¿Recuerda cuál fue su primera aparición en público en el mundo circense?
Mi primera experiencia de circo fue en el jardín de mi casa, cuando tenía nueve años. Hice una pila debajo del balcón, con cosas que pudieran amortiguar mi caída: colchones viejos, cojines y almohadas, y convoqué a mis amigos y a mi familia para que vieran todos mi “gran salto”.
¿Cómo definiría usted el circo hoy?
La historia del circo en la actualidad empieza a escribirse hoy. Ayer, era la prehistoria del circo. En el circo, como en otros lugares, es la llegada de la escritura la que marca el nacimiento de la historia. Esta primera página escrita desde el interior es magnífica. Se efectúa en un contexto de mutación como civilización, donde todos nuestros puntos de referencia se ven cuestionados y donde desarrollamos colectivamente una empatía particular con relación al vértigo. Es la razón por la cual el circo es popular hoy en día.
¿Cómo es su proceso de creación de un espectáculo?
En mi proceso de creación, concibo dispositivos que amplifican fenómenos físicos elementales. Confronto tanto a hombres como a mujeres con estos fenómenos, e intentamos alcanzar un punto de suspensión.
¿Qué lo llevó a constituir su propia compañía en 2010?
Creé mi compañía para poder jugar en todos lados y en todo momento.
¿Cuáles son los criterios que tiene en cuenta para escoger a los artistas que trabajan con usted?
Los artistas con los que decido trabajar son, antes que todo, grandes jugadores. El gran juego es el que se despliega en todas las dimensiones de nuestra vida, como mínimo.
¿Cómo ha sido su experiencia en el Centro Coreográfico Nacional de Grenoble, descrito como “un sismógrafo del mundo”?
El interés de mi vinculación con el Centro Coreográfico Nacional de Grenoble es el de poder crecer y moverme con la institución, así como mover yo a la institución. Es la primera vez que un artista de circo dirige el Centro. Este movimiento del que hablo es el que permite desarrollar la fuerza que instituye, más que su aspecto conservador. Con Rachid Ouramdane y la totalidad de nuestro equipo, desarrollamos un proyecto que pertenece al mundo actual y nos apoyamos en las fuerzas territoriales para crear relaciones inéditas con lo que nos rodea y los que nos rodean.
Usted ha sido caracterizado como un creador de universos singulares. ¿Podría hablarnos de estos universos, de dónde nacen, y qué los caracteriza?
Intento con toda humildad revelar lo que, de nuestra condición, no deja de conmocionarme. La primero es que casi todo alrededor de nosotros nos sobrepasa. Lo segundo es que estas cosas que nos rodean no nos rodean o, más vale, que nosotros no estamos en el centro. Esto es lo que intento: desarrollar una visión del mundo que se resista al antropocentrismo. Las catástrofes ecológicas nos urgen reflexionar al respecto.
¿Qué espera despertar en el público con sus creaciones?
Espero despertar en los espectadores el mismo asombro que siento delante del mundo vivo. Lo vivo es siempre mucho más grande, y nunca podríamos abarcarlo del todo.
Varias de sus obras utilizan dispositivos mecánicos que llevan a los artistas en escena a explorar sus propios límites. ¿Cuál es su intención al jugar con este hecho?
Utilizar dispositivos que amplifiquen fenómenos permite revelar la fragilidad de los individuos que son confrontados por ellos. Lo frágil siempre conmociona más que el exceso de fuerza.
¿Qué lo inspiró a crear “Celui qui tombe”? ¿Qué quiere transmitir?
Celui qui tombe [“Lo que cae”] nace del infinito asombro que siento ante nuestra capacidad de tenernos de pie. Nace cada mañana de un encantamiento ante las cosas de la naturaleza, las interacciones vivas entre los seres, las relaciones entrañables con nuestro medio ambiente.
¿Por qué decidió hacer que todas las acciones giraran alrededor de una plataforma?
Había sentido visceralmente los fenómenos de la física al momento de entrenar y practicar las disciplinas clásicas del circo, y quise depurar al circo de sus códigos y sus formas arquetípicas para exaltar únicamente estas fuerzas. El movimiento y el estilo se vuelven cada vez más y más sobrios. Hacer simple es un proceso lento y complejo. La plataforma de madera es el fruto de este proceso en búsqueda de la simplificación.
Usted habla de su obra como “una miniatura de la humanidad”. ¿Cómo es esto?
Los hombres y las mujeres sobre esta plataforma son como usted y como yo: lo hacen lo mejor que pueden.