A El Kanka poco le gustan las formalidades. Va por la vida en sudadera y con guitarra en mano. Se ríe de todo. Del reggaetón, de sus fracasos en el amor, de los estereotipos de belleza. También se conmueve fácil, sobre todo con las letras. Esa es la razón por la que componer es su obsesión. Siempre aclara que, si bien la música le importa, encontrar la palabra exacta para una canción bien puede alegrarle el día.
Este cantautor español tiene 12 años de carrera. Dice que “empezó tardecito”, pero ha logrado saldar su deuda con el tiempo. Hoy tiene cuatro discos y ha hecho decenas de colaboraciones con grandes artistas, como Jorge Drexler, Rozalén, Pala, Monsiur Periné, Camilo, Manuel Medrano, entre otros.
De las composiciones de Juan Gómez, su nombre de pila, se puede esperar cualquier cosa. No le teme a convertir los disparates que se le ocurren en composiciones. Por eso le canta al amor, a las dietas, a la alegría de un buen polvo, a su amada tierra Andalucía, a la molestia de que se metan en su vida o al temor que siempre se apodera de nuestros cuerpos cuando decidimos saltar abismos. El Kanka puede ser el amigo que anima o acompaña en la lista de música. Poco le canta al dolor. Prefiere asimilar que la tristeza hace parte de lo que somos y que más temprano que tarde desaparecerá.
Hoy este artista de 36 años está en Colombia por segunda vez. Vino a promocionar su disco el Arte de Saltar. Ya visitó Medellín, Bucaramanga y Tunja. Sólo le falta Bogotá, su casa, el primer lugar de Latinoamérica donde pisó un escenario. Hoy se presenta en el Teatro ABC, pero antes quiso contarnos sobre su carrera, sus obsesiones y sus influencias.
¿Por qué saltar es un arte y por qué hay que saltar? ¿Qué pasa cuando uno tiene temblor en las piernas y le cuesta dar ese salto?
Lo que viene a decir el nombre del disco es que la vida tiene esos tipos de abismos que se te presentan, una serie de dificultades a las que te tienes que enfrentar y que es mejor, incluso con miedo, lanzarte. Es mejor eso que paralizarte y darte cuenta de que no has vivido. Si uno pretende pasar por la vida sin cruzar por un abismo, es un loco. Eso no es vivir. Eso es estar estático, sin evolución.
Es un artista que tiende al formato de guitarra y voz, de trovador tradicional, ¿por qué?
Confío en las canciones. Intento que ellas se sostengan solas, que no necesiten una gran banda para que a la gente le gusten. Creo que una buena canción se puede defender con los mínimos elementos. Que tarareando la melodía o la letra piensas: ¡qué canción más buena! Esa debería ser la intención de quienes componemos: hacer una canción que, como diría un productor que tuve, la tires al suelo y caiga de pie. Cuando intentamos hacer cosas más grandes con la banda, siento que me aporta más potencia sonora, más riqueza musical, pero la verdad es que estoy muy a gusto con la guitarra y la voz.
Cuando se escucha a El Kanka es inevitable pensar en su obsesión por la estructura de las letras. ¿Por qué es tan importante?
Me gusta que lo llamen obsesión, porque es la palabra correcta. A mí siempre me ha llamado la atención el tema de las palabras. Antes de coger una guitarra, o que me gustara la música, fui primero un aficionado a la lectura. Estudié filosofía. Me gusta mucho leer, desde los cómics hasta los libros de novela. También me he sentido atraído por la palabra de la calle. Cuando empecé a escuchar, por ejemplo, a Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat o Extremoduro entendí que siempre hay una intención poética cuando haces música.
Además, se preocupa por el mensaje. Se nota en sus letras que intenta salirse de los discursos hegemónicos. Es aliado del feminismo o le huye al amor romántico, por ejemplo. ¿Es intencional?
Le tengo pudor a que los mensajes sean muy panfletarios, pero me gusta que las canciones sean sinceras y mencionen lo que pienso. En el tema del amor, concretamente, por desgracia, se tiende a caer de forma aplastante en lugares comunes que me parecen nocivos. Esto de “no puedo vivir sin ti” es parte de ello. Por eso siempre he querido hacer otras letras diferentes.
¿Cree que las canciones pueden ayudarnos a amar de otras maneras?
Creo que sí. Si una letra de una canción que te gusta da una perspectiva distinta a la que tenías y te hace reflexionar, evidentemente, eso te hace cambiar las cosas. A mí me ha pasado. Pero mis composiciones no las hago con ese propósito. Lo que pasa es que no me trago las canciones que venden el amor romántico de esa manera. Tampoco lo vivo así. Creo que las personas que hacemos cosas creativas tenemos que intentar hacerlas a nuestra manera, tener nuestra voz.
Mencionó a Sabina y Serrat. Muchos cantantes los siguieron, como la generación de Pedro Guerra e Ismael Serrano. Después viene la suya. Es evidente que tiene un sello de trovador, ¿esa herencia le llegó a pesar en algún momento?
Imagino que de una forma inconsciente, sí. Uno al final se quiere diferenciar. Crear se trata de eso, de aportar algo que aún no está en la mesa. Si no, no tiene sentido. Solo estás copiando. Puede haber ese conflicto: están estos exponentes, están escribiendo bien, entonces voy a intentar hacerlo así de bien. No mejor ni peor. Pero sí a mí manera. No obstante, de forma consciente no he sentido esa presión. Siempre he compuesto desde la libertad.
