Cuarteto Prism: "La Gran América"

Reseña sobre la presentación del Cuarteto Prism en la Sala de Conciertos de la Biblioteca Luis Ángel Arango. La agrupación también visitó Valledupar, Riohacha, Santa Marta y Barranquilla, como parte de la Temporada Nacional de Conciertos del Banco de la República 2019.

Pedro Sarmiento*
31 de octubre de 2019 - 12:45 p. m.
El Cuarteto Prism durante su presentación en la Sala de Conciertos de la Luis Ángel Arango, en Bogotá, el domingo 20 de octubre de 2019.   / Gabriel Rojas © Banco de la República
El Cuarteto Prism durante su presentación en la Sala de Conciertos de la Luis Ángel Arango, en Bogotá, el domingo 20 de octubre de 2019. / Gabriel Rojas © Banco de la República

Mostrar la amplitud de la cultura contemporánea norteamericana fue el propósito detrás del concierto ofrecido por el Cuarteto Prism en la Sala de Conciertos, que el pasado domingo 20 de octubre cerró en Bogotá su exitosa gira por Valledupar, Riohacha, Santa Marta y Barranquilla. (Le puede interesar: “Colombia se compone”)

El programa se estructuró alrededor de obras alusivas a la industria de la televisión y el cine (Heartbreackers y Above), a las músicas tradicionales del Misisipi (Steamboat), a sus grandes urbes (New York Counterpoint), su espiritualidad (Keen), además de las propiamente académicas (Saxophone Quartet y Night Music), mediante las cuales pudimos reconocer diferentes estilos como: rag, jazz, minimalismo, posminimalismo, espectralismo y música de cine norteamericana. En obras como Heartbreakers y New York Counterpoint se utilizaron, además, pistas pregrabadas necesarias para su interpretación. (Lea también: Sonidos para sorprenderse en la Sala de Conciertos)

Diariamente la televisión ofrece espacios de entrevistas o talk shows, que se desarrollaron durante la década de 1990, centrados principalmente en el negocio del entretenimiento y en situaciones personales o intrafamiliares dramáticas (drama shows). Con base en la modificación del audio de estos programas, el compositor Jacob TV elaboró su obra Heartbreakers que está en medio del paisaje sonoro y de la obra de concierto.

El tratamiento musical de la voz hablada (incluyendo todos sus tonos e inflexiones) ha sido un campo en el que varios compositores contemporáneos como Fabio Cifariello han trabajado para hacer crítica social y política.  No obstante, existen varias sátiras a reconocidos presidentes —que se han hecho virales por las redes sociales— que utilizan de manera diferente este mismo principio. En Heartbreakers podemos distinguir claramente dos estados emocionales, el primero eufórico y jovial, mientras que el segundo es más dramático y adolorido.

New York Counterpoint de Steve Reich, hizo un uso diferente de la pista pregrabada, pues busca poder ampliar el número de fuentes sonoras presentes en el escenario. En este caso, el Cuarteto Prism grabó de antemano una serie de siete pistas equivalentes a las partes instrumentales necesarias para completar un ‘onceto’. La riqueza acústica de la obra pudo verse en la interacción del cuarteto con la pista, como también en la grabación misma en tanto que debe hacerse anticipando todos los gestos connaturales de la interpretación. En ambas obras se requiere de un gran apoyo técnico, pues debe existir un perfecto balance que contribuya a su unicidad.

Recurriendo a los códigos de comunicación de la música de cine, Matthew Levy compuso la obra Above, que se puede describir como una balada heroica, siendo cónsona con la visión del compositor que intenta transmitirnos su idea de contemplar la tierra desde el espacio. En el cine, para este tipo de imágenes, suele utilizarse una armonía amplia sobre los modos mayor y frigio, en un tiempo lento que le otorga la gravedad necesaria; melódicamente, suele recurrirse a una melodía también amplia que se acompaña con acordes o notas pedal. Todas estas convenciones están aquí presentes, permitiéndole a la audiencia poder crear su propia narrativa imaginaria.

En cuanto  al ámbito de la música tradicional y popular, Steamboat es una obra nostálgica que evoca los paisajes sonoros de las riveras del Misisipi. De carácter explosivo y festivo, conserva el canto desgarrado del rag, el frenesí del bebop, y la alternancia de partes solistas presentes en el repertorio de las Big Bands. Aquí fue importante el cambio de la sonoridad que logró el cuarteto, mucho más grande y contrastante dinámicamente, muy fiel al de la Big Band.

Esto contrastó con el carácter solemne, espiritual e íntimo de Keen, un lamento fúnebre que inicia con una monodia o dron sobre la nota re al unísono, que poco a poco se abre hacia los registros agudo y grave de cada instrumento, articulándola así en una serie de episodios contrastantes. Subyace en esta obra la idea de unidad, pues en realidad cada unísono está escrito para crear un efecto de eco logrado por la complementariedad de cada parte individual. También fue evidente que cada ejecutante buscó un timbre que ayudara a la uniformidad sonora del conjunto, distinguiéndose solamente por la amplitud propia de su registro.

En las obras Saxophone Quartet de Georg Friedrich Haas y Night Music de Emma O’Halloran, los integrantes mostraron sus altas capacidades técnicas e interpretativas, pues ambas obras se desarrollan a través del cromatismo y la microtonalidad, haciendo uso de trémolos, multifónicos y el sonido del aire a través del tubo; en la primera a través de un exigente continuo de semicorcheas, en la segunda por medio de un motivo ascendente que imita un feedback loop con pequeñas variantes minimalistas. Este extraordinario concierto fue llamativo por haber puesto su atención en la gran variedad de estilos musicales contemporáneos, mostrando las diferentes dinámicas que nutren la cambiante cultura norteamericana.

* Compositor y musicólogo.

 

 

Por Pedro Sarmiento*

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