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Michael O’Neill tenía todo el prestigio posible como fotógrafo profesional y retratista: Portadas de grandes figuras como Jack Nicholson, Michael Jordan, Leonardo Dicaprio, Martin Scorsese, Catherine Zeta Jhones… y una lista larga de portadas en publicaciones igual de famosas como The New Yorker, Vanity Fair, Squire. Pero un día las largas jornadas de trabajo, el estrés de las sesiones en viajes por más de 40 años y la presión por esa búsqueda de la “perfección”, le pasaron cuenta de cobro. Su sistema nervioso había colapsado y terminó en manos de un cirujano que intervino los nervios de su cuello. Después de la cirugía su brazo derecho -su brazo cámara- quedó paralizado y el neurólogo le dijo que nunca lo volvería a usar.
O’Neill no se conformó con la lesión y concentró su energía en aprender a calmar el miedo y estar consigo mismo. Lo primero a lo que acudió fue a la meditación. Así quedó fascinado y conectado con el yoga. Con sus nervios restaurados, un día decidió empezar a retratar a los mismos maestros yogis que lo habían inspirado y educado, a estudiantes y practicantes y comenzó un nuevo viaje personal, un trabajo fotográfico que duró 10 años. El resultado fue el libro “On Yoga: the Architecture of Peace (Yoga: Arquitectura de la paz), publicado por la editorial Taschen.
“Si había tomado fotos de presidentes, de actores de los mayores cantantes de ópera ¿Por qué no tomar fotos de los yogis? ¿Por qué nadie estaba prestando los debidos respetos a las grandes mentes del yoga? Esto me dio un boleto para llegar a los grandes, esto abrió una puerta”, cuenta O’Neil en el documental basado en su libro y titulado con el mismo nombre, que fue lanzado a finales de 2017 en Netflix (puedes verlo aquí si tienes cuenta de Netflix).
El documental es el primero del director brasileño Heitor Dhalia, que quiso darles voz a los guardianes de la tradición milenaria del yoga, basándose en el libro de O’Neil. Las imágenes transcurren siguiendo sus pasos para fotografiar a los yogis. Y en ese camino van apareciendo los testimonios de los maestros y practicantes, las escenas de las prácticas de respiración y ásanas (posturas). Así podemos conocer un poco qué es lo que pasa por las mentes de estas personas (que pueden parecer muuuuuuyyy raras para muchos), qué los motiva a hacer de su vida el yoga y cuáles son sus interpretaciones acerca del dinero, el ego, la infelicidad.
Incluso a quienes no les ha interesado el yoga (hasta el momento, porque puede que también queden conectados como O’Neil) les puede interesar este documental porque es una experiencia fotográfica, con poderosas imágenes, que vale la pena ver en el televisor y cuando no tengan sueño. Son impresionantes los escenarios, la luz y los personajes con su tremenda capacidad flexible y de aquietar la mente loca.
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Grabado en cerca de 4 meses en 2016, “Yoga: Architecture of Peace” presenta el recorrido de O’Neil por regiones como el Himalaya, en la India, y Nueva York, en Estados Unidos. Muestra la diversidad de esta práctica y los distintos linajes como el Kundalini o Ashtanga, sin dogmas ni fundamentalismos. La intención del director brasileño fue generar una reflexión sobre la experiencia humana, “sobre las cuestiones de la ansiedad del mundo contemporáneo”, como lo explicó Dhalia al diario Folha De Sao Paulo.
Algunas frases del documental:
“Si me preguntaras sobre yoga hace 20 años, te habría contestado algo normal, ¿sabes? es algo que las personas hacen y las hace sentir mejor, es bueno para la mente, supongo. La conexión vino después de lesionarme y en lugar de vivir con esa lesión, decidí fijarme la intención de superarla y la primera cosa que hice fue recurrir a la meditación. Entonces me fasciné con el yoga. Éste trabaja intensamente en el sistema nervioso y yo necesitaba restaurar mis nervios”. Michael O’Neil.
“La calidad de tu respiración es la calidad de tu vida. tan simple como eso”.
“La mayor parte del mundo aún está buscando afuera su propia verdad. Hay muchos gurús, muchos maestros espirituales. Pero cuidado, si un profesor quiere mucho dinero, si un profesor quiere iniciarte como alumno suyo sin esperanza de convertirte tu mismo en maestro te diría: corre. Esos eran viejos tiempos. Ahora todos tenemos que ser maestros. Yogui Bhajan decía: “Nunca mueras como alumno, muere como profesor”. Tal vez no de yoga, tal vezde fotografía, tal vez de arte , de matemáticas, pero date la vuelta y di: ‘Ven, tal vez yo sepa algo que pueda ayudarte'”.
“El yoga nos enseña cómo conectarnos. “Conectarnos” siendo todo lo que somos. No solo nuestro cuerpo físico, el yoga no solo es solo un ejercicio físico”.
“Mientras estemos en nuestro cuerpo físico, en este planeta físico, siempre tendremos desafíos. Y si podemos aceptar esos desafíos y superar nuestras dificultades, entonces encontraremos la paz ahí. ¿Sabes? No es lo que enfrentamos en la vida, sino cómo lo enfrentamos”.
Aquí puedes conocer más del trabajo de O’Neill en su cuenta de Instagram.