Aunque busque ese sello, sin duda, los ritmos de su tierra, de España, y sobre todo de Andalucía, están en cada canción...
Soy andaluz y andalucista. Es una tierra que ha sido muy maltratada a niveles histórico y económico. Tiene muchos clichés. Dicen que los andaluces son vagos, por ejemplo. Pero es una tierra maravillosa. Nos parecemos mucho a los latinos. Somos más alegres, espontáneos, muy de la calle, de la poesía de la calle. He aprendido mucho de eso. Se nota en mis letras. Trato de hacer canciones que jueguen mucho con el humor. Y los que somos de Andalucía tenemos el humor como bandera.
El cantante Jorge Drexler habla del dolor al componer. ¿Le duele escribir o, por el contrario, es satisfactorio?
Para mí está más relacionado con el placer que con el dolor. Me dan ataques de risa. Suelo componer, además, muy rápido, lo cual ayuda a que sea placentero. No se me enquista una canción durante un mes. Para mí la única parte un poco dolorosa es esa, cuando no encuentras la palabra, la línea melódica. Uno siempre intenta llenar un vacío cuando está componiendo, cuando está creando. Y cuando no encuentra la manera exacta, se pone exigente consigo mismo. No porque ya hayas hecho muchas canciones significa que la siguiente que hagas la vas a escribir más fluida. Quizá no. Depende de los caminos que se elijan. Es más inestable ese proceso y por eso el dolor podría entrar por ahí: por esos boquetes que te encuentras y no sabes cómo taparlos.
A propósito de Drexler, en este nuevo CD canta Por tu olor con él ¿cómo fue trabajar con el artista uruguayo? En redes se percibe que está naciendo una nueva amistad o por lo menos una admiración mutua.
Jorge es un marciano. Me fascina la figura de él. No sólo lo admito musicalmente, es un genio. Lo tiene todo: toca bien la guitarra, es buen músico, controla las armonías, las melodías. Tiene una voz muy suya. Es muy buen cancionista. Su carrera ha sido constante y se reinventa todo el tiempo. Ya lo admiraba por su carrera honesta. Tenía en la cabeza que quería cantar con él, pero estaba esperando la canción. Un día estaba escuchando música brasileña e intenté hacer una bossa nova, pero no me ha salido. Me salió una especie de bossa nova. Y cuando la terminé pensé: "parece una canción de Drexler". Yo, sin conocerlo en persona, pero teniendo su celular porque lo robé como pirata de un grupo de Whatsapp un montón de poetas y músicos, le mandé la canción. Su respuesta fue: "¡vaya canción, la cantamos seguro!". Y planeamos y la grabamos en una casa estudio que él tiene en Madrid. Luego nos hemos cruzado unas dos o tres veces más. No somos los mejores amigos, pero hay un respeto y admiración mutua.
También estás en el nuevo disco de Pala.
Sí, ya salió el tema. Fue una alegría. Ahora estoy intentando no hacer tantas colaboraciones porque, como digo en broma, me estaba convirtiendo en el "Pitbull" de la canción de autor, lo cual está muy bien, pero me tocaba aprender 15 canciones que no eran mías, más mis giras, promos. No daba a basto. Pero me pidió Pala, que no lo conocía tampoco, pero que nos teníamos en redes y a raíz de la música, que hiciéramos una canción juntos. Y no le podía decir que no porque soy fanático. Mandó la letra y no lo dudé.
Usted tiene pocas canciones tristes. Por el contrario, siempre son un aliciente cuando la vida se complica. Sí que puedes, una de las canciones del Arte de Saltar es prueba de ello ¿o no? ¿Es la intención acompañar?
No me lo planteo. Es el resultado de lo que me pasa por la cabeza y que considero que puede convertirse en una canción. Sí que hay canciones que surgen de la tristeza, pero a mí me llama más la atención pulir ese sentimiento en un camino constructivo. No me quedo en el sentimiento de dolor, como hacen algunos de mis compañeros, que dicen "estoy jodido y voy a explicar cuán jodido estoy y los matices que tiene ese sentimiento". Y lo hacen muy bien y lo respeto. Pero eso no me sale. Siempre pienso cómo haré para aprender de eso o cómo estar cómodo en eso y aceptar la tristeza.
¿Qué artistas de este lado del charco lo invitan a saltar?
De Colombia, Pala y Monsiur Periné. De otros países me encantan Juan Luis Guerra, David Aguilar, Lalá, el trío Dos más uno, Fito Páez, Natalia Lafourcade, Calle 13, Jorge Drexler, Fernando Cabrera. Que ya no están: Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Chavela Vargas, Víctor Jara...
¿Le gusta lo que estamos escuchando en el Mainstream?
La verdad es que cada vez me gusta menos el Mainstream. Intento ser abierto con eso. Les doy sus oportunidades, pero no me interesa. Y no creo que por el sonido, sino por el contenido. No me atrapan. Pero hay canciones. C. Tangana sacó un tema que me encanta.
¿Y el reggaetón tampoco?
Y no. Juego con el humor y me meto con el reggaetón en mis canciones porque es una cosa tan fuerte y reconocible, que me gusta tirarles piedra, pero es de broma.
Usted no es un artista muy sencillo, incluso, en sus conciertos...
Creo que corresponde al proyecto musical que he armado y que tiene que ver con la cercanía, la honestidad, así que no tiene sentido que me disfrace . Solo en los conciertos me pongo un poco más elegante. Me visto con camisa y jean. Me obligan a dejar las sudaderas.