“Ya no firmamos autógrafos, nos tomamos selfis”: Will Smith

El actor estadounidense habla sobre su propuesta audiovisual “Bright”, para Netflix, en la que representa a un policía afroamericano con definidos tintes racistas.

Fabián W. Waintal
20 de enero de 2018 - 02:00 a. m.
Will Smith dice que le gustan los cambios que se han presentado en la industria del cine y que ahora las estrellas son más cercanas a sus fanáticos.  / Cortesía
Will Smith dice que le gustan los cambios que se han presentado en la industria del cine y que ahora las estrellas son más cercanas a sus fanáticos. / Cortesía
Foto: Getty Images for Netflix - Rich Fury

Fue una verdadera sorpresa cuando en el Festival de Cannes Will Smith se presentó como miembro del jurado. Y sorprendió todavía más cuando fue el único que defendió a Netflix por competir en el festival sin estrenar en una sala de cine. Pero sabiendo que ahora es también una de las nuevas estrellas de la película Bright, de Netflix, todo tiene más sentido. Y con un público mucho más familiar con su estilo de cine, en el superfestival Comic Con, en San Diego, tan cerca de sus más fieles admiradores, habló por primera vez del tema.

¿Cómo se presentaría a aquellos que no lo conocen realmente?

Will Smith, signo de libra. Me gustan las largas caminatas por la playa. Por ahí me vas a encontrar, si me buscas.

La gente supo quién era Will Smith primero con la TV y el “show” de “The Fresh Prince of Bel-Air” (“El príncipe del rap”), hasta que el público internacional lo conoció con el cine. ¿Cree que Netflix pueda abrirle la puerta a otro estilo de público o considera que es igual que una sala de cine hogareña, más moderna?

En casa tengo hijos de 16, 19 y 25 años, y la forma de ver es bastante antropológica, es una perfecta prueba ver que todavía van al cine los viernes y los sábados en la noche, y ven Netflix toda la semana. Son dos experiencias completamente diferentes. No creo que alguien pueda decir que la experiencia es idéntica. Cuando yo trabajaba en televisión con The Fresh Prince of Bel-Air, la gente que me encontraba por la calle me gritaba “Will, Will, Will”. Pero cuando estrené la película Independence Day, el lunes siguiente, por primera vez me llamaron “Señor Smith” (risas). El cine tiene algo especial que penetra en la gente en una forma muy diferente. Es un medio muy diferente a Netflix.

¿No cree que se justifique, entonces, el miedo de los estudios de cine, porque la gente puede ver todas las películas pagando diez dólares por mes con Netflix, en vez de pagar diez dólares por ver sólo una cinta en una sala de cine?

Es muy diferente. Estoy seguro de que es lo mismo que se sintió en la época de transición cuando la gente iba a ver una obra de teatro y decidió que quería ir al cine. Supongo que hay quienes sintieron lo mismo, pero es muy distinto. No es lo mismo, es sólo un medio nuevo de expresión artística.

¿Hay también mucha más libertad creativa en Netflix, al no tener que pensar en las recaudaciones, como pasa con los grandes estudios de cine?

La mayor diferencia es que el modelo de Netflix es distinto porque está basado en una suscripción que genera un perfil de riesgo también distinto. Por eso, Netflix puede invertir US$170 millones en una producción prohibida para menores. Y los estudios no pueden darse ese lujo. Para invertir tanto dinero, necesitan ampliar el perfil del público a más edades. Al tomar en cuenta los riesgos económicos, todo cambia. Y en Netflix, con sus suscripciones pueden hacer lo que consideran que sus suscriptores quieren ver. Y como artista tengo mucha más libertad para ser creativo, sin que el éxito de mi trabajo se calcule sólo con los tres días de un primer fin de semana en el cine.

En ese sentido, ¿se puede comparar a Netflix con el sistema de producción de TV o de cable, en el que las recaudaciones no son una verdadera preocupación como en el cine?

Trabajan con datos específicos y saben por adelantado lo que quieren con el director de Suicide Squad y conmigo en este punto de mi carrera. Saben lo que funciona, quién va a comprar la película antes de filmarla. Por eso la base es tan diferente que nos permite hacer lo que queremos entre el famoso grito de “acción” y “corte”.

¿Qué opina cuando escucha a un director como Christopher Nolan decir que la estrategia de cine de Netflix es “imbécil” y que él se negaría a trabajar con ellos?

Bueno, creo que el señor Nolan es un director maravilloso y no pienso decir nada que me pueda alejar de su próxima película (risas).

Durante su carrera, ¿alguna vez sintió una transición tan significativa, como el mundo del cine hoy la está sintiendo con Netflix?

Es un mundo tan nuevo… Saqué mi primer álbum de rap en 1986 y llevo más de 30 años en este negocio. Ni siquiera había CD entonces. Recién en el segundo salieron estos discos plateados. Y noto esa misma transición, en la que los fans también se involucran mucho más en el proceso y hay una gran diferencia con las estrellas de cine. Hoy ya casi no se pueden crear más estrellas de cine.

¿Lo dice en broma?

Antes existía cierta privacidad y cierta distancia del público. Sólo el 4 de julio la gente tenía ese acceso, que parecía mucho más grande de lo que es. Pero el cambio en el mundo nuevo es como una amistad con los fans y todo es mucho más cercano que en los tiempos de Madonna o Michael Jackson. Hoy parece que fuéramos mejores amigos con los comentarios en internet. Ya no firmamos autógrafos, nos tomamos selfis.

¿Se dio cuenta de que los fans de Comic Con comparan el “look” de su personaje en la película “Bright” con el de su primer rol famoso en “El príncipe del rap”?

Es el maldito bigote. Lo odio.

¿Cuánta realidad hay detrás de la fantasía de “Bright”?

Es un drama establecido en un mundo totalmente diferente, pero es nuestro mundo. Así debería sentirse al menos. La idea me pareció espectacular por el hecho de interpretar un policía afroamericano talmente racista con los orcos. Es un cambio brusco del concepto social, porque en cine no vas a ver un negro racista.

¿También muestra la dinámica violenta de la policía que existe en la realidad?

Sí, seguro. Nuestro director, David Ayer, no es para nada delicado con estos temas. Es una producción de entretenimiento, pero los tonos actuales hacen que la gente piense también, sin juzgar demasiado.

Por Fabián W. Waintal

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