:format(jpeg)/www.elespectador.comhttp://thumbor-prod-us-east-1.photo.aws.arc.pub/MrcvBLO6b1-9PQcKDA-ok91VV6s=/arc-anglerfish-arc2-prod-elespectador/public/3U7XBPJM5BFCLJBOIE6OBBLIUY.jpg)
En 2006 Herencia de Timbiquí ganó la Categoría Libre en el Petronio Álvarez, ¿qué representó ese hecho para el grupo?
El Petronio es la principal plataforma para los grupos de música tradicional del Pacífico. Para Herencia de Timbiquí ganarlo en ese momento fue, por un lado, la realización de un sueño que todos los músicos del Pacífico tenemos y que nos demuestra que vamos por buen camino. Y, por otro, fue una gran motivación que nos llenó de fuerzas para seguir llevando nuestra música a otros lugares del mundo.
¿De qué manera asumen ser invitados este año a una de las galas después de haber estado en la competencia en varias oportunidades?
Por supuesto que con mucha alegría de saber que Herencia se está convirtiendo en un referente para otras agrupaciones de jóvenes y que con nuestros logros pueden ver que sí es posible recorrer este camino con altura y éxito. Lo asumimos como una gran responsabilidad, porque al Petronio sólo invitan a lo mejor de la música del Pacífico, así que después de esta invitación la única opción que nos queda es seguir trabajando para ser cada día mejores.
¿Qué diferencia al público del Petronio Álvarez de los demás del mundo?
El Petronio lleva esta música en las venas. Es algo que llevan por dentro desde antes de nacer y vibran y sienten cada nota de la marimba en lo más profundo de su corazón. Son personas que, sin importar el color de su piel, están conectadas con ese ancestro africano. Es un público muy exigente, porque saben de música. En otros lugares la gente se sorprende porque tal vez nunca habían escuchado una marimba, pero el público del Petronio conoce ese punto ideal de la sonoridad donde esta música deja de ser simple corrinche para pasar al plano de la espiritualidad.
¿De qué manera establecieron que la mezcla entre elementos tradicionales y sonidos modernos se acomodaba a lo que querían expresar?
Nosotros simplemente expresamos lo que somos. Nuestra música es idéntica a nuestra manera de pensar, a nuestra forma de ver la vida, a nuestra formación y a nuestras influencias. El corazón le dice a uno cuándo está expresando lo que realmente quiere expresar. Ya en el proceso de producción entran a jugar los elementos técnicos, pero simplemente hacemos la música con la que nos sentimos identificados.
¿Qué consideran que tiene Timbiquí de especial para que allí se formen proyectos musicales tan contundentes como el suyo?
Timbiquí es un territorio donde es difícil no desarrollar la vena musical. Es una tierra que suena todo el tiempo y con un sonido propio que influye en sus habitantes desde antes de nacer. Siempre se escuchan los pájaros cantando, las olas del mar, los cantos de las abuelas, los árboles que se mueven con la brisa. Hasta las ollas donde se cocinan los platos típicos tienen su propio sonido; la chonta suena en el monte antes de que la corten para volverla marimba. Eso sumado a la tradición oral y a las fiestas patronales que reflejan una conexión ancestral cuyo vehículo al presente es la música.
¿La idea inicial del grupo es fiel a lo que escuchamos ahora?
El grupo ha tenido su propia evolución. Herencia de Timbiquí no hace música estática. A pesar de que tenemos claro que no vamos a cambiar nuestra identidad musical porque alguien nos lo pida, le hemos permitido a nuestra música moverse dentro de ese marco entre la identidad y la innovación; entre la fusión y la tradición.