“Yo soy fuego”
Yolanda Rayo lanzó el disco de rancheras ‘Complaciendo a mi padre’.
El Espectador
¿Cuándo se dio cuenta de que lo suyo era la música?
Desde niña cantaba frente al espejo.
La canción que más cantaba de niña.
...Fíjate, fíjate en tu secretaria, ay señor, qué dolor…
¿A quién le heredó la voz?
Mi mami y mi hermano cantan bien, pero no se dedicaron a ello.
La canción que le sube el ánimo.
Believe, de Cher.
Su primer trabajo.
Administrando el restaurante de un primo, luego vendí cosméticos.
Descríbase en dos palabras.
Autenticidad e imprudencia.
¿Cómo le está yendo con la actuación?
Muy bien, es un momento maravilloso de mi carrera en que encontré el equilibrio perfecto: cantar y actuar.
Su mentor en la actuación.
Carlos Muñoz.
El momento más difícil de su carrera.
Cuando estuve en el Festival de Viña del Mar en 2000 ó 2001, me sentí abandonada porque me sacaron del concurso y no tuve respaldo para seguir. Pero ellos se sintieron en deuda conmigo y el año entrante regresé como jurado.
La parte de su cuerpo que más le piropean.
La cola.
¿Y la que menos le gusta?
Lo que pasa es que yo fui una gorda de 80 kilos, entonces amo mi cuerpo como es ahora, porque lo reconstruyeron y lo he trabajado mucho.
¿Para qué sirve la fama?
No me considero famosa.
Su pelo, ¿oscuro o rubio?
En las dos formas me ha ido bien. Pero los caballeros las prefieren rubias (risas).
Un recuerdo de la orquesta Los Exclusivos de Alex.
Esa fue mi escuela.
Su mentor en la música.
Alejandro Muñoz, mi gordo.
¿Y él todavía es el motor de su vida?
No, ya no.
¿Entonces ahora cuál es el motor de su vida?
Pensar sólo en mí, en eso me volví egoísta.
¿Después de este disco qué vendrá en su carrera?
Seguiré haciendo musicales.
¿Y cuál le gustaría hacer?
Chicago.
Un aroma inolvidable.
El del chocolate.
Un pasatiempo.
Los juegos de mesa.
Un género musical.
Pop, rock y baladas.
¿Entonces por qué su disco es de rancheras?
Era una deuda que tenía con mi papá, a quien le encantan las rancheras.
¿Qué le saca la piedra?
Ser el problema y no la solución.
Una frustración.
No haber sido negra.
Además de cantar, ¿para qué es hábil?
Escribo, pero no muestro.
¿Qué se dice de usted?
Muchas cosas... que soy fea… (risas).
¿Qué le cambiaría al país?
La guerra.
Cualidades del hombre perfecto.
Que se apasione por lo que le gusta.
¿Y qué se le ha escapado de las manos?
Muchas cosas, menos mariposas... (risas).
¿Qué oculta?
Un tatuaje que tengo en el ombligo.
¿Qué le falta a la música en Colombia?
Acabar con la piratería.
¿Qué tanto fuego tiene?
Yo soy fuego.
¿Cuándo se dio cuenta de que lo suyo era la música?
Desde niña cantaba frente al espejo.
La canción que más cantaba de niña.
...Fíjate, fíjate en tu secretaria, ay señor, qué dolor…
¿A quién le heredó la voz?
Mi mami y mi hermano cantan bien, pero no se dedicaron a ello.
La canción que le sube el ánimo.
Believe, de Cher.
Su primer trabajo.
Administrando el restaurante de un primo, luego vendí cosméticos.
Descríbase en dos palabras.
Autenticidad e imprudencia.
¿Cómo le está yendo con la actuación?
Muy bien, es un momento maravilloso de mi carrera en que encontré el equilibrio perfecto: cantar y actuar.
Su mentor en la actuación.
Carlos Muñoz.
El momento más difícil de su carrera.
Cuando estuve en el Festival de Viña del Mar en 2000 ó 2001, me sentí abandonada porque me sacaron del concurso y no tuve respaldo para seguir. Pero ellos se sintieron en deuda conmigo y el año entrante regresé como jurado.
La parte de su cuerpo que más le piropean.
La cola.
¿Y la que menos le gusta?
Lo que pasa es que yo fui una gorda de 80 kilos, entonces amo mi cuerpo como es ahora, porque lo reconstruyeron y lo he trabajado mucho.
¿Para qué sirve la fama?
No me considero famosa.
Su pelo, ¿oscuro o rubio?
En las dos formas me ha ido bien. Pero los caballeros las prefieren rubias (risas).
Un recuerdo de la orquesta Los Exclusivos de Alex.
Esa fue mi escuela.
Su mentor en la música.
Alejandro Muñoz, mi gordo.
¿Y él todavía es el motor de su vida?
No, ya no.
¿Entonces ahora cuál es el motor de su vida?
Pensar sólo en mí, en eso me volví egoísta.
¿Después de este disco qué vendrá en su carrera?
Seguiré haciendo musicales.
¿Y cuál le gustaría hacer?
Chicago.
Un aroma inolvidable.
El del chocolate.
Un pasatiempo.
Los juegos de mesa.
Un género musical.
Pop, rock y baladas.
¿Entonces por qué su disco es de rancheras?
Era una deuda que tenía con mi papá, a quien le encantan las rancheras.
¿Qué le saca la piedra?
Ser el problema y no la solución.
Una frustración.
No haber sido negra.
Además de cantar, ¿para qué es hábil?
Escribo, pero no muestro.
¿Qué se dice de usted?
Muchas cosas... que soy fea… (risas).
¿Qué le cambiaría al país?
La guerra.
Cualidades del hombre perfecto.
Que se apasione por lo que le gusta.
¿Y qué se le ha escapado de las manos?
Muchas cosas, menos mariposas... (risas).
¿Qué oculta?
Un tatuaje que tengo en el ombligo.
¿Qué le falta a la música en Colombia?
Acabar con la piratería.
¿Qué tanto fuego tiene?
Yo soy fuego.