos minutos, cuando los admiradores de Helenita estaban haciendo cola para pedirle autógrafos. Hombres y mujeres, personas maduras y adolescentes, reclamaban unas palabras de ‘La Ronca de Oro’. ¡No podía ser de otro modo! Siete lustros escuchándola en todas las emisoras de Colombia, en los teatros, en los festivales, la han hecho uno de los personajes de nuestro Siglo XX. Así los encuestadores se orienten de preferencia hacia los políticos y los futbolistas. Helenita tiene canciones para satisfacer a todos los gustos: sentimentales, despechadas, heroicas, militaristas y antimilitaristas, ningún sentimiento humano está ausente de su repertorio.
Testimonio incontrovertible de esta popularidad es el volumen de ventas que alcanza su producción y que ha quedado consagrado múltiples veces en el Disco de Oro con que las casas disqueras premian a quien demuestra por las ventas contar con la mayor demanda. Lo extraordinario en esta difícil competencia consiste, como en tantas otras, en conservar la actualidad a través de los años sin correr la suerte de los atletas, de los toreros y de los propios políticos, que pasamos de moda.
Tales eran las reflexiones que me hacía, cuando un grupo de jóvenes universitarios se disputaban el honor de llegar hasta la mesa en donde firmaba la artista. Grande fue mi sorpresa y mi satisfacción cuando escuché a la distancia a uno de ellos que le preguntaba a su vecino: “¿Y quién es ese tipo de anteojos que la tiene monopolizada en esa mesa?”.
Me llené de orgullo de pensar que alguien, negado para la música, podía monopolizar a semejante monstruo de los escenarios nacionales y continentales. Apenas soy su admirador y espero seguir siéndolo por muchos años.
Santafé de Bogotá, D.C. 26 de abril de 1999
Otros amigos de la cantante
La música y la política siempre caminaron de la mano con Helenita Vargas. Mientras sus más grandes amigos debatían sobre la actualidad del mundo, la artista participaba y con humor les hacía aflorar una sonrisa. “Usted ya está muy viejito para ser mi novio”, le repetía La Ronca de Oro a uno de sus más cercanos amigos, el exfiscal Alfonso Gómez Méndez. Dentro de este exclusivo círculo también se encuentra el excanciller Guillermo Fernández de Soto y el maestro Jaime R. Echavarría, quien también ejerció como gobernador de Antioquia.
Una amiga de quilates
Helenita Vargas (1934-2011), muy cercana al gusto popular, siempre se rodeó de personajes de la política, como Alfonso López Michelsen.
Redacción Gente
12 de febrero de 2011 - 09:00 p. m.
